Día a día la licitación para cambiar los buses viejos de Transmilenio tiene mayores detractores. Los gremios que agrupan a los fabricantes de buses eléctricos, denunciaron que los prepliegos existentes los deja por fuera de la transacción para que la capital del país tenga buses cero emisiones.

En carta de Electromovilidad, enviada a la gerente de Transmilenio, María Consuelo Araujo, se argumentan cinco puntos del por qué la licitación continúa alejando a las tecnologías de movilidad cero emisiones de ser una realidad en el cambio de flotas que se tiene previsto realizar en este proceso de licitación, a pesar de que el Distrito comunicó que para las tecnologías limpias la puntuación se ampliaba a puntos 400.

El académico Eder Velandia, como voz oficial de la agremiación, explicó por qué no es posible que los buses eléctricos hagan parte de este proceso para el transporte masivo en la capital.

En este sentido, el concejal independiente, Juan Carlos Flórez, quien hizo durante varios meses un estudio técnico de la licitación de Transmilenio denunció que a pesar de las advertencias sobre el contenido de la licitación, la administración de Enrique Peñalosa mantiene las condiciones favorables para los fabricantes y prestamistas, al mismo tiempo que desperdicia la posibilidad de iniciar un cambio tecnológico para el transporte público en la ciudad.

Frente al cambió al precio de la licitación, el concejal independiente explicó que en el prepliegos el valor estimado era de $1,6 billones. Sin embargo, en los pliegos publicados en el Secop II (el sistema electrónico para la contratación pública) se encuentra un valor diferente: $3,5 billones. Esto es más del doble de lo estimado inicialmente, aunque es el mismo. No queda claro en los pliegos por qué se incrementó tanto el valor de la licitación.

“Si Transmilenio espera que la legislación ambiental cambie –como lo demuestra la inclusión de una cláusula sobre este tema en los pliegos de la licitación - surge, entonces, una pregunta: ¿por qué no planean la compra de la flota con unos estándares ambientales más estrictos, que le eviten a Transmilenio incurrir en más costos posteriormente y que le permitan a la ciudad mitigar el rezago tecnológico que tiene en su transporte público?”, señala el concejal Flórez.

En cuanto a la inquietud de los fabricantes de buses eléctricos, el concejal independiente explicó que el principal cambio en la oferta técnica es la inclusión de los puntos que publicitó el alcalde Peñalosa para las ofertas de buses menos contaminantes. “Sin embargo, la cláusula que define el proceso de evaluación de las propuestas para comprar los buses deja la puerta abierta para que se incluyan más buses de diésel Euro V, que contaminan más pero que recibirían el puntaje de tecnologías limpias”.

Para empezar a operar -y para empezar a ser remunerados por ello- los concesionarios no van a tener que aportar toda la flota que tienen que comprar. “En los pliegos definitivos de la licitación se inventaron el concepto de “sub-lotes de flota” para darles más tiempo a los proveedores de poner los buses. Recordemos lo que sucedió ya con la licitación de basuras, que tampoco exigió todos los camiones para iniciar la operación y que resultó en retrasos en los servicios y en la ciudad repleta de basura”.

El concejal Flórez advierte que los prestamistas -el sector financiero-bancario- van a quedar en el centro del negocio de la licitación. “Esto representa un riesgo para toda la ciudad, pues el sistema de transporte masivo va a quedar a merced de un sector que no participará directamente en la operación de los buses y que no responderá por la calidad en la prestación del servicio que reciben los bogotanos. Este sistema, además, no existe para ningún sistema masivo de buses en ciudad alguna del mundo. Esas advertencias que hice en su momento se mantienen para la versión definitiva de los pliegos de la licitación”.

Además de los otros argumentos técnicos del concejal Flórez y la opinión de los fabricantes de buses eléctricos, la administración tiene día a día mayores detractores de la licitación para cambiar los buses viejos de Transmilenio.