¿Qué margen de acción tendrá Biden con una Cámara opositora? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 13 de Noviembre de 2022
Redacción internacional

UN freno de mano al tan acelerado como millonario al plan de gastos del presidente Joe Biden, así como a dos de sus banderas de campaña, a saber, consagrar el derecho al aborto en una ley federal y maximizar el control a las armas de asalto, es lo que implicará un control republicano -hacia el que se encaminan- de la Cámara de Representantes.

Aunque el resultado final podría tardar días en conocerse debido al voto por correo, los recuentos y los posibles recursos judiciales, los conservadores mantienen la ventaja y aunque más reducida de la prevista se da por descontado que se hagan al control de esa Corporación. A falta de definir 19 curules (14 de ellas en California), los republicanos tienen aseguradas 212 -a seis de la mayoría- contra 204 de los demócratas.

Estos resultados evidencian un nuevo fracaso de las encuestadoras que predijeron no sólo una ‘ola roja’ en todo Estados Unidos en estas midterm, sino que la ventaja de los republicanos en la Cámara sería mucho mayor a la que se está registrando. Esto en línea con comicios anteriores en los que, generalmente, el partido gobernante sufre un ‘voto castigo’.

Desde la Segunda Guerra Mundial, la media el partido que controlaba la Casa Blanca perdía 26 asientos de la cámara baja: Barack Obama perdió 63 en 2010 y Donald Trump, 40 en 2018. Con estos resultados previos, Biden está perdiendo, por ahora, 16 bancas.

Un control de los conservadores en la Cámara de Representantes dejará en evidencia confirma dos importantes hechos: el mandato de los votantes para quitarle ‘la tarjeta de crédito al presidente’ como lo expresa el analista Brian Riedl del Instituto de Manhattan así como que el margen de acción legislativo de Biden y los demócratas será nulo en iniciativas de máximo  interés de los conservadores como es la defensa de la vida desde el mismo momento de la concepción, al igual que el derecho al porte de armas que consagra la Segunda Enmienda de la Constitución.

Como se sabe, controlar al menos una de las cámaras es clave para cualquiera de los partidos, ya que permite promover una agenda legislativa propia y obstaculizar la del contrario. Sin embargo, en el actual contexto económico de los Estados Unidos, con una elevada inflación -7.7% durante el último año y un inédito 14% en lo corrido del gobierno Biden- y la caída en los salarios reales rozando el 4%, serán los republicanos desde el Congreso los encargados de poner el tate quieto al desaforado gasto gubernamental que ha jalonado al alza el costo de vida.

El analista político Riedl señala que, aunque la inflación refleja una resaca económica de la pandemia, su escalada alcista obedece a que el inquilino de la Casa Blanca “y los demócratas han impulsado activamente los precios a través de regulaciones energéticas, tarifas, reglas de Buy America -compre americano-, mandatos de etanol más estrictos, reglas que aumentan los costos de construcción y restricciones en la construcción de nuevos edificios”.

Y agrega en su artículo publicado en el portal RealClearpolitics que “lo más destructivo de todo ha sido la ola de gastos históricos del presidente, que ha agregado $4.8 billones al déficit presupuestario de 10 años. La Reserva Federal calcula que el Plan de Rescate Estadounidense de 1,9 billones de dólares del presidente fue uno de los principales contribuyentes a la inflación. El rescate de los préstamos estudiantiles, si sobrevive a los desafíos legales, aumentará aún más la inflación. Eso obligará a la Reserva Federal a seguir subiendo las tasas de la economía hacia una probable recesión, con pérdidas significativas de empleos”.



De allí que dicha Reserva, conocida como FED, mantenga el reajuste a las tasas de interés que tras el incremento de 0.75 puntos porcentuales a comienzos de este mes se ubiquen entre 3,75 y 4,00%, su nivel más alto desde enero de 2008. Esa situación, que se prevé se mantendrá unos meses más como fórmula para enfriar la economía también les cuesta a los contribuyentes norteamericanos, a través de mayores déficits presupuestarios. “Cada vez que la tasa de interés pagada por el gobierno aumenta en un 1%, agrega $2.6 billones en costos de intereses del presupuesto federal durante la década. Eso es tanto como el Plan de Rescate Americano y el rescate de préstamos estudiantiles combinados”, sostiene el mencionado analista.

