
EL RESTABLECIMIENTO de una política que favorezca a los combustibles fósiles y el impulso a la industria nacional, en contravía de lo que el antecesor presidente Joe Biden había promulgado, fue ratificado por el secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, ante líderes de la industria.
En la sesión inaugural de la conferencia de energía CERAWeek en Houston, Wright aseguró que Trump reducirá la burocracia que retrasa los proyectos petroleros y promoverá las exportaciones de gas natural licuado (GNL).
"La administración Trump pondrá fin a las políticas cuasi religiosas irracionales de la administración Biden sobre el cambio climático que impusieron sacrificios interminables a nuestros ciudadanos", dijo Wright a un auditorio repleto.
"Es un honor para mí desempeñar un papel en la reversión de lo que considero ha sido una dirección muy deficiente en política energética. La administración anterior se centró de manera miope en el cambio climático y consideró a las personas simplemente como daños colaterales", agregó.
Desde que regresó a Washington hace menos de dos meses, Trump ha adoptado políticas puntuales, a nivel doméstico e internacional, que han generado polémicas, pero que considera necesarias para cumplir su promesa de “Estados Unidos, primero”
Trump hizo de la energía un tema central de su agenda con su orden ejecutiva del primer día titulada "Unleashing American Energy" (Liberando la energía estadounidense), y la promesa en su discurso inaugural de "acabar con el Green New Deal" (Nuevo Pacto Verde) en favor del "oro líquido", el petróleo.
Ambientalistas criticaron el discurso de Wright, pues consideran que se está dejando al mundo vulnerable a un cambio climático catastrófico. Decenas de personas llegaron hasta los exteriores del hotel donde se desarrolla la reunión para protestar contra la industria del petróleo y sus daños al medio ambiente.
La energía jugó un papel clave en la campaña presidencial de Trump para 2024, en la que señaló los precios más altos de la gasolina como una razón por la que se necesita más producción, como lo encarna el lema: "Drill, baby, drill" (Perfora, cariño, perfora).
La orden ejecutiva de Trump del 20 de enero apuntó a desmantelar los incentivos fiscales adoptados para que las empresas avancen en proyectos de transición energética, por miles de millones de dólares.
Algunos expertos creen que Trump no tomará medidas que cancelen proyectos existentes, en los que se han contratado trabajadores, incluidos muchos en estados republicanos.
Wright consideró que los proyectos eólicos marinos eran un desperdicio de dinero, y "muy impopulares" entre las comunidades.
"No hay forma física de que la energía eólica, solar y las baterías puedan sustituir a los innumerables usos del gas natural. (...) Me han llamado negacionista del cambio climático o escéptico del cambio climático. Es un error. Soy un realista climático", esgrimió.
Wright promocionó recientemente un anuncio de la empresa Venture Global sobre la ampliación de una instalación de exportación de gas natural licuado en Luisiana, por 18.000 millones de dólares.
Trump ha defendido las exportaciones de GNL como forma de fortalecer los lazos de Estados Unidos con los países importadores de energía e impulsar la industria de exploración y producción.
Pero ha habido un escepticismo generalizado sobre el mensaje presidencial que insta a la industria a impulsar la explotación de petróleo y gas para elevar la producción y reducir los precios de la energía. Estados Unidos ya se encuentra en niveles récord de producción de petróleo.
"Perseguir el crecimiento por el mero hecho de crecer no ha demostrado ser especialmente exitoso para nuestra industria", explicó el director ejecutivo de Chevron, Mike Wirth.
Consideró que la política energética de Estados Unidos debe ser "consistente y duradera" y no debe correr el riesgo "de ser desviada en otra dirección por una futura administración que tenga un punto de vista diferente".