Urge implementar atención desde todos los frentes a los hijos de mujeres maltratadas.
Los casos de violencia de género en el hogar aumentan cada año y con ello lo hace también el número de menores víctimas de la violencia, una cifra que en Colombia alcanza ya el 38% de menores víctimas de este tipo de violencia. Durante 2016, la violencia doméstica aumentó un 3,8 % respecto al año anterior presentándose 77.182 casos, mientras en 2015 la cifra fue de 74.233. Lo que indica que en promedio se presentan 211 casos al día.
Esta situación por la que cada vez pasan más menores hace evidente la necesidad de ampliar el foco de atención en los hijos e hijas de estas mujeres maltratadas, tal y como recoge el informe ‘Violencia de género y menores” elaborado por la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
En dicho estudio, elaborado por Violeta Pardo Pérez, profesora del Máster Universitario en Intervención Interdisciplinar en Violencia de Género de la VIU se expone la necesidad de convertir la protección del menor en uno de los objetivos más importantes de la sociedad actual.
En este sentido, la autora recalca la importancia que tiene que la sociedad “no olvide que la violencia contra la mujer suele conllevar algún tipo de conducta negativa hacia los menores, convirtiéndoles a ellos víctimas colaterales”. Además, apunta que a pesar de los avances que se han alcanzado mediante leyes, convenios, estrategias y protocolos de actuación todavía queda mucho trabajo por hacer, es por ello que la experta de la VIU propone algunas vías personalizadas de acercamiento a los menores según su edad, nivel sociocultural y el tipo de maltrato vivido.
Para ello, es fundamental la formación y la correcta utilización de la información: mediante la educación(los colegios deben implicarse con el problema, no derivarlo automáticamente a un caso habitual de absentismo escolar, ya que probablemente detrás de esa falta de asistencia de un menor hay algo más). Los profesores y la escuela, en general, ocupan un papel primordial en la educación y creación de espacios seguros para el desarrollo de niños y jóvenes, de hecho, es uno de los puntos más visibles para la prevención y detección de situaciones de violencia. La escuela proporcionará el conjunto de recursos, conocimientos y herramientas necesarias para que los menores sean capaces de hacer frente a las situaciones de dificultad que encontrarán en su trayectoria vital
Además en el ámbito familiar, es donde los hijos e hijas van estableciendo sus emociones, su personalidad y madurez futura, es por ello que cuando los hijos son testigos directos de la violencia del padre hacia la madre se rompe la figura de protección y seguridad que el hijo encuentra en su progenitora. Además, esto supone un riesgo para la madurez y proceso de crecimiento en el menor, dando lugar a unas conductas antisocial o delincuente.
Por último, hay que tener en cuenta a los medios de comunicación y redes sociales ya que vivimos en una sociedad tecnológica y mediática. Los menores logran evadirse de la situación en la que se encuentra utilizando internet, redes sociales… Esto es, olvidar la vía autoritaria anterior y actuar de manera proactiva e innovadora.
PERFIL DE LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO
Los menores que han sufrido violencia familiar o bien han sido testigos de la violencia de género han desarrollado, de manera general, una serie de actitudes que definen su personalidad. Entre las actitudes más comunes encontramos un perfil conciliador, propenso a asumir cierto liderazgo y a ser resilientes ante la vida. Es por ello que, tal y como apunta la experta de la VIU, se debe de potenciar esas actitudes para “empoderarlos y no permitir que caigan en el camino fácil del factor de imitación, abuso de drogas y alcohol o riñas y peleas”.
En Colombia, las ciudades y departamentos más afectados son: Bogotá (con 11.687 casos), Antioquia (4.576), Cundinamarca (3.471), Valle del Cauca (3.029), Santander (2.413), Atlántico 2.178, Boyacá (1.613), Meta (1.577), Norte de Santander (1.262), Bolívar (1.232) y Tolima (1.204).