Dos genios en acción | El Nuevo Siglo
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Domingo, 19 de Mayo de 2019
Alberto Abello

Como lo plantean diversos autores imparciales y sagaces que se han ocupado de Napoleón y de Bolívar, se trata de dos genios en la conducción de hombres y la movilización de ideas, que se mueven por la historia con diverso ímpetu, apenas comparables a personajes como Alejandro y Julio César, más en ambos casos con metas y ambiciones gigantescas. Los dos eran notables estudiosos de la historia y conocían a fondo El Príncipe de Maquiavelo. Así que advertían ciertas leyes de la política. La gloria de Napoleón se apaga, cuando aparece en el firmamento político de Hispanoamérica Simón Bolívar.

El influjo de Napoleón sobre su tiempo y la política mundial es incuestionable. El proceder de Bolívar y los testimonios de gentes que conocieron y departieron con el Libertador confirman que la figura y genio de este conquistador lo impactaron. Cuando Bolívar estuvo en Francia de joven, Napoleón vía crecer su estrella y después se coronó, así que le tocaron esos acontecimientos extraordinarios. En tiempos en los cuales la mente de Bolívar aún estaba en formación, sin por eso pretender seguirlo, ni imitarlo, lo que no quiere decir que no aprendiese de sus triunfos y derrotas. Ambos eran culturalmente latinos, imaginativos, creativos, audaces y estaban convencidos de cumplir una misión en el mundo que les tocó vivir.

Los orígenes

Bolívar, como hemos visto, en algunos aspectos era contrarrevolucionario. Recordemos que la familia de Bolívar descendía de conquistadores, que estaban vinculados por dos siglos al terruño venezolano como colonizadores de notoria influencia y poder.

Contamos siete generaciones de los Bolívar nacidos en este extremo tropical del Imperio Español en América: Simón Bolívar el Viejo, contador de la real hacienda y procurador de la provincia ante el rey Felipe II, Simón de Bolívar el Mozo, como su padre contador de la real hacienda, en 1593, le honran con una encomienda de indios en los Valles de Aragua, donde fundan la hacienda de San Mateo, la matriz territorial de la poderosa familia mantuana. Dos antepasados del mayorazgo Antonio y Luis se traspasan la propiedad y ejercen como alcaldes de Caracas y Corregidores de los Valles de Aragua. Su padre es un hombre culto imbuido del espíritu de la Ilustración que tuvo algunos contactos con la causa independentista del Precursor Francisco de Miranda. Su madre una valiosa dama a la que admira y que dirige con habilidad y carácter los negocios familiares.  Se dice que el sacerdote Francisco de Andújar, entre sus preceptores tuvo más influjo del que le dan los historiadores, que tienden a exaltar a Simón Rodríguez y en menor escala al gran Andrés Bello, su profesor y contemporáneo.  Si bien, es clave en su formación intelectual y de noble caballero, el Márquez de Ustariz en Madrid, ciudad en la que leyó a los mejores escritores, se entrena en esgrima, buenas maneras, conoce el gran mundo de cerca, se codea con la sociedad y conoce la corte de cerca.

Hasta aquí Bolívar es un noble terrateniente que de seguro tratará de sacar ventajas de su posición social si le da por ocuparse de la política en Caracas, lo que hasta el momento no ocurre.

Napoleón acelera la historia

Es evidente que si Napoleón no invade España, la crisis del Imperio se habría retrasado. Lo mismo que no se habría producido la estampida de los reyes de Portugal al Brasil, que determinó la expansión futura de ese país y su ingreso a la Santa Alianza, lo que más adelante complicaría la diplomacia de Bolívar en el poder. El peor error del genial corso sería invadir a Rusia y menospreciar el coraje del pueblo español.

Napoleón, un hidalgo de talento y sin fortuna, estratega y artillero consumado, irrumpe con furia y éxito irresistible a partir de participación en la defensa de Tolón, en plena Revolución Francesa. Hasta el momento había languidecido y sobrevivido en medio de la sangrienta revolución, protegido a medias por el hermano de Robespierre. El fracaso de los revolucionarios en la defensa de la ciudad, los obliga a llamar al joven oficial y artillero, dado que los cañones manejados por ellos no conseguían dar en el objetivo, mientras los ingleses y españoles lo bombardean y a amenazan con tomar a sangre y fuego la ciudad.

Tan pronto llega el mayor Napoleón Bonaparte a Tolón, muestra su fortaleza en el mando y su resolución inquebrantable de derrotar al adversario. Observa las fallas de la defensa y constata las debilidades de la flota enemiga.  En tres días transforma la defensa de la ciudad y mejora el parque de artillería, cuenta con 14 cañones y 4 morteros, lo mismo que copiosa munición, que en su poder cambian el curdo de la guerra.  

Al situar mejor sus armas y apuntar como es debido contra los barcos que lo asedian, les causa enormes bajas a los aliados, lo que los obliga a la retirada y le da la victoria a Napoleón. El fiero soldado salva a Francia y la revolución. Es su genio y la espada las que le dan la victoria y renombre al corso.

El genio de Bolívar

A la inversa de Napoleón, el genio de Bolívar se desarrolla con el tiempo. La providencia la depara numerosas pruebas, varias de ellas adversas, como la prematura muerte de su amada después de una larga e idílica luna de miel. Al fin, por cuenta de la ocupación de España por Napoleón, afloja la organización burocrática y militar del Imperio, surgen las primera Juntas en nuestra región que buscan defender los derechos de Fernando VII contra el usurpador.

En el Cabildo de Caracas figura Bolívar entre los más entusiastas. Hasta que le sale la comisión diplomática a Londres, para buscar ayuda de los ingleses. El contacto con los lores ingleses conservadores que tienen el poder lo impacta, lo mismo que las instituciones y el sistema democrático y aristocrático que funciona de manera efectiva. Como vimos, en vez de pedir apoyo para restaurar en el trono a Fernando VII, pide ayuda para la independencia y entra en contacto con Francisco de Miranda, lo que cambia su vida. El encuentro de estos dos grandes hombres y el impacto del veterano precursor con opulento mantuano, van a cambiar la historia de Hispanoamérica.