CONTRA los vaticinios de las encuestas, la presidencial en Estados Unidos fue ganada por amplio margen por el republicano Donald Trump, logrando así un segundo mandato no consecutivo de un presidente, lo que no ocurría desde 1893.
El líder conservador ganaba esta madrugada el voto nacional con una ventaja de más de 3% (más de 4 millones 600 mil votos), se impuso en tres de los siete ‘estados bisagra’ con una diferencia mucho mayor a la que pronosticaron todos los sondeos (su ventaja no fue de décimas, como habían señalado, sino de hasta 4 puntos porcentuales) y en los cuatro restantes la tendencia era mayoritaria a su favor.
La demócrata Kamala Harris triunfó en Virginia.
Las proyecciones de los grandes medios de comunicación estadounidenses (CNN, Fox News, MSNBC/NBC News, ABC y CBS) comenzaron desde muy temprano a informar sobre la ventaja de Trump en la conformación del Colegio Electoral. Sin embargo, varios de ellos enfatizaron que se trataba del llamado “espejismo rojo” (color que identifica a los republicanos) que tradicionalmente ocurre en la elección presidencial porque los primeros informes provienen de la parte rural del país y que, a medida que se fueran conociendo los de las grandes urbes, la situación podría cambiar.
Sin embargo, a medida que se fueron consolidando los datos de los estados no hubo tal espejismo, comenzó a estrecharse el camino de Harris hacia la Casa Blanca e, inclusive, reputados medios como The New York Times, con su “pronóstico presidencial en vivo”, un modelo electoral predictivo con base en los datos de las encuestas, los votos informados en tiempo real y la tendencia que se iba marcando en los llamados estados clave, vaticinó que Trump sería el ganador obteniendo no menos de 300 grandes electores, superando la cifra mágica de 270.
El primer revés para la candidata demócrata se conoció a las 11 de la noche cuando las proyecciones dieron el triunfo a Trump en Carolina del Norte (16 electores), el primero de los siete estados claves. Y, desde esa hora, la tendencia en el resto de ellos, con excepción de Virginia, eran favorables al candidato republicano, como efectivamente ocurrió.
Trump también ganó Georgia (16) con una ventaja de 2.5%, Pensilvania (19%) y se encaminaba a imponerse en Wisconsin (10) y Michigan (15). Restaba por conocer esta madrugada quién sería el ganador en Arizona (11) y Nevada (6).
En 2020, Biden venció a Trump imponiéndose en Pensilvania, Wisconsin y Michigan, pero también en Georgia, Arizona y Nevada.
El expresidente republicano sumaba 266 grandes electores por su victoria en Alabama, Arkansas, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kansas, Kentucky, Luisiana, Misisipi, Misuri, Montana, Carolina del Norte, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, Carolina del Sur, Dakota del Sur, Pensilvania, Tennessee, Texas, Utah, Virginia Occidental, Wyoming y Nebraska. Restándole únicamente cuatro grandes electores para triunfar.
Por su parte Harris, logró 214 grandes electores por imponerse en California, Colorado, Connecticut, Delaware, Distrito de Columbia, Hawái, Illinois, Maryland, Massachusetts, Nueva York, Oregón, Rhode Island, Vermont, Virginia y Washington.
Así las cosas, restando por conocer los resultados en unos pocos estados, en los que con un alto porcentaje de votos escrutados marcaban una mayoritaria tendencia a favor de Trump, su regreso a la Casa Blanca estaba más que asegurado.
La tendencia era tan fuerte desde antes de la medianoche, que el modelo predictivo de New York Times daba un 90% de probabilidad de que se hiciera a más de 306 grandes electores, contra un máximo de 232 de Harris.
Vale destacar que el desempeño del líder conservador, en todos los estados informados, fue mejor que el de hace cuatro años cuando se enfrentó a Biden. Contrario a la vicepresidenta Kamala Harris, cuyo triunfo en los estados tradicionalmente demócratas fue por un margen notablemente menor al que logró su jefe y mentor en el 2020.
"Juego, set y partido", manifestó en su cuenta de la red social X el dueño de la misma y gran propulsor de la campaña de Trump, el magnate sudafricano Elon Musk.
La desilusión demócrata, que terminó volviéndose una noche aciaga, comenzó a hacerse visible con unas declaraciones de la jefa de campaña, Jen O'Malley Dillon, quien reconoció que el "camino más claro" para alcanzar los 270 pasaba por Wisconsin, Pensilvania y Michigan, el llamado "muro azul".
Y luego, otro de los jefes de campaña, Cedric Richmond, anunció a los seguidores de Kamala Harris que se habían concentrado en la Universidad de Howard, en Washington, que la candidata no hablaría esta noche, como estaba previsto, sino mañana (hoy miércoles).
Y la noche fue realmente de ‘infarto’ para los demócratas, ya que la oposición republicana les arrebató dos bancas en el Senado, una de ellas lograda por el empresario colombo-estadounidense Bernie Moreno quien derrotó a Sherrod Brown, que buscaba la reelección.
Con el triunfo de Moreno, los republicanos han conseguido dos nuevos escaños en la cámara alta después de que el gobernador de Virginia, Jim Justice, también haya ganado los comicios y ocupará el escaño que deja vacante el senador independiente, antes demócrata, Joe Manchin. Y, con la reelección de la senadora por Nebraska Deb Fischer, dio al partido conservador 51 escaños, con lo que arrebató al partido de gobierno el control del Senado.
Y en la Cámara de Representantes, donde se renovaba la totalidad de sus integrantes, los conservadores obtenían a la medianoche 188 curules contra 160 de los demócratas, con una tendencia a lograr las 218 requeridas para ser mayoría.
De esta forma, una ola roja recorrió Estados Unidos, y Donald Trump gobernará con el control republicano del Senado y posiblemente de la Cámara, lo que le facilitaría la implementación de su agenda programática.
“Vamos ayudar al país a sanar”
Con el triunfo en Pensilvania, que zanjó la disputa por la Casa Blanca, Trump se dirigió a cientos de seguidores que lo aguardaban en el centro de convenciones de West Palm Beach (Florida).
En compañía de su familia, encabezada por su esposa Melania; su fórmula vicepresidencial JD. Vance, Robert Kennedy Jr., dirigentes políticos y directivos de campaña, Trump hizo una prolongada intervención improvisada para agradecer a todos los estadounidenses por elegirlo como el presidente No. 47 y aseguró que entre todos “ayudaremos a nuestro país a sanar”.
“Hicimos historia y esta es una victoria histórica por una razón: superamos obstáculos que creen no podríamos”, dijo el mandatario electo, reafirmando su compromiso de luchar “por ustedes, por todos los estadounidenses… Logremos un país próspero. Esta será la era dorada de Estados Unidos”.
Tras destacar su triunfo en Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania, sostuvo “estamos ganando en Michigan, Arizona y Nevada…Significaría que tendríamos por lo menos 315 votos electorales” y “ganamos el voto popular… Eso fue increíble”.
Sostuvo que “los estadounidenses nos han dado un mandato poderoso e importante. Hemos retomado el control del Senado y el movimiento de MAGA ha ganado en muchos de los estados. La cantidad de triunfos en el Senado fue increíble… y nos encaminamos a ser mayoría en la Cámara de Representantes”.
Trump insistió en que hay que poner a América primero, al menos por un período, para tener “un país fuerte, próspero y libre otra vez… Esa es mi promesa y trabajaré, como en mi primer mandato, para lograrlo… El éxito nos unirá”.