Apenas dos días después de que se cumplieran los cuatro años de la firma, en Cartagena, del acuerdo de paz entre el gobierno Santos y la guerrilla de las Farc, apareció un nuevo comunicado de alias ‘Iván Márquez’, el exjefe negociador del pacto habanero y quien hace más de un año decidió rearmarse y reincidir en la delincuencia subversiva.
Como se recuerda, la primera reaparición de ‘Márquez’, tras varios meses escondido por temor a ser capturado por una investigación de narcotráfico, se dio el 29 de agosto del año pasado. Ese día se conoció el video en el que junto a otro congresista fugado, Seuxis Pausías Hernández, alias ‘Jesús Santrich’; Hernán Darío Velásquez, alias 'el Paisa'; y Henry Castellanos Garzón, alias 'Romaña', entre otros, anunciaba que las Farc- Segunda Marquetalia volvían a las armas por un presunto incumplimiento del acuerdo de paz.
En el comunicado de ahora, cuyo tema central es pedir la renuncia del presidente Iván Duque y acusarlo de violentar la protesta social, lo más llamativo no es lo que ‘Márquez’ y compañía dicen, sino la foto en que aparece junto al ‘Paisa’, ‘Romaña’ y ‘Santrich’ portando fusiles de asalto israelíes Tavor, de última generación.
En momentos en que desde distintos sectores se han proyectado análisis y balances sobre lo que ha pasado en estos cuatro años con el acuerdo de paz Santos-Farc, es claro que esta nueva aparición de ‘Márquez’ no hace más que confirmar lo que no pocos expertos coinciden en señalar como “fracaso” del pacto, en especial porque el principal objetivo (e incluso así se bautizó) era de la “terminación definitiva del conflicto armado”.
A hoy es claro que los contingentes nunca desmovilizados o rearmados de las Farc son casi tanto a más numerosos (en términos de hombres-arma) que los que efectivamente sí se reinsertaron a la vida civil. Las cifras oficiales y de los centros de estudios de las dinámicas del conflicto armado en Colombia así lo confirman.
En el ministerio de Defensa señalan que las “disidencias”-“reincidencias” de las Farc podrían tener unos 4.600 integrantes, de los cuales cerca de 3.000 serían combatientes efectivos y los restantes harían parte de las redes de apoyo logístico y milicias, tanto a nivel urbano como rural.
La caracterización que han realizado las Fuerzas Militares sobre las que ahora se denominan oficialmente “Grupos Armados Organizados (GAO) Disidencias de las Farc”, señala que esta facción criminal la componen 32 grupos con presencia o rango de operación en 2.500 veredas de 120 municipios en 20 departamentos.
También es claro que las “disidencias” (grupos que se apartaron de las Farc antes de la firma del acuerdo en 2016) y “reincidencias” (cabecillas y combatientes desmovilizados que volvieron a las armas), tienen un común denominador en su plan de expansión territorial y operacional: el dominio de las zonas de narcocultivos, minería ilegal, contrabando, tráfico de armas, tala ilegal de madera y otros delitos asociados.
Tienen un común denominador en su plan de expansión territorial y operacional: el dominio de las zonas de narcocultivos, minería ilegal, contrabando, tráfico de armas, tala ilegal de madera y otros delitos asociados.
Las “disidencias” tienen al frente a Miguel Botache, alias ‘Gentil Duarte’ y las “reincidencias” a ‘Márquez’. El primero es uno de los más antiguos cabecillas de las Farc como mando central de las estructuras del ‘Bloque Oriental’. Se apartó del proceso antes de la firma y los informes iniciales es que con él se fueron inicialmente casi todo el “Frente 1” así como efectivos de otras facciones, con un total de no menos de un millar de combatientes.
Si bien ‘Márquez’ ha tratado de convencer a ‘Duarte’ que se una a “Farc Segunda Marquetalia”, lo que se sabe es que el primero no le reconoce ninguna jefatura ni mando al segundo, e incluso se han trenzado en un pulso por saber cuál bando puede adherir o ‘reclutar’ más facciones pequeñas de guerrilleros no desmovilizados o reincidentes. La principal pelea es por las rentas del narcotráfico.
Para nadie es un secreto que ‘Márquez’, ‘Santrich’, ‘el Paisa’, ‘Romaña’, ‘John 40’ e ‘Iván Mordisco’, entre otros cabecillas de las “reincidencias”, se encuentran refugiados en Venezuela, con la complicidad y protección de la dictadura de Nicolás Maduro. De hecho, Estados Unidos ofrece ya una millonaria recompensa por estos cabecillas.
