Video| "Esto es en serio": médico colombiana en España | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Abril de 2020
Agencia Anadolu

Con más de 117.000 contagios por COVID-19, España superó este viernes a Italia en el número de casos confirmados. Esta cifra posiciona al país ibérico como el segundo en el mundo en número de afectados, después de Estados Unidos. También es segundo en número de fallecidos, después de Italia, con casi 11.000 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins

En la primera línea de combate contra la enfermedad están cientos de médicos, enfermeras y personal de salud que han tenido que enfrentar la escasez de medicamentos, la falta de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y hasta la falta de material para su propia seguridad.

La colombiana María Fernanda Solano Luque es médica adjunta en medicina interna y enfermedades infecciosas, y coordinadora del Programa de Tuberculosis en el Hospital de Mataró, en la provincia de Barcelona, y fue una de las primeras profesionales del centro hospitalario en atender a los pacientes de COVID-19.

En entrevista con la Agencia Anadolu, la médica cuenta cómo se han tenido que preparar sobre la marcha para atender a un creciente número de pacientes, el poco acceso que tienen a pruebas diagnósticas, así como la demanda emocional y personal que implica este trabajo.

 

¿Cómo ha sido su experiencia trabajando en el Hospital de Mataró en España, uno de los países más afectados por el COVID-19 en el mundo?

Al principio no teníamos la expectativa de tener tantos casos como los que se habían reportado en China, entonces empezamos abriendo una unidad con pocas camas. Allí estábamos un equipo para enfermedades infecciosas que éramos dos personas: una médica adjunta y yo, que visitaba a los pocos pacientes que iban ingresando. Eso fue a principios de marzo.

A medida que pasaron los días, los casos fueron creciendo exponencialmente. Tuvimos que comenzar a abrir las otras unidades del Hospital de Mataró, que son aproximadamente ocho. En este punto el 80% del hospital está atendiendo a los pacientes afectados por el coronavirus y solo el 20% está atendiendo a los pacientes con otras enfermedades.

La experiencia ha sido muy dura. Hemos trabajado muchas horas al día. A nivel de logística también hemos tenido que adecuarnos con los equipos de protección y encontrar que los pacientes se empeoran muy rápidamente. Gestionar toda la parte emocional también ha sido difícil.

 

¿Cómo ha hecho usted para lidiar con esa presión a nivel emocional y personal?

Es complicado porque uno realmente estudia medicina para ayudar, para tratar de sacar a todos los pacientes adelante, y seguimos con ese objetivo. También hay que tener en cuenta que la mayoría de médicos tenemos un entorno familiar, muchos somos padres y tenemos hijos que son chiquitos. Equilibrar la parte familiar con lo laboral es muy, muy difícil, porque trabajamos casi 12 horas diarias y cuando llegamos a la casa nuestro hijo prácticamente está dormido.

Otro tema difícil es no poder hablar directamente con los familiares de los pacientes que van mal: ir informando a todos los familiares lo mal que va el paciente, que puede ser su padre, que puede ser su hermano, por teléfono. Además, ver cómo esas personas mueren solas, en aislamiento, porque desafortunadamente nadie puede ir a acompañarlos. Es difícil. Es difícil gestionar todo porque se percibe la angustia de la persona que lo único que te dice es que la salves, que hagas lo máximo posible, pero ves que por más que le pongas la medicación, algunos van mal.

 

¿Cómo han vivido la escasez de elementos de protección para el personal médico?

Los casos fueron creciendo de manera tan exponencial que otros médicos que no eran internistas, como cardiólogos o de otras especialidades, tuvieron que ingresar a la zona de coronavirus. De repente la demanda de equipos de protección en toda España se disparó. Nos avisaban que, por ejemplo, las mascarillas de filtro, teníamos que ponerles otra mascarilla encima, para tratar de prolongar su utilidad. Pero eso sirve para uno o dos días.

 

Ha habido críticas hacia los gobiernos por no poder organizar rápidamente un sistema de compras centralizado para poder abastecer a los hospitales. ¿Cree que eso ha pasado en España?

Evidentemente. Aunque el gobierno quiera hacer lo mejor posible, la respuesta ha sido lenta. Realmente más se demoran llegando los insumos que nosotros en usarlos. La respuesta ha sido lenta, pero yo siento que ellos están intentando gestionarlo de la mejor manera posible. Sin embargo, sí se ha demorado y eso no se puede negar.

 

¿También han vivido escasez de medicamentos?

Sí. Al principio tuvimos que actualizar el protocolo de atención a los pacientes como cada tres días, porque cuando ya lo teníamos establecido se acababa la medicación. Eso fue una lucha constante. Ahora más o menos se tiene lo básico y lo que se cree que está funcionando, pero hay otra medicación, la necesaria para sedar a los pacientes que están entubados en la Unidad de Cuidados Intensivos, que es muy común, pero ahora se está acabando. Entonces para otros pacientes que lo necesitan para otros efectos no se les puede dar. Lo hemos gestionado solo para que los pacientes de la UCI puedan tener lo poco que hay. Como ese medicamento, hay muchos.

La información inicial era que el grupo vulnerable eran los adultos mayores, pero ahora estamos viendo que personas muy jóvenes también se ven seriamente afectadas por el COVID-19. ¿Cómo ha sido esa experiencia para usted?

