¿Qué apuestas políticas y estratégicas se están produciendo mientras discuten los delegados del Gobierno y la guerrilla?
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Hace nueve días el Gobierno y el Eln retomaron el sexto ciclo de negociaciones, el último bajo la gestión del presidente Juan Manuel Santos.
Mientras transcurren las reuniones entre los delegados de las partes, EL NUEVO SIGLO se dio a la tarea de averiguar las movidas paralelas en La Habana y en Bogotá de cara a la posibilidad de que las negociaciones continúen después del 7 de agosto.
1. Cese el fuego
Hoy por hoy en La Habana delegados gubernamentales y guerrilleros están, como se dice, en un ‘corre-corre’ para lograr un cese el fuego y de hostilidades bilateral, es decir que incluya un compromiso de los irregulares para dejar la práctica del secuestro.
El posible acuerdo tampoco incluiría ubicación de la guerrillerada, pero sí una verificación de Naciones Unidas más fuerte y eficiente, aunque sin participación activa de la jerarquía católica.
Algunos analistas consideran que si la guerrilla acepta un cese el fuego, ese sería un escenario propicio para que el nuevo Gobierno analice y evalúe el rumbo que deberán tomar las negociaciones. Pero el Eln ha dicho que hay dificultades para un alto al fuego y sin garantías para cumplir compromisos.
El alto comisionado para la paz Rodrigo Rivera dijo que “trataremos de pactar un nuevo cese bilateral que tenga cláusulas mucho más claras que las establecidas en el cese al juego anterior”, precisando que el Gobierno acude a la mesa de diálogos “con la mayor voluntad para que la negociación avance segura para entregarle un buen balance de las conversaciones al próximo gobierno”.
Para Rivera el saldo de la negociación con el Eln ha sido positivo en materia de desescalamiento del conflicto, “sin embargo queremos llevarlo a acuerdos bilaterales y formales que en materia de cese al fuego y hostilidades permitan que la ciudadanía en las zonas afectadas por esta confrontación pueda participar sin la amenaza de la violencia”.
Pero según un comunicado del Eln, la delegación del Gobierno no garantiza la "reciprocidad de las dos partes en el cumplimiento de los acuerdos" y tampoco "la ejecución de las transformaciones propuestas en el proceso y acordadas en la Mesa".
De acuerdo con los guerrilleros, "persisten diferencias que impiden firmar un nuevo acuerdo de cese al fuego bilateral".
Entre ellas se encuentra el hecho de que "el Gobierno no acepte el Derecho Internacional Humanitario (DIH) como el referente común para pactar acciones y acuerdos humanitarios", aseguraron en su comunicado.
Consideran también que "el Gobierno se abroga la facultad de calificar hechos y actuar contra el Eln, sin previo informe y calificación del Mecanismo de Veeduría y Verificación".
Con el cese al fuego se debe "avanzar en la solución de la persecución, asesinatos y judicialización a los líderes y lideresas de los movimientos sociales", agregó el Eln.
2. Seguir el proceso
Al saliente Gobierno le afana poder presentarle a la nueva Administración un cese el fuego pactado de tal manera que sea más difícil reversar lo avanzado, primero en Quito y ahora en La Habana.
Al respecto el alto comisionado Rivera ha asegurado que “hasta el último día de este gobierno vamos a tratar de avanzar en esa negociación para que al nuevo Gobierno le podamos entregar con mayores avances ese proceso de conversaciones”.
Para el senador del Polo Democrático y copresidente de la Comisión de Paz del Congreso, Iván Cepeda, se debería lograr “un acuerdo marco, que no solamente incluya un cese bilateral prolongado al fuego, sino también la posibilidad de un acuerdo en otros puntos de la agenda, que le daría solidez a este proceso de cara a un nuevo Gobierno”.
A su turno, el saliente senador de la Alianza Verde, Antonio Navarro, consideró que deberían llegar a un cese bilateral al fuego, “sería un paso inicial muy importante, por lo menos hasta que se posesione el nuevo presidente de la República”.
3. Nueva propuesta
Pero en equipo del presidente Duque el asunto se ve una manera muy diferente, porque para sus integrantes es preferible congelar las negociaciones, hacer un empalme sobre la materia y llevar a La Habana una nueva propuesta.
El propio presidente electo ha dicho que el país necesita una paz creíble donde no se sigan cometiendo los errores del pasado en “que se aceptaba conversar mientras se utilizaba la violencia”.
“El mensaje tiene que ser claro: aquí, la única manera de construir que dé confianza al pueblo colombiano, debe ser sobre la suspensión de todas las actividades criminales, y la mejor forma de proceder en esa materia debe ser una concentración con supervisión internacional, que definamos unos tiempos supremamente claros y que miremos cuáles pueden ser los elementos de transicionalidad, que pueden implicar una reducción sustancial de penas, pero no la ausencia de las mismas”, puntualizó.
Sobre esto, el senador Alfredo Rangel, del Centro Democrático, afirmó que “un verdadero cese debería ser unilateral e incondicional”.
Pero lo que se ha sabido es que el afán tampoco es de desechar la negociación. Para el analista Daniel García-Peña, la presencia de figuras como Álvaro Leyva o Jorge Mario Eastman en el nuevo equipo de Gobierno resultaría esperanzador, de manera que la asunción de Duque no debe verse como un evento catastrófico para la posibilidad de que el Eln se someta a un acuerdo definitivo.
4. Otros aspectos
La semana pasada, tras el término de la reunión de empalme entre los equipos de los gobiernos entrante y saliente, se abrió la posibilidad de una reunión entre Santos y Duque para revisar los avances del proceso de paz con el Eln.
“Ha quedado abierta la posibilidad de esa reunión para revisar el estado de esa negociación y para que los dilemas y avances de la misma sean compartidos por el propio presidente Santos al presidente Duque", aseguró Rivera.
"Lo que hemos dicho al empalme es que el equipo negociador hará todos los esfuerzos hasta el último momento para lograr avances en la agenda. Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance, pero se requiere voluntad del Eln. Deben demostrar que tiene voluntad de paz y de un cese que permita tranquilidad a las comunidades" concluyó Rivera.
Los gobiernos de los países amigos y garantes del proceso están preparando un documento en el que le piden al nuevo Ejecutivo continuar las negociaciones, lo que tendría un ingrediente adicional de cierta presión internacional para que no se abandone el proceso.
A la par con esto, se ha mencionado la posibilidad de que Venezuela se retire del grupo de países amigos y garantes de las negociaciones, ya que como se sabe las relaciones entre Bogotá y Caracas no son las mejores desde hace meses y con la llegada de Duque a la Casa de Nariño seguramente se deteriorarán aún más.
Si esto se produce, quedaría por resolverse la situación de los jefes ‘elenos’ que se encuentran en territorio venezolano.