Liberar a López: paso trascendental para Guaidó | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Martes, 30 de Abril de 2019
Redacción internacional

AYER, a las 4:30 de la mañana de Colombia, el jefe del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, fue liberado en su casa por efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Luego se encontró con el presidente interino, Juan Guaidó, en la base militar La Carlota, recibiendo el respaldo de algunos miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Con la libertad de López, empieza la “Operación Libertad” con “protestas sin retorno” en todo el país convocadas por el Presidente Interino.

Lo claro, por ahora, es que Juan Guaidó está logrando la medida más importante a nivel local desde que asumió la presidencia interina el 23 de febrero: la liberación de López, quien estaba en arresto domiciliario desde hace dos años. Para entender esto, hay que responder la siguiente pregunta: ¿Estamos frente a un golpe de Estado como lo llamó el chavismo o frente a un levantamiento militar?, ¿dos cosas diferentes?

El líder opositor venezolano se refugió con su esposa y uno de sus tres hijos en la Embajada de Chile, en Caracas, informó la Cancillería de ese país. “Lilian Tintori y su hija han ingresado como huéspedes a la residencia de nuestra misión diplomática en Caracas”, comunicó Santiago.

Allí, desde casi dos años, se ha asilado Freddy Guevara, tercero al mando de Voluntad Popular, el partido de López y de Carlos Vecchio, este último encargado del gobierno interino de Guaidó ante los Estados Unidos.

Después, en la tarde de Caracas, López se trasladó a la Embajada de España, donde pasó la noche.

Aunque los líderes de la oposición han dicho que no se trató de un alzamiento militar, es posible decir que hubo una sublevación de parte de un sector del Sebin, cuerpo de inteligencia del chavismo comandado por Manuel Christopher Figuera.

De forma pública, Figuera anunció que se unía al “cese definitivo de la usurpación” y dijo que convino con dirigentes opositores liberar a López. Este gesto se leyó como un hecho trascendental en el proceso transicional que se lleva a cabo en Venezuela.

Es claro, por un lado, que una facción de las fuerzas militares reconoció la legitimidad de Guaidó y, por el otro, que el alzamiento militar en Caracas -que no logró tomarse la base La Carlota- tuvo un efecto espejo en otras parte de Venezuela como Maracaibo (Zulia), Maracay (Aragua) y Los Teques (Miranda).

A lo largo de la mañana se conocieron movimientos militares en Maracaibo, segunda ciudad de Venezuela (más de 3 millones de habitantes)  y Maracay, donde está ubicada la sede de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim), que fue asaltada por grupos leales a Guaidó.

También se vieron imágenes en Caracas de miembros de la Policía de Miranda, en el Ministerio de Transporte de Chacao, enfrentándose a “colectivos”, las fuerzas paramilitares del chavismo radical.

A pesar de que fueron hechos esporádicos, no deja de ser cierto que se trató de militares que se declararon leales a Guaidó y, en algunos casos, se opusieron a las fuerzas de seguridad chavistas o a lo ya mencionados colectivos, que atacaban a manifestantes. Estos son elementos suficientes para decir que, en efecto, se trató de un levantamiento militar.

La teoría “golpista”

El chavismo, sin embargo, dijo que la situación fue “normalizada” por las fuerzas leales a Maduro. Vladimir Padrino, ministro de Defensa, calificó el hecho de un “fallido golpe de Estado” perpetrado por la oposición “fascista”.

Enfocado en defender que fue un golpe de Estado, el chavismo insistió en que ha sido desactivado y en que se reunió en Miraflores con sus manifestantes, en un acto popular en apoyo a Maduro.

Más allá de la declaración del director del Sebin y actividades militares en algunas ciudades del país, es difícil decir que el levantamiento cívico-militar fue un éxito para Guaidó. Sin embargo, es claro que el principal objetivo del Presidente Interino fue liberar a López, quien está en las calles de Caracas y ahora se convierte en el principal desafío para el chavismo.

