En Arauca, las minas antipersona se siguen usando como armas de guerra | El Nuevo Siglo
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Sábado, 14 de Septiembre de 2019
Eduardo Bonces

El Defensor del Pueblo regional aseguró que la respuesta al problema de los líderes sociales debe ser integral

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Por: Eduardo Bonces

Enviado Especial

EL NUEVO SIGLO

El padre Deisson Ramiro Mariño, defensor del Pueblo regional de Arauca, es uno de los sacerdotes destacado por su trabajo en contra del conflicto armado.

Toda la vida ha trabajado en el departamento de Arauca. De hecho, en 2004 estaba encargado de la parroquia de San José, en la inspección de San José de Arauca, municipio de Arauquita, donde se logró frenar una incursión paramilitar, en un trabajo conjunto entre la Iglesia Católica y las autoridades.

Hoy el padre Mariño habla como defensor. Aseguró que el departamento está en una encrucijada creada entre el conflicto armado, la crisis migratoria y la fragilidad del Estado para proteger a la población. Pidió al Estado una respuesta más integral a las necesidades del departamento.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuáles son los problemas que tiene Arauca?

DEISSON RAMIRO MARIÑO: Yo resumo los problemas de la región en tres: conflicto armado, crisis migratoria y fragilidad del Estado para proteger a la población.

Arauca sigue siendo uno de los epicentros del conflicto armado, las hostilidades se siguen librando en el territorio y siguen afectando de manera muy fuerte a la población civil. Aquí están los principales actores armados ilegales: el Eln que tiene el frente más fuerte del país, el rearme de disidentes de las Farc. Y la única respuesta del Estado ha sido la militarización. Es uno de los departamentos con una militarización altísima, con unos grupos armados al margen de la ley muy fuertes y una población civil en medio.

El número de homicidios –más de 130 este año– muestra la crueldad del conflicto armado. Y de esos 130 más de 100 corresponden a sociedad civil. Entonces pareciera que la guerra en Arauca es contra la población civil, en una desproporción tan grande.

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Insistimos en que el Estado acate las recomendaciones que hace la Defensoría del Pueblo por medio de las alertas tempranas que requieren una respuesta integral, no solo militar o policial, sino integral, que propenda por prevención humanitaria y por la protección civil.

Además le pedimos a los grupos organizados al margen de la ley que respeten el Derecho Internacional Humanitario. Aquí el conflicto sigue siendo muy fuerte y se tiene que respetar a la población civil para que el principio de distinción se ponga en rigor, es decir quién es combatiente y quién no lo es.

ENS: ¿Cuál es el problema que tiene Arauca con la crisis migratoria venezolana?

DRM: Sabemos que en Venezuela la crisis sociopolítica es muy fuerte y que hay una migración muy grande, que serían entre 42.000 y 45.000 ciudadanos venezolanos que han llegado al departamento.

Algunos han llegado para quedarse y otros van de manera transitoria por el departamento y no hay como ofrecer una atención integral. Ahí volvemos al primer punto: si no pudimos atender a las víctimas del conflicto armado, si las víctimas de desplazamiento continúan viviendo en las zonas suburbanas en unas condiciones infrahumanas, ¿cómo vamos a atender ahora 45.000 ciudadanos venezolanos?

El registro único de víctimas para Arauca habla de más de 150.000 víctimas que no han sido reparadas y a eso sumamos la crisis migratoria hablamos de una gran crisis en el departamento de Arauca.

ENS: ¿Por qué habla de fragilidad del Estado?

DRM: Hay una fragilidad de las instituciones del Estado en dar respuesta tanto a las víctimas del conflicto armado en temas de protección y prevención y en dar respuesta desde el carácter humanitario a esta crisis migratoria que hay en la frontera.

ENS: ¿Siguen las hostilidades en el departamento?

DRM: Sí, hacen presencia dos grupos armados al margen de la ley, el Eln y las disidencias de las Farc, hay indicios de la presencia esporádica, temporal de actores armados cercanos al paramilitarismo. Sin embargo, coincidimos con las autoridades cuando decimos que no encontramos una estructura armada en el departamento de esa ascendencia, pero al parecer están usando el departamento como corredor en temas relacionados con el narcotráfico.

Líderes sociales

ENS: ¿Cuántos líderes sociales han sido asesinados en el departamento según las cifras de la Defensoría?

DRM: Para el año 2019 son siete líderes que han muerto. Si volvemos hacia atrás, al 2016 cuando desde la Defensoría comenzamos a hacer muy juiciosos el conteo, podemos decir que 21 líderes sociales han sido asesinados en Arauca.

Pero hay que volver la mirada hacia atrás. En la guerra de guerrillas entre Farc y Eln fueron muchos los líderes comunales que murieron y la avanzada paramilitar sí que dejó líderes sociales muertos en Arauca.

A pesar de que hemos puesto un semáforo en rojo, la institucionalidad no toma las medidas en regiones como Arauca o el Catatumbo. La información la habíamos puesto a disposición de las autoridades, pero lamentablemente no se tomaron las medidas, no ha habido la respuesta inmediata y con la celeridad debida para proteger a los líderes en esta región.

ENS: Usted ha advertido la presencia de minas antipersona en el departamento, ¿dónde se presenta esa situación?

DRM: El pasado miércoles, justamente, cuando al parecer tropas del Ejército se dirigían a una institución educativa en Arauquita a hacer un desminado militar, cayeron en un campo minado y hay unos militares heridos.

Esas armas trampa no se accionan solamente contra la Fuerza Pública. No afectan solamente a militares. También son para civiles, porque están ubicadas en espacios vitales para la población civil, en un colegio, alrededor de un colegio que tiene modalidad agropecuaria. Lamentablemente en Arauca las minas antipersona, a pesar de estar proscritas, se siguen usando como armas de guerra.

ENS: ¿Cómo superar la violencia que pareciera histórica en el departamento de Arauca?

DRM: Hay que fortalecer el Estado, hacer un reconocimiento al trabajo que hacen los líderes y creo yo que articular el territorio con el nivel central, que no continúe esa desarticulación. Además, que el Estado central vuelva los ojos a esta otra Colombia.