Los sectores de carne y leche quedaron sin definir durante la quinta ronda de negociaciones entre los países de la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú y las naciones que buscan su ingreso, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur).
La ministra de Comercio, María Lorena Gutiérrez, ubicó los rubros en la categoría Not Specified (no específica), lo que quiere decir que todavía no tienen ninguna desgravación o cupo asignado pero tampoco están excluidos.
Sobre las preocupaciones del sector, Gutiérrez afirmó que “como en todos los tratados y negociaciones, hay unos sectores que están felices y otros preocupados”.
Para José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, estos sectores podrán convertirse eventualmente en los comodines tal como ocurrió con los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea.
El problema es que después de 8 años de gobierno Santos estos sectores no tienen admisibilidad con los países con cuales se han firmado TLC, valga decir, Estados Unidos o la Unión Europea, que demandan productos con valor agregado. Hoy Colombia exporta a economías con las que no se tienen Tratados de Libre Comercio.
“Nosotros ya tenemos tratados con potencias en la industria láctea como Estados Unidos y la Unión Europea, que sí buscan el beneficio de sus productores, mientras que Colombia ha sacrificado a sus campesinos para buscar ventajas económicas en otras áreas”, declaró.
El dirigente expresó su malestar por la impasibilidad del actual mandatario frente al clamor de los productores y los gremios que han hecho esta petición desde hace varios meses, sin encontrar respuesta, y calificó el trato del presidente Santos al sector agro como “nefasto”.
“El Gobierno politizó al sector, con la llegada de un ministro politiquero como Iragorri. Hoy estamos viendo un ministro que dice que nos excluyan, pero no sabemos qué compromisos ya se hayan adquirido”, añadió.
En la leche el desbalance comercial es evidente. A marzo de 2018 habían ingresado 14.604 toneladas de lácteos en las condiciones preferenciales de los TLC, mientras Colombia solo había colocado 1.136 toneladas.
Como le manifesté a la ministra, “no se entiende, entonces, de dónde nace (…) el interés del Gobierno en esta negociación”. ¿Acaso para que le cuelguen otra medalla en la Alianza Pacífico por su apertura comercial a ese bloque, a costa de 500.000 familias de la Colombia rural?