México, a un ‘pelo’ de la recesión | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 3 de Agosto de 2019
Redacción internacional
Esta semana se dieron a conocer las cifras de crecimiento en el país. A pesar del dinamismo en el sector de agroalimentos y exportaciones, la cifra es muy baja: 0,1%. Para López Obrador, es claro que la economía “creció”, pero sus críticos dicen que no hay nada que celebrar. Y, que el país, como va, está a punto de enfrentar una regresión económica

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CON TONO de victoria, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, inició su conferencia el jueves por la mañana con un abrebocas: “Amanecemos con una buena noticia”. Hacía referencia a las cifras reveladas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que para él, lejos de la opinión de los expertos, reflejaron que la “economía creció”, apalancada por sus políticas monetarias.

Los minutos pasaron y, en sentido contrario, la prensa y los expertos reaccionaron diciendo que el crecimiento fue muy pobre, a tal punto que México estuvo “a un pelo” de entrar en recesión.

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Débil desempeño

El jueves, en medio de una espesa polarización por el descrédito de López por los economistas, el Inegi anunció que se registró un incremento del 0,4% con relación al mismo trimestre del año pasado, así como un avance del 0,3% en el primer semestre del año en comparación con el mismo lapso de 2018. Esto es mejor si se incluye que las exportaciones industriales crecieron casi un 8% al tanto que los agroalimentos aumentaron 5%.

A primera vista, estos números parecen positivos. Heredero de una desaceleración económica proveniente del gobierno del impopular Enrique Peña Nieto, el actual Mandatario mexicano ha superado su gestión, al menos si se compara con 2018. Aunque las cifras, a ojos de cualquier experto, son preocupantes. La segunda economía de América Latina está estancada y solo crecerá entre 0,2% a 0,6%, dando un pobre desempeño del 0,1% el primer semestre de 2019.

No son cifras, ha dicho la oposición, para celebrar, menos si se trata de un Mandatario que prometió resolver los problemas estructurales de México, entre ellos una economía servil a los intereses neoliberales.

Los pocos, aunque en aumento, opositores de López Obrador, reniegan especialmente una serie de críticas que hizo en 2014, cuando Peña Nieto cumplía su primer año en Los Pinos (casa presidencial). En ese momento, el actual Jefe de Estado declaró que “enero de 2014 fue un mes malo para la economía mexicana, pues solo creció el 0,8%” y, tras atacar a los ministros, concluyó: “Perdón, pero con nosotros sería distinto y mejor”.

Por ahora, López está lejos de cumplir aquella promesa, no solo por una economía que ya venía en un proceso de desaceleración, sino por políticas que han generado una desconfianza en los mercados y una baja inversión, especialmente del sector público.

Esto se ha visto reflejado en un pobre desempeño de la economía. Desde 2009, cuando la crisis financiera internacional, iniciada en Wall Street un años atrás, México no tenía números tan bajos. Para el economista Enrique Suárez, en El Economista, la situación se explica de la siguiente manera: el crecimiento en la primera mitad de 2019 ha sido la mitad de lo que López prometió.

Factores

Faltó “un pelo” para entrar en recesión, han dicho varios sectores en México. Con una economía que solo llego al 0,1%, parece inevitable que, tal como van las variables de crecimiento, el país eventualmente experimente un escenario recesivo el próximo año.

El bajo desempeño en las actividades terciarias y primarias han llevado a que algunos expertos pronostiquen este escenario. Según el Inegi, las actividades terciarias, que equivalen al sector de servicios, 60% del PIB, solo crecieron 0,2%, golpeando las expectativas de crecimiento. Las primarias, que reúnen los sectores de agricultura y ganadería, tampoco tuvieron un buen desempeño, con una caída del 3,4% entre abril y junio.

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Ante los malos números, el Banco de México a finales de mayo ya había bajado exponencialmente su proyección de crecimiento para 2019. De ponerlo inicialmente en un rango entre 1,1% a 2,1%, lo bajó a 0,8% - 1,8%, meta que parece poco viable para cumplirse, por las circunstancias locales e internacionales.

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La severa contracción se explica, además de las actividades primarias y terciarias, a un flojo desempeño para estimular el empleo y la industria, otro de los sectores fuertemente golpeados.

Según Ricardo Raphale, director del Centro Tlatelolco, de la Universidad Autónoma de México, la actividad industrial se contrajo 1,6% en comparación con el segundo trimestre del año anterior, con una tendencia a la baja que se ha venido confirmando en los últimos tres trimestres.