Si Maduro no captura a López, ¿qué legitimidad tendría frente a su cúpula y las bases chavistas?

Esa es la pregunta central en este momento. Las bases chavistas han dicho en reiteradas oportunidades que el líder de Voluntad Popular es un “terrorista” que planeó actos “desestabilizadores” contra el régimen en 2014, año en que se entregó a las autoridades locales.

Desafiante y respaldado por un Presidente Interino, López ha salido con facilidad de la detención domiciliaria y ahora empieza un camino diferente al de hace año y medio cuando se le concedió la posibilidad de cumplir la pena en su casa.

En esa oportunidad, López reconoció los dictámenes de las autoridades judiciales, siendo consciente de que detrás había un Ejecutivo que había ganados las elecciones en 2013 y tenía la posibilidad de influir en todas las decisiones de los otros poderes públicos. Ahora, es diferente.

La sentencia impuesta en su contra ha perdido legitimidad al haber sido proferida por un poder cesado y reemplazado por un gobierno interino que ha asumido las competencias del mismo a través del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio.

Para la cúpula de Maduro se convierte en un desafío la nueva posición del líder opositor. Es claro que hoy es un prófugo de la justicia para la institucionalidad que sigue empleando funciones públicas -usurpadas, según la oposición-. No detenerlo, además, significaría de pleno una señal que la base chavista puede interpretar como de extrema debilidad.

Horas trascendentales

Varios medios locales aseguraron que se vienen adelantando negociaciones en el Palacio de Miraflores entre líderes opositores y el régimen de Maduro. Esta información fue confirmada por Leopoldo López, quien habló en horas de la mañana desde un sector del barrio Altamira, en Caracas.

Según John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se acordó con Maikel Moreno (Presidente del Tribunal Supremo de Justicia), Vladimir Padrino López e Iván Hernández Dala (Director de Contrainteligencia Militar) –chavistas- que la transición será pacífica y que se cumplirá con lo acordado, en una aparición pública desde Washington.

Estas conversaciones llevarían a un posible diálogo entre los delegados de Maduro y la dirigencia opositora. De acuerdo a medios locales, la sede de las tratativas podría ser Asunción, Paraguay. Otras fuentes hablan que sectores cercanos a Maduro le habían pedido que adelantara las elecciones generales previstas para 2025.

Asimismo, se conoció que la Asamblea Nacional (opositora), que tenía planeada una sesión especial para decretar el comienzo del gobierno de transición, encabezado por Juan Guaidó, fue bloqueada por la GNB cuando se dirigía al oeste de Caracas.

Inicialmente, la oposición tenía planeado lanzar la “Operación Libertad”, llamando a todos los venezolanos a movilizarse permanentemente. De acuerdo a Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo, se adelantó la actividad porque “iban a detener a Guaidó” y “algunos militares contactados recularon”.

Al cierre de esta edición continuaban las manifestaciones en todo el país. Una imagen impactante marcó la jornada. Se trató de una tanqueta de la GNB que arrolló a varios opositores en la Avenida Francisco Fajardo de Caracas. Más adelante se reportaban al menos 50 heridos en la capital venezolana, de acuerdo a Salud Chacao.

El Grupo de Lima, en una reunión por teleconferencia, exigió a “a Nicolás Maduro cesar la usurpación y empezar la transición democrática, política y económica”, así como reiteró que no se trató de “un golpe de Estado”.

Hoy se espera el comienzo oficial de la “Operación Libertad”, una fecha que puede marcar el destino de Venezuela y su retorno a la democracia.

Los pañuelos azules

A primera hora, en una madrugada fría en Caracas, los efectivos que se sublevaron contra Maduro portaban en la parte alta de sus brazos o en sus caras pañuelos de color azul, el símbolo del alzamiento que tuvo lugar ayer.

