Sudáfrica: 25 años del inicio de la “Nación Arcoíris” | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 28 de Abril de 2019
Natalia Mariño*

EL 27 DE abril de 1994, Sudáfrica puso fin al sistema de segregación racial conocido como el Apartheid, con las primeras elecciones libres en las que ganó Nelson Mandela bajo el partido Congreso Nacional Africano (CNA). Se cumplen entonces 25 años de democracia multirracial, de un país que logró la reconciliación y la creación de la llamada “Nación Arcoíris”, al permitir que todos los ciudadanos, todas las lenguas y las culturas, tuvieran un lugar en la sociedad.

Sin embargo, esta fecha no trae los mismos motivos de celebración que hace unos años. La corrupción rampante durante el gobierno de Jacob Zuma, los elevados índices de desempleo, pobreza, crimen y desigualdad, son alarmantes en la sociedad sudafricana que vive aún en medio de un sistema de división económico muy marcado. Faltan 10 días para las elecciones generales en las que, según indican las encuestas, el CNA continuaría en la delantera a cargo del actual mandatario, Cyril Ramaphosa.

“Apartheid económico”

Entre 2003 y 2007 Sudáfrica tuvo un auge económico que le permitió llegar a tasas de crecimiento del 5% anual. Como dice Ruchir Sharma en su libro Países Emergentes, en busca del milagro económico, esta nación africana tenía un rápido crecimiento, pero lejos del que tenían los mercados emergentes. “Al día de hoy Sudáfrica es un mercado desarrollado disfrazado de mercado emergente”, dice Sharma. Este autor se refiere a que la población blanca detenta gran parte de la riqueza del país, haciendo que la proporción por habitante sea alta. No obstante, “la desigualdad de rentas es tan grande hoy como lo era cuando el CNA logró por fin derrotar al gobierno del Apartheid”, comentó.

A pesar de los avances destacables en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, los indicadores aún dejan mucho que desear. El desempleo se sitúa en un 38%, afectando principalmente a los jóvenes negros. “Sudáfrica tiene la tasa de desigualdad económica más alta del mundo, donde una minoría de blancos que consta más o menos del 8% de la población, goza de más de 85% de la riqueza del país y esto ha cambiado poco desde 1994”, dijo a EL NUEVO SIGLO Lloyd Belton, analista sudafricano de asuntos políticos y económicos.

Esta situación de pobreza e inequidad, entre otros motivos, deriva en un alza en las tasas de violencia. Según el Servicio de Policía sudafricana, hubo una reducción en los hurtos y robos a casas y vehículos, pero los asesinatos han incrementado durante seis años consecutivos.

Este “Apartheid económico” es consecuencia no solo de décadas de Apartheid sino también de siglos de colonialismo. Así que, estructuralmente, es poco realista esperar que en 25 años de democracia, un gobierno pueda reparar cientos de años de dominio blanco así tan rápido. El gobierno post-Apartheid, bajo el ANC, ha puesto en práctica muchas reformas para favorecer la transferencia de propiedad y de negocios a personas negras y de color. Estos incluyen iniciativas como "Black Economic Empowerment (BBE)" que estipulan que ciertas empresas e industrias sudafricanas tienen que emplear ciertos porcentajes de personas previamente desfavorecidas”, contó Belton.

Contexto electoral

El 8 de mayo los sudafricanos están citados a las urnas para votar en la sexta elección desde el fin del Apartheid. Sudáfrica opera bajo un sistema parlamentario en el que se vota por los partidos políticos y en donde el Presidente es la cabeza del partido más votado.

Ramaphosa es líder del CNA desde el 18 de diciembre de 2017. Se convirtió en Presidente de Sudáfrica desde febrero de 2018 después de la renuncia de Zuma, ante las presiones de su partido.

Con la desbordada corrupción, especialmente en las empresas estatales durante el mandato de Zuma, ahora Ramaphosa es el más opcionado para ganar las próximas elecciones y podría continuar su mandato, en el que en un poco más de un año, ha intentado “limpiar” el Estado de los funcionarios corruptos, ha fortalecido el sistema de justicia y ha realizado y anunciado reformas en varios sectores.

Pero Ramaphosa se enfrenta a una gran oposición de diputados de su partido, quienes rechazan que este Mandatario esté intentado desmantelar la estructura de enriquecimiento que ha favorecido a los políticos del CNA.

“El ANC sigue lleno de jefes políticos acusados de corrupción, incluyendo Ace Magashule, secretario general, y David Mabuza, vicepresidente del ANC, que también fueron elegidos en 2017. Aunque están rodeados por acusaciones de corrupción, Ramaphosa tiene que aguantarlos. Primero, porque necesita su apoyo dentro del partido que aún está muy divido entre facciones pro-Zuma y pro-Ramaphosa. Segundo, porque él no ha querido sembrar caos dentro del partido a pocos días de elecciones presidenciales clave”, indicó Belton.

Después de 25 años, Sudáfrica ha tenido un progreso destacable en términos de democracia, pluralismo y ser considerado un país emergente después de tantos años de segregación racial. Si bien existen disparidades económicas y tasas de pobreza, desigualdad y desempleo alarmantes, las próximas elecciones se ubican como la opción de devolverle al CNA la credibilidad y las herramientas para avanzar en desmantelar el legado del Apartheid que aún persiste en términos económicos y potencializar el significado de la “Nación Arcoíris”.

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Internacionalista