Años de crisis política, económica y social pero tres meses de remezón político y reactivación del anhelo ciudadano de un cambio de régimen es lo que ha vivido Venezuela desde que Juan Guaidó se auto proclamó presidente interino y su posterior reconocimiento por gran parte de la comunidad internacional.
Desde entonces, Maduro en Miraflores ha enfrentado un poder político paralelo y fuerte, liderado por Guaidó con el respaldo contundente de la oposición venezolana y de diversos países, entre ellos Estados Unidos, los de la Unión Europea, América Latina y el Caribe (con excepción de Nicaragua, Bolivia y Cuba).
Ante esos hechos, la Fuerza Armada encabezada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, ratifican su lealtad a Maduro y comienzan a hacer eco de las denuncias de éste de un “golpe de Estado” en marcha alentado por Washington.
Ese mismo discurso fue esgrimido por el régimen Maduro tanto el 22 de febrero con el concierto de solidaridad en la frontera, al día siguiente, cuando desde Colombia y con la presencia de Guaidó se intentó llevar a Venezuela cientos de toneladas de ayuda humanitaria donados por la comunidad internacional y hoy con la “Operación Libertad” que inició Guaidó con la liberación del dirigente opositor Leopoldo López.
Desde la madrugada, cientos de venezolanos se apostaron en las calles de Caracas, específicamente frente a la base aérea de La Carlota y en otros estados del país con el anhelo de que por fin se logre la caída del régimen de Maduro y el inicio de la construcción de una nueva nación.
Estos son los escenarios que podrían vivirse en Venezuela:
- La Operación “Libertad” con la estrategia de “calle sin retorno” logra convencer a las fuerzas armadas de que llegó la hora del cambio y estar con el pueblo. Sin el respaldo militar, Nicolás Maduro se vería forzado a abandonar el poder y hasta dejar el país.
- Si se alcanzara ese objetivo, los militares podrían optar por dos caminos: llevar a Guaidó al Palacio de Miraflores y reconocerlo como presidente interino o, de lo contrario no hacerlo y asumir el poder, en una junta militar de transición, que debería terminar en una convocatoria a elecciones para el retorno a la democracia.
- El fuerte movimiento ciudadano con respaldo de algunos militares no logra, pese al a presión callejera y la condena internacional mover a los militares, configurándose que Maduro se mantenga en el poder, radicalizando la polarización política, la crisis económica y avivando los temores de que Venezuela se convierta en la “cuba” de América Latina