Bogotá cumple 485 años y en conmemoración a esta fecha especial EL NUEVO SIGLO quiso recordar a los cachacos de pura cepa, no porque ya no estén presentes en la ciudad, sino por ser un referente histórico y social de los cimientos de la capital.
La característica palabra ‘cachaco’ tiene una connotación europea. La elegancia de los cachacos fue inspirada en la forma de vestir de los londinenses: camisas, gabardinas, chalecos y corbatas.
En ese sentido, según la sabiduría popular, el origen de la palabra ‘cachaco’ corresponde a la unión de las palabras CAmisa, CHAleco y COrbata. Si bien es cierto que las nuevas generaciones, en su mayoría, no les han dado continuidad a las costumbres del ‘cachaquismo’, la identidad del bogotano permanece a flote a través de los ‘rolos’, personas que nacieron en la capital pero con padres provenientes de otras ciudades.
Mauricio Jaramillo, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, fue determinante al decir que considera que los cachacos de pura cepa ya no existen o han venido desapareciendo por cuenta del aspecto generacional y como consecuencia de ser una ciudad cosmopolita.
“Hay un cambio, porque las nuevas generaciones ya ni hablan ni se comportan de esa manera. Ha habido una revolución de los valores en la que esa figura se ve hoy como anacrónica, incluso reaccionaria, y en segundo lugar porque Bogotá es una ciudad cada vez más cosmopolita, a la que cada vez llega más gente de las costas y de otras partes, entonces también la forma de hablar ha cambiado”, explicó.
Bajo esa premisa, el experto sostuvo que la idea de “bogotanos puros” ya no tiene tanto fundamento.
“Incluso viendo los debates a la Alcaldía, y no lo digo de manera despectiva, el único que tiene algo de ese acento cachaco es Rodrigo Lara, creo que es algo que lo puede favorecer más que el hablado “gomelo” con el que relacionan a Juan Manuel Oviedo. Entonces creo que hay un cambio generacional, un cambio hacia el cosmopolitismo que hace que esté en vía de extinción el cachacho de pura cepa”, determinó.
El diccionario cachaco
El dialecto de los bogotanos ha tenido múltiples cambios, tal como señaló el profesor Jaramillo. No obstante, existen palabras y expresiones inherentes al cachaco de pura cepa que, pese a no tener mayor presencia en la ciudadanía, continúan fungiendo como el referente lingüístico de la tradicional jerga que marcó la personalidad de los bogotanos de buena familia en la primera mitad del siglo XX, hasta las sucesivas jergas que se generaron en la ciudad a partir de 1950, cuando la ciudad comenzó a recibir gran cantidad de migrantes del campo y otras ciudades del país.
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El libro Bogotálogo II, proyecto ganador de la Convocatoria Ciudad y Patrimonio 2010, organizada por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá y compendiado por el investigador y bloguero Andrés Ospina, resaltó algunas de estas palabras de gran riqueza cultural.
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Machera: Hecho o situación agradable o plausible. Ejemplo: "Esteban está estrenando celular y es una machera, hace de todo".
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Mecato: Golosina, comida rápida de muy escaso valor nutritivo. Ejemplo: "Beatriz, ¿ya empacó el mecato para que comamos en el paseo".
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Pachuco: Aburrido, poco interesante, ordinario, de mal gusto. Ejemplo: "Amiga, ese evento estuvo tan pachuco, no te perdiste de nada".
- Ala: Interjección típicamente bogotana, cada vez menos común. La expresión constituye quizá la muletilla y la marca registrada del cachaco de antaño. Ejemplo: "¡Ala! Qué gusto me da saludarlo".
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Carachas: Expresión de sorpresa, reconocida como parte del repertorio de maneras del clásico y estereotipado cachaco. Ejemplo: "¡Ah carachas! No sabía que Perla había cambiado de carro".
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Camello: Trabajo. Empresa complicada. Ejemplo: "Martín no va a venir". "¿Por qué?" "Porque lo hicieron ir hoy sábado al camello".
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Chanda: Perro de raza indeterminable y aspecto desmirriado. Dícese de algo muy desagradable. Ejemplo: "No, qué chanda que Juanita no pudiera venir a la fiesta".
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Chicanear: Ufanarse, sobreexponer un determinado objeto o una virtud propia con el propósito de aparecer como superior a los ojos de los demás. Ejemplo: "Ay, tan chicanero Guillermo con ese televisor nuevo".
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Chichigua: Chibchismo. Cantidad mínima de dinero, estipendio reducido. Ejemplo: "No, qué chichigua lo que nos regalaron en la feria después de hacer semejante fila".
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Chino: Persona joven. Úsase también como muletilla de camaradería entre amigos. Ejemplo: "María, hágame el favor y alce al chino que está como inquieto".
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Chirriado: Elegante, maravilloso, óptimo. Ejemplo: "Luis se fue a comprar ropa y ahora anda todo chirriado".
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Chite: Voz onomatopéyica para ahuyentar. Ejemplo: "¡Chite, Firulais! Que estamos almorzando".
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Cirilí: Cantilena aguda e inacabable, por lo general en tono de reproche. Ejemplo: "Ahora quién se aguante el cirilí de mi mamá porque anoche llegué tomado".
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Esfero: Bolígrafo. Cosa extraña, este bogotanismo de uso tan común y cotidiano en la ciudad, resulta chocante en muchos lugares del país. Ejemplo: "¿Me presta su esfero para llenar este formulario?".
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Jurgo: Indicativo de abundancia. Ejemplo: "En la última Feria del Libro había un jurgo de gente en esos pabellones".
- Juepucha: Pequeña voz variante para suavizar la carga de obscenidad acarreada por el clásico "jue$%@*". Ejemplo: "¡Juepucha! La dejo, mami, que se me hizo tarde para irme al trabajo".
Platos típicos
En el cumpleaños 485 de Bogotá es bueno recordar cuáles son los platos tradicionales que han marcado la historia de la ciudad y que se posicionan como los favoritos de los ciudadanos.
El ajiaco santafereño, por ejemplo, es un plato típico de Bogotá que a lo largo de los años se ha convertido en un símbolo de la gastronomía de la ciudad no solo a nivel nacional, sino mundial.
Asimismo, el chocolate santafereño es uno de los platos que se encuentran más arraigados en el corazón de los bogotanos, acompañado con queso, almojábana y pan.