Un Nobel con alta carga simbólica para el activismo civil | El Nuevo Siglo
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Viernes, 7 de Octubre de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

ES tal vez el único de los galardones creados en 1895 por el químico e inventor sueco Alfred Nobel que despierta polémica porque aparte de ser el de mayor número de candidaturas se desconocen los conceptos bajo los cuales anualmente el respectivo Comité decide el ganador.

Desde la instauración de estos codiciados premios, el 27 de noviembre del mencionado año cuando el propio Alfred Nobel firmó su último testamento, donando la mayor parte de su fortuna a una serie de reconocimientos a la excelencia en Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz, se ha registrado más de una controversia por la persona o instituciones a las que se les ha otorgado, especialmente en esta última categoría.

Este año, enmarcado en la guerra en Ucrania, tuvo una elección altamente simbólica a favor de la "coexistencia pacífica", al distinguir a un trío de representantes de la sociedad civil de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, tres de los principales actores del conflicto, aclarando la decisión “no va contra nadie”, negando señalamientos de que fuera un mensaje directo al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que precisamente ayer cumplió 70 años.

El galardón fue atribuido al activista bielorruso encarcelado Ales Bialiatski, a la oenegé rusa Memorial -cuya disolución ordenaron las autoridades rusas- y al Centro por las Libertades Civiles de Ucrania.

El primero es un abogado que comenzó su activismo en la década de los ochenta y fundó en 1996 la organización Viasna como contrapeso a las tendencias "dictatoriales" del régimen de Alexander Lukashenko.  Bialiatski pasó tres años en prisión, entre 2011 y 2014, y fue detenido de nuevo tras las protestas postelectorales de 2020. Aún permanece en prisión preventiva, por lo que es la cuarta persona reconocida con el Nobel mientras está presa, junto a la birmana Aung San Suu Kyi, el chino Liu Xiaobo y el alemán Carl von Ossietzky.

La esposa de Ales Bialiatski, Natalia Pinchuk, declaró que estaba "abrumada por la emoción", mientras la líder opositora, Svetlana Tijanóvskaya, consideró en Twitter que "el premio es un reconocimiento importante para todos los bielorrusos que luchan por la libertad y la democracia".

En cambio, el gobierno de ese aliado de Rusia, a través del portavoz de la cancillería, criticó la decisión del comité. "En los últimos años, las decisiones -y hablamos del Premio de la Paz- están tan politizadas que Alfred Nobel se está revolviendo en su tumba".

Por su parte Memorial es una ONG fundada en 1987, en pleno declive soviético, por activistas como Andrei Sajarov, que ya había sido reconocido previamente con el premio Nobel de la Paz. La organización siguió creciendo tras el colapso de la URSS y su constante pulso con el Kremlin llevó a que fuese declarada "agente extranjero" y obligada a cerrar a finales de 2021.

Además de poner en marcha un centro de documentación sobre las víctimas del estalinismo, Memorial ha recopilado y archivado la información sobre la represión y las violaciones de los Derechos Humanos en Rusia.

Pero poco después de que se anunciara el premio, la oenegé denunció el proceso abierto contra ella en ese país. "En el mismo minuto en el que todo el mundo nos felicita por el premio Nobel, se está produciendo un proceso en el tribunal Tverskoi (de Moscú) para requisar los locales de Memorial", denunció el centro de Derechos Humanos de Memorial. Horas después, dichas oficinas “quedaron convertidas en propiedad del Estado”, dijo un vocero judicial.

"Los actores de la sociedad civil en Rusia han sido víctimas de amenazas, detenciones, desapariciones y asesinatos durante muchos años", sostuvo el jurado en sus conclusiones.

Entre tanto, el Centro para las Libertades Civiles surgió en 2007 para promover la democracia y la defensa de los Derechos Humanos en Ucrania y, durante estos últimos meses, ha trabajado para identificar y documentar los presuntos crímenes de guerra perpetrados por Rusia. Ya había abogado desde su fundación por la incorporación de Ucrania al Tribunal Penal Internacional (TPI), en aras de la rendición de cuentas.

"En colaboración con socios internacionales, el centro juega un papel pionero, para hacer que los culpables rindan cuentas por sus crímenes", indico el comité Nobel noruego.

La jefa de esa organización afirmó que Putin debería comparecer ante un "tribunal internacional".

"Es necesario crear un tribunal internacional y llevar ante la justicia a Putin" para "dar a los centenares de miles de víctimas de crímenes de guerra una oportunidad de que se haga justicia", declaró Oleksandra Matviichuk en Facebook.

El 23 de septiembre, investigadores de la ONU acusaron a Rusia de cometer crímenes de guerra "a escala masiva" en Ucrania, citando bombardeos, ejecuciones, actos de tortura y de violencia sexual.



Tras el anuncio, la presidencia ucraniana afirmó que "el pueblo ucraniano son los principales artífices de la paz".

La presidenta del comité, Berit Reiss-Andersen destacó que "el comité Nobel noruego desea honrar a tres destacados estandartes de los derechos humanos, de la democracia y de la coexistencia pacífica en los tres países vecinos que son Bielorrusia, Rusia y Ucrania".

Como esperaban los expertos, el comité Nobel quiso enviar un mensaje frente a la guerra en Ucrania, que ha sumido a Europa en la crisis de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial.

Reiss-Andersen, no obstante, sí que destacó que el Ejecutivo ruso, "como el gobierno de Bielorrusia, representa un gobierno autoritario que reprime a los activistas por los Derechos Humanos".

Además, instó a Bielorrusia a liberar a Ales Bialiatski, presidente fundador del Centro de defensa de los Derechos Humanos Viasna ("Primavera"), encarcelado tras las manifestaciones masivas de 2020 contra la reelección del presidente Alexander Lukashenko, considerada fraudulenta por los países occidentales.

"El poder de la sociedad civil"

Los premiados "muestran el verdadero poder de la sociedad civil en la lucha por la democracia", apuntó por su parte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Twitter, mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres subrayó que estos galardones “destacan el poder de la sociedad civil para hacer avanzar la paz”.

"Los grupos de la sociedad civil son el oxígeno de la democracia, catalizadores de la paz, el progreso social y el crecimiento económico", dijo en un comunicado en el que también aseguró que el espacio de estos grupos se está "reduciendo en todo el mundo".

El año pasado, el Nobel premió a dos periodistas estandartes de la libertad de expresión, la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov.

El premio consiste en una medalla de oro, un diploma y una suma de 10 millones de coronas suecas (unos 900.000 dólares) a repartir entre los ganadores.

Para este año se habían presentado 342 candidaturas, de las cuales 251 correspondían a personas y 92 a organizaciones. La lista, que se cerró a finales de enero, es la segunda más numerosa de la historia de los premios, sólo por detrás del récord de 376 alcanzado en 2016.

El galardón será entregado en una ceremonia que tendrá lugar en Oslo el 10 de diciembre. Es el único de los premios Nobel que se entrega en la capital noruega, ya que el resto se otorga en Estocolmo.

Este es el Nobel de Paz No. 109 y vale destacar que solo 18 mujeres han sido distinguidas con el mismo, ocho de ellas en este siglo.

Este lunes se anunciará el ganador del premio de Economía, con lo que se cierra la escogencia de estas mundialmente famosas y anheladas distinciones. /Redacción internacional con agencias