En el horizonte del control republicano en la cámara baja y bajo la previsible batuta de Kevin McCarthy quien sería elegido para presidirla,  también se vislumbra un nuevo enfrentamiento por el techo de gasto y la apertura de investigaciones contra Biden y su gobierno por sus actuaciones, así como contra el hijo del mandatario, Hunter, al que desde años atrás lo tienen en la mira por presuntamente mentir en un formulario utilizado en el proceso de compra de un arma de fuego y cuestiones fiscales relacionadas con los ingresos de sus negocios en el extranjero, como lo ha confirmado el Departamento de Justicia.

Todo ello complicará la gobernabilidad y estabilidad política del mandatario demócrata que verá frenada su agenda legislativa en la Cámara y se verá forzado recurrir a la herramienta del veto a los proyectos que salgan de ella con el aval mayoritario opositor.

Y aunque aparentemente tal escenario ‘no le quita sueño’ al presidente Biden, quien manifestó al inicio de su gira asiática en Egipto y en la antesala de su encuentro este lunes con el líder chino Xi Jinping, estar políticamente revitalizado por el resultado de las midterm, la realidad es que si es motivo de honda preocupación para su partido que define su estrategia para la presidencial del 2024, en la que su elegido deberá enfrentar al dirigente republicano Donald Trump -que este martes oficializaría su aspiración- y/o a la emergente estrella de los conservadores, el reelecto gobernador Ron DeSantis.

 

Van por el No.51

En el Senado la situación es diferente ya que los demócratas alcanzaron la mayoría sin esperar el desenlace de Georgia que realizará segunda vuelta entre su candidato Raphael Warnock y el republicano Hershel Walke, tras ganar los escaños de Arizona y Nevada que estuvieron en cerrada disputa hasta el final del escrutinio.

Y aunque esa confirmación anticipada de retener el control del Senado da margen de acción a la administración Biden por los dos años que le restan de mandato y específicamente en temas clave como asegurarse la confirmación de sus nominados a la Judicatura y blindarse de algunas de las investigaciones prometidas por la oposición, los demócratas apuestan a conseguir la curul No.51 en Georgia para que el desempate no siga en manos del voto de la vicepresidenta Kamala Harris.

Como se sabe, en los últimos tiempos han crecido las voces críticas en torno a ese poder que se da a la vicepresidenta porque siendo elegida para el Ejecutivo tiene injerencia en el legislativo. Sin embargo, modificar tal situación implica una reforma a la Constitución que se ve tan lejana como inviable.

Así se prevé que el Senado rechazará los proyectos que presente la Cámara republicana, avalará las iniciativas de Biden que ya han surtieron su trámite y para otras como el techo de la deuda o la financiación del gobierno, pondrán a prueba su capacidad de negociación con algunos conservadores. Sin embargo, ello no será fácil.

Por ahora los comités de acción política (PAC) tanto afines al Partido Demócrata como al Partido Republicano alistan millones de dólares para la segunda vuelta senatorial en Georgia forzada porque en las midterm ninguno de los candidatos logró el 50% de los votos requeridos.

Tanto el súperPAC Fondo por el Liderazgo en el Senado -demócrata- como la Comisión Nacional Republicana para el Senado (Nrsc, por sus siglas en inglés) -republicana- gastarán millones y millones de dólares en la campaña, aunque el control de la Cámara Alta del Capitolio ya se definió.

Es clave recordar cualquier senador o senadora elegido este año jugará una importancia crucial tanto para la presidencial de 2024 como más allá de ella, porque su mandato es de seis años. De allí que entre sus prioridades es no defraudar a sus electores y mantener su caudal político. /Redacción internacional con agencias