Sí, al principio pensábamos que eran los mayores de 70 con factores de riesgo, y realmente es verdad que son los que van peor, pero nos hemos enfrentado desde el principio con que la gente joven, entre 30 y 50 años, también se pone muy mal y son los que hemos tenido que trasladar a la Unidad de Cuidados Intensivos. 

Afortunadamente esos jóvenes que hemos podido trasladar a la UCI realmente logran superar la enfermedad. En el contexto del coronavirus se ha visto que, después de ingresar al paciente a la UCI, la inflamación se demora entre dos y tres semana en controlarse, más o menos. En esta semana precisamente estamos viendo la evolución de esta gente joven que ha tenido que estar entubada y realmente están saliendo bien.

 

Algunos hospitales en España han reportado que han tenido que hacer triaje de guerra, algo que no pasaba hace mucho tiempo. ¿En el Hospital de Mataró ha pasado eso?

Sí, esto es horrible. Hoy en día, si hay una persona con una patología como hipertensión o diabetes y otra persona de 30 años sin ninguna enfermedad y solo puedes llevar a una persona a la Unidad de Cuidados Intensivos, se escoge a la persona que tiene más probabilidad de sobrevivir. Esto se vive en todos los hospitales y es una de las cosas más duras. Ver que una persona que hace tres meses, fuera de la pandemia, si hubiera tenido cualquier otra infección y se le complicara hubiera tenido posibilidad de ingresar a la UCI, hoy ya no la tiene. No la tiene porque hay gente más joven o que no tiene ninguna otra enfermedad de base que tendrá más periodo de vida.

 

Ha habido mucha controversia sobre las cifras de personas fallecidas y que podría haber un subregistro. ¿Cómo se realiza ese conteo en el Hospital de Mataró?

Nosotros tenemos un protocolo muy establecido donde cualquier paciente que llega con síntomas respiratorios y fiebre consideramos que tiene una infección por coronavirus hasta que no se demuestre lo contrario. Incluso antes de tener las pruebas de detección, si la sospecha clínica es alta, si los hallazgos en la radiografía se parecen a los de un coronavirus, los tratamos como si tuviera coronavirus. Si el paciente llegara a fallecer, sería como un paciente fallecido con una infección por coronavirus.

No conozco afuera del hospital cómo se está manejando el tipo de fallecimiento porque sé que hay muchas personas que están falleciendo en residencias geriátricas, que realmente no sé cómo están gestionando la causa de la muerte. 

 

La Organización Mundial de la Salud ha enfatizado en la importancia de realizar pruebas masivas para detectar y aislar los casos con agilidad. ¿Cree que en España se está avanzando hacia aumentar la capacidad de realizar pruebas a un mayor número de personas?

Yo estoy segura de que si identificáramos más casos y los tratáramos de forma precoz, disminuiríamos el riesgo de trasmitir la enfermedad. Desafortunadamente, el acceso a las pruebas diagnósticas ha sido muy bajo. A nosotros, siendo personal de salud, hubo un punto en que tampoco nos hacían las pruebas para ver si alguno estaba con síntomas. Simplemente nos decían: Vete a la casa, cumple los 15 días de aislamiento y después ven. Entonces realmente creo que en la parte de poder saber quién está infectado estamos mal.

Si se estuviera tratando de una forma más proactiva, si tuviéramos más pruebas, más rápido, sería diferente. También es verdad que al principio las pruebas se demoraban hasta dos días en salir y el hospital se iba llenando de pacientes. Esto también hizo que colapsara el hospital.

 

Se ha dicho que España ya está llegando al pico de contagios y que en las próximas semanas la cifra podría empezar a bajar. ¿Ve esto posible en Barcelona?

Se ha dicho mucho eso, pero lo que uno ve es que los casos siguen llegando y que todavía tenemos el mismo número de casos cada día. Dicen que bajaremos, pero no estoy tan segura.

 

A todos estos temas profesionales también se añade los temas cotidianos: ir al mercado, cuidar a los niños y otros que parecen sencillos, pero en este contexto se vuelven más complicados. ¿Cómo ha sido eso para su familia?

En mi experiencia personal, eso es complicado. Mi marido está teletrabajando, pero mi hija de cuatro años quiere atención. El rendimiento laboral de él se ha disminuido en un 50% porque tiene que cuidarla, darle de comer, etc. Los niños pequeños, estando todo el tiempo encerrados… es difícil para ellos. Toca gestionar toda esa energía que tienen. Para el mercado las filas son largas y cada persona va con guantes. También es impresionante ver una ciudad como Barcelona, que es tan turística, completamente sola. Los pocos coches que hay son los del personal de la salud.

 

¿Qué recomendaciones les daría a los colombianos, que no estamos viviendo la crisis en las mismas proporciones que España?

Yo les digo que esto de quedarse en casa es serio y es realmente lo que va evitar que los casos aumenten de forma exponencial. Afortunadamente aquí en España tenemos un sistema sanitario que ha logrado gestionar las demandas de las personas que han sido afectadas por el coronavirus, pero conociendo cómo es Colombia, eso no va a ser posible allá. Esto no es una tontería, la gente se muere. Quedarse en casa no es para sufrir, es para salvar la vida o evitar quedar luego con una complicación a nivel pulmonar. Y nos puede pasar a cualquiera. Quedarse en casa es la única forma demostrada para disminuir los casos en China, en Italia y en España. Ya teniendo la experiencia de tres países lo más ilógico sería no cumplir con las normas que se están gestionado ahora en Colombia.