El empleo, igualmente, tampoco pasa por un bueno momento. López Obrador ha prometido que uno de los focos centrales de la ‘Cuarta Transformación’, lema de su modelo de gobierno, es la creación de puestos de trabajo, para así combatir con la desigualdad y la pobreza.

Pero la creación de nuevos empleos no ha sido la esperada. Para el primer semestre de 2019, se han creado 289,301 empleos formales. En el papel, no suena tan mal, pero si se compara con las tasas de años anteriores, se concluye nuevamente que este número de puestos de trabajo ha sido el más bajo desde 2009, año en el que las economías nacionales se vieron afectadas, más que todo, por las condiciones internacionales.

Construcción y minería

Si hay un sector que históricamente ha jalonado la economía mexicana es la construcción, aunque ahora pasa por una crisis pocas veces vistas. Para este año, la industria se contrajo 5% y, cuenta El Universal, que se perdieron empleos por un porcentaje similar.

El complejo momento se explica particularmente por los bajos niveles de gasto público, ya que el sector privado, según datos de la Cámara de la Construcción, Cesso, tuvo una inversión privada en obra civil del 6,3%.

Esto indica que mientras el sector privado ha seguido invirtiendo en construcción, el gobierno ha reducido su participación dramáticamente, con un 20% menos de inversión. Para Raphale, “este dato quizá sea el más importante para comprender la desaceleración general de la economía mexicana: el subejercicio en el gasto público”.

Apostándole a bajar los niveles de corrupción, López Obrador ha impuesto un modelo de austeridad, recortando la inversión en casi todo los sectores, entre ellos la infraestructura, un lugar donde los corruptos hacen fiesta. En el corto plazo, sin embargo, parece no haber sido la mejor estrategia.

En total, los recortes propuesto por el Mandatario han sido equivalente a 154.000 millones de pesos mexicanos (7976.58 USD), algo así como el 13% del presupuesto. El motivo por el cual el Presidente ha alegado este recorte es, como se ha dicho, la lucha contra la corrupción, una razón que no parece consecuente con este tipo de medidas, que se suelen usar cuando existe un momento de extrema emergencia económica o vencimientos financieros, como le ocurrió a Ernesto Zedillo, quien se vio obligado a implementar varios recortes.

Neciamente, López Obrador ha insistido que la austeridad en el gasto público es el mejor mensaje para luchar contra los corruptos. Desconoce, sin embargo, que con un bajo gasto público era muy posible que la economía sufriera una caída, ya que este, con las exportaciones, el consumo y la inversión privada, son los motores del Producto Interno Bruto (PIB).

La inversión pública no solo es un dinamizador de la economía. Es, también, una forma para atraer inversión en otros sectores, dándoles confianza a los inversores. En México esto no ha pasado. Los agentes privados han preferido invertir en menor medida que lo acostumbrado, por la incertidumbre económica y, eventualmente, jurídica, pues López Obrador ha echado para atrás varios proyectos ejecutoriados, como el costoso aeropuerto a las afueras de la Ciudad de México.

No solo la construcción ha sufrido un desajuste económico. La minería igualmente enfrenta unos números muy desfavorables, perdiendo, en lo que va de año, un 7%. La explicación, nuevamente, es la baja inversión pública, un mal que aqueja a varios sectores.

Reactivación

Es difícil para un Mandatario que se reconoce a sí mismo como “transformador”, reconocer que les medidas, en este caso económicas, van mal. Aunque no lo ha dicho abiertamente, López Obrador ha lanzado un plan de reactivación económica, que incluye una inyección de capital de casi (25897.98 USD)  y otros 120,000  millones de pesos (6239.07USD)  para el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales.

No es para una cifra menor. A un pelo de la recesión, López Obrador empieza a entender que la economía depende de un rol protagónico del Estado, tanto para invertir como para dar confianza, dos elementos que aún no ha generado durante su mandato.

Solo 0,5% crecerá América Latina

América Latina crecerá apenas 0,5% este año por debajo del 1,3% estimado en abril, debido a un deterioro económico generalizado, en especial de América del Sur debido en parte al derrumbe de Venezuela, según previsiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La región está sumida en la “incertidumbre y desaceleración (...) llevamos cinco años de desaceleración económica, esto es un tema de enorme preocupación”, advirtió la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, al presentar el informe en Santiago.

“A diferencia de años anteriores, en 2019 la desaceleración será generalizada y afectará a 21 de los 33 países de América Latina y el Caribe. En promedio, se espera que América del Sur crezca 0,2%, América Central 2,9% y el Caribe 2,1%”, señala el reporte de la Cepal.