La jugada de Washington con BlackRock para sacar a China del Canal de Panamá | El Nuevo Siglo
UN buque de carga transita por las esclusas de Cocolí del Canal de Panamá, cerca de Ciudad de Panamá./Archivo AFP
Viernes, 7 de Marzo de 2025
Pablo Uribe Ruan*

Un acuerdo entre dos multinacionales de China y Estados Unidos sobre el control de la mayoría de las operaciones en el Canal de Panamá ha dejado claro cómo funcionan las decisiones geopolíticas y estratégicas en la actualidad.

Sin la mediación de Pekín o Washington, un consorcio de inversionistas liderado por el gigantesco gestor de activos Black Rock, de capital norteamericano, ha logrado cerrar un acuerdo por 22.8 billones de dólares con Hutchison Holding, con sede en Hong Kong, comprando la propiedad mayoritaria de 45 operaciones portuarias en más de 20 países, entre ellos, el estratégico Canal de Panamá.

Por todo

El cierre de este negocio muestra que Estados Unidos, mediante sus grandes multinacionales, comienza a recuperar áreas de influencia como el Canal de Panamá, donde inversionistas chinos en la última década se habían convertido en los principales propietarios de las operaciones portuarias en el canal.

La prevalencia de los chinos en el Canal de Panamá llevó a Donald Trump, recién llegado a la Casa Blanca, a proponer que EE. UU. retomara “el control del canal”. Según el presidente norteamericano y sus asesores, Panamá habría incumplido el tratado “Torrijos-Carter” de 1977 con el que Washington le cedió el control de esta zona estratégica, siempre y cuando esa decisión no representara una amenaza a la seguridad nacional norteamericana con la entrada y dominio de nuevos actores en el canal, como China, en este caso.

En 2017, pero la llegada de los chinos ya venía de antes, el entonces presidente Juan Carlos Varela de Panamá firmó un “memorándum de entendimiento” con Xi Jinping, abriéndole un importante espacio comercial a Pekín. Igualmente, con esta decisión, los panameños rompieron relaciones con un aliado histórico como Taiwán.

Visto como uno de los tres negocios más grandes en la historia de los puertos, ahora los analistas estiman que Estados Unidos estaría de nuevo recuperando su rol hegemónico en el canal. “La eliminación de Hutchison de la ecuación a lo largo del Canal de Panamá sin duda alivia las preocupaciones inmediatas en relación con el sabotaje o la acción encubierta de la República Popular China a lo largo del punto de estrangulamiento marítimo, pero no sustituye a un compromiso más amplio con el Gobierno panameño”, dice un informe “Center For Strategic and International Studies” (CSIS). “Da una oportunidad para iniciar una cooperación más amplia en materia de ciberseguridad, espionaje e intercambio de inteligencia”.

“Las Américas primero”

Los diez puertos más grandes del mundo se ubican en la costa de China. En la siguiente escala, de 11, aparece el puerto de Los Ángeles, Estados Unidos. Mientras que los chinos se han dedicado durante 20 años a dominar las operaciones portuarias, con más de 115 puertos bajo su propiedad según el centro de pensamiento “Council of Foreign Relations”, Estados Unidos se ha quedado atrás.

Una de las regiones donde ha sido más evidente la supremacía china es en América Latina. Además del hasta esta semana dominio en el Canal de Panamá, la multinacional china Hutchison, bajo el modelo de la Nueva Ruta de la Seda, maneja varios puertos estratégicos en la región como cuatro puertos de contenedores en México, entre ellos el Lázaro Cárdenas, en Veracruz, y el recién inaugurado Chancay, en Perú. Este último es conocido como el puerto más grande de toda Latinoamericana y busca conectar el comercio marítimo entre China y el Pacífico americano, además de servir de centro logístico para Brasil.

Para la Administración Trump, la preeminencia de los chinos en los puertos de México explica la sobreoferta de fentanilo, y facilita la corrupción de los cuerpos de seguridad y el aparato de justicia.

El acuerdo firmado esta semana también le otorga la propiedad mayoritaria al consorcio liderado por BlackRock de los cuatro puertos mexicanos, además de los de Balboa y Cristóbal en ese país. De esta manera, Estados Unidos busca impulsar una política de manejo de los puertos que permita controlar el tráfico de fentanilo, uno de los ejes centrales de la actual administración.

Además de México, también entraron en la operación puertos ubicados en Polonia, Corea, Tailandia, Suecia, Pakistán, Irak, Omán, además del Reino Unido, los Países Bajos y las Bahamas.

“Es una oportunidad para recuperar parte de la influencia que China ha ejercido en el comercio mundial con la construcción, propiedad y explotación de muchos puertos en todo el mundo”, afirmó Ryan Berg, director del programa de las Américas en el CSIS.

Logrado el acuerdo, uno de los principales ganadores ha sido el secretario de Estado, Marco Rubio, quien está impulsando la política de “las Américas Primero”, con la que busca recuperar el dominio de los Estados Unidos en América Latina. “El martes, se anotó una especie de victoria”, comentaba The Wall Street Journal en sus páginas. En su primer viaje internacional, Rubio decidió visitar Panamá el 9 de febrero, en una señal de que el Canal de Panamá es prioritario en su agenda geopolítica. Ya lo estamos viendo.

Estrategia y nuevo orden

Mientras Trump mantiene una intensa política de imponer aranceles a varios países aliados y rivales, que todavía no se ha concretado, la venta de Hutchison a BlackRock representa el primer ejemplo de la lectura geopolítica en Estados Unidos.

En sectores como los puertos, los aeropuertos, las refinerías, la explotación de minerales (raros y no raros) y de crudo, Trump quiere reposicionar a Estados Unidos, sea con la compra directa de infraestructuras críticas como los puertos por medio de aliados como BlackRock o con negociaciones políticas, como en el caso de Ucrania.

Esto hace parte de la política “Estados Unidos primero”, que, como explica el profesor Matt Turpin del centro de pensamiento conservador “Hoover Institute”, “busca atacar el sistema económica internacional liberal que se desarrolló tras el colapso de la Unión Soviética” y que ha beneficiado a China tras su entrada a la Organización Mundial del Comercio en 2001.

Con la compra de varios puertos, Trump y Rubio se anotan una jugada maestra frente a Pekín, que ha logrado un superávit comercial jalonado por el comercio marítimo y el dominio de los puertos.

Un golpe certero, aunque el multimillonario, Li Ka-Shing, dueño de Hutchinson, se haya embolsado 22.8 billones de dólares, que seguramente serán reinvertidos en otros puertos estratégicos. Pero no, en Panamá.

*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.