De acuerdo con Insight Crime, un centro de investigación y análisis de crimen organizado, “la Segunda Marquetalia parece moverse en la frontera entre Colombia y Venezuela. Las reuniones que sus miembros han sostenido con otros grupos criminales los sitúan en estados como Apure, en Venezuela y Arauca, Colombia”.
También sostiene que “con la adhesión del frente 18 de las exFarc Mafia, el grupo de Márquez obtiene presencia en el norte de Antioquia, en municipios como Ituango y la parte sur del departamento de Córdoba. Siendo este, por ahora, el único satélite con el que ‘Márquez’ cuenta en otras zonas de Colombia”.
Concluyó que “por ahora, el grupo podría estar recibiendo apoyo de algunos sectores del Eln, así como del gobierno venezolano, utiliza el territorio de ese país como retaguardia, mientras solidifica sus alianzas”.
¿Dónde operan?
Según el último informe de Indepaz “algunos medios y líderes de organizaciones registraron en 2019 la presencia de mandos medios de este grupo disidente en zonas del Cauca, Nariño, Huila, Caquetá, intentando reagrupar efectivos, aunque con poco éxito en sus gestiones iniciales”.
De acuerdo con la misma fuente, “‘Gentil Duarte’, cabecilla del Frente 1, se mueve en rutas la Orinoquía y Amazonía de Colombia, Venezuela y Brasil, coordinando el envío de la cocaína que se procesa en Colombia y que negocia directamente con carteles mexicanos como el de Sinaloa, su principal aliado, y carteles de Brasil”.
La radiografía de Indepaz coincide en que ‘Gentil Duarte’ “ha logrado expandirse desde Guaviare, que es su principal zona de influencia, hacia el norte del país al controlar la producción de base de coca en departamentos como Meta y Arauca. En un caserío de la serranía de La Macarena, se establece que ‘Duarte’ sería el único proveedor de base de coca en esa zona del país”.
Otra facción fuerte de esta facción sería el “Comando Coordinador de Occidente”, que tiene grupúsculos armados en Cauca, Chocó, Huila, Nariño, Tolima y Valle del Cauca.
Caso aparte sería el frente Sexto. Según Indepaz “la importancia de los distintos municipios del Cauca en los que se registra persistente presencia de estos grupos, se debe a que este es uno de los cuatro departamentos con más alta densidad de sembrados de coca (al occidente), amapola (límite con Nariño) y marihuana (norte), situación que ha ocasionado disputas con los Pelusos, quienes en 2018 mediante un panfleto los declararon objetivo militar debido a las extorsiones hacia la población civil; también tendrían enfrentamientos con el Eln”.
También está el frente 33, que opera en la frontera con Venezuela y, según el mismo centro de estudios, sería comandado por alias ‘Jhon Milicias’, que “ejerce su poder desde Venezuela, donde maneja un complejo de entrenamiento con el fin de ganarle territorio al Epl y el Eln, con los que también se disputan la zona”.
“Las alianzas del frente 33 serían con carteles mexicanos -cártel de Sinaloa- que estarían financiando laboratorios de droga, como el que fue hallado en septiembre de 2019, el cual se considera uno de los más grandes y completos que se ha encontrado para este año”, señaló el informe.
‘Gentil Duarte’ “ha logrado expandirse desde Guaviare, que es su principal zona de influencia, hacia el norte del país al controlar la producción de base de coca en departamentos como Meta y Arauca.
No menos peligroso es el frente Estiven González, del cual se dice que su poderío “habría incrementado notablemente hacia finales de 2018 debido a una supuesta alianza con ‘Duarte’, con quien tienen al menos 250 hombres para el control del norte de Nariño y sur del Cauca mediante el cobro de extorsiones, asesinatos, desplazamientos, desapariciones, minería ilegal y apropiación de toda la cadena del narcotráfico”..
Añade que “entre las alianzas se pueden mencionar la que podrían tener con el frente ‘Dagoberto Ramos’ y la subestructura ‘Carlos Patiño’, que controlan parte del departamento del Cauca, esto con el fin de establecer un corredor entre este departamento y Nariño. También se establece movilización de material de guerra desde Bogotá y Cali que sería llevado a Suárez, Morales, Balboa en el Cauca y Leiva en Nariño”.
Como se ve, esta rápida expansión de las “disidencias” y “reincidencias” de las Farc, que están detrás de muchos de los crímenes de líderes sociales, la expansión del narcotráfico, la reciente ola de masacres y el rebrote de la violencia en muchas zonas del país, termina siendo la principal evidencia del fracaso, lamentablemente, del acuerdo de paz Santos-Farc, suscrito en 2016. Las cifras no mienten: hay un nuevo grupo armado de 4.600 hombres, que si bien no tiene la estructura vertical y jerárquica de las antiguas Farc, sí son tanto o más peligrosas que estas.