Los pañuelos, que también fueron vestidos en un momento por el interino Guaidó, no han sido una mera coincidencia para distinguirse de las fuerzas leales a Maduro, como llegó a pensarse en un momento.

Además de cumplir una función simbólica, se ha sabido que este tipo de prendas fueron pensadas por la dirigencia opositora en 2015 en la fallida “Operación Jericó”. Esta, de fecha 12 de febrero, fue un supuesto golpe de Estado contra Nicolás Maduro, presuntamente liderado por el exalcalde y hoy exiliado en España, Antonio Ledezma.

Ledezma, y un grupo de más de ocho militares de alto rango, fueron sentenciados sin pruebas en 2015 por las autoridades al servicio del chavismo, denunció en ese entonces Foro Penal. Los chavistas denominaron la supuesto intentona como “el Golpe Azul”.

Parece que esta vez, al menos en lo simbólico, el color azul sí ha jugado un rol protagónico y en los próximos días es posible que se convierta en una bandera en el marco de la “Operación Libertad”.

No solo militares y políticos vistieron prendas azules en la larga jornada de ayer. También, apoyando a los sublevados y líderes opositores, muchos manifestantes salieron a la calle con pañuelos de ese color.

En charla con la AFP, uno de los sublevados contó la ya conocida insatisfacción que existe en las tropas al mando del chavismo. “Nosotros también somos pueblo y ya estamos cansados de esta dictadura (...) Tenemos familiares. Sabemos lo que están sufriendo”, dijo.

La periodista especializada en fuerzas militares, Sebastiana Barráez, ha dicho que las condiciones son “muy malas”, por el desabastecimiento de alimentos y el pobre acceso a los servicios públicos, situación que también ha golpeado a los cuarteles.

Atrincheramiento

El chavismo pasa por su peor momento desde que llegó al poder, en 1999. Tal vez solo es comparable con las marchas opositores de mediados de 2017, que lo llevaron a radicalizar el régimen y permitir que los cubanos tuvieran más influencia en su aparato represivo, en sectores como el Sebin, la policía política encargada de torturar y asesinar opositores, hoy, al menos una parte, al servicio de Juan Guaidó.

Atrincherado, Nicolás Maduro evitó aparecer en público. En su nombre, salió a primera hora de ayer su mano derecha, Jorge Rodríguez, quien dijo que la situación estaba “normalizada” y, luego, Vladimir Padrino, que calificó de golpe de Estado “fallido” la iniciativa opositora.

A lo largo del día fue llamativa la ausencia del líder chavista. En la Orchila, una isla militar ubicada en el Caribe, se presumió que había sido enviado el sucesor de Hugo Chávez, mientras era controlado el alzamiento militar. Otros hablaron que había sido trasladado a los fuertes de Palo Negro o Conejo Blanco. Nunca se oficializó su paradero.

A las 9:20 de la noche, de Caracas, Maduro apareció en cadena pública. Fue un “plan golpista del imperio y de Colombia”, dijo. “Hay quienes quieren desde el exterior una confrontación armada entre venezolanos para que el imperio meta sus garras en Venezuela”. “¡Fracasaron en su plan!”, espetó.

Según Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, el cesado presidente “tenía un avión en la pista, estaba listo para irse esta mañana, por lo que sabemos, y los rusos le dijeron que debería quedarse”. Moscú reiteró su apoyo al líder chavista y repudió los intentos “golpistas” de la oposición.

Lo claro, por ahora, es que Juan Guaidó desde que asumió la presidencia el 23 de febrero ha logrado la medida más importante a nivel local: la liberación de Leopoldo López.

Para hoy están convocadas movilizaciones en toda Venezuela como parte de la “Operación Libertad”. “Hemos visto que la protesta genera resultado”, dijo el Presidente Interino, ayer, por la noche. “Sabemos que deben ser más militares” los que se deben sumar.

“No hay ninguna posibilidad de un golpe de Estado (…) Venezuela tiene la posibilidad de una rebelión pacífica”, concluyó Guaidó.