“Cada año voy a un Ashram en la India”: Álvaro Cruz | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Agosto de 2012

Por: Mabel Kremer

Hablar con el gobernador de Cundinamarca Álvaro Cruz es toparse con unos ojos de mirada diáfana, una voz pausada que transmite paz y un hombre de absoluta sabiduría. Y no es para menos, desde 2006 el Mandatario no ha dejado de visitar años tras año el paraíso espiritual del maestro Sai Baba en la India. "Este maestro lo descubrí porque mi esposa inició un trabajo espiritual a raíz de la muerte de un hermano muy joven. Empezó a leer metafísica y a cuestionarse por qué si Dios existía dejaba morir a un niño. En medio de esa búsqueda llegó información de Sai Baba". La vida y el mensaje de este maestro espiritual calaron tanto en sus vidas, que el siguiente paso fue viajar hasta la ciudad de Puttaparthi, en la India, para conocerlo personalmente. "Yo era el más escéptico y curiosamente el maestro me enviaba mensajes constantes. Hay una energía impresionante que te hace vibrar", dice Cruz, quien guarda en su despacho una foto del maestro vestido de naranja y con un gran afro, al mejor estilo de los salseros de los 70.

El Gobernador quedó sorprendido la primera vez cuando encontró que otras 20 mil personas de todas partes del mundo estaban en el templo esperando obtener toda la luz divina que brota en ese lugar. "Es impresionante la cantidad de personas que van. Al ingresar al Ashram las mujeres van a un lado y los hombres a otro y definen con un sorteo el sitio y la actividad que se va a realizar". Son 15 días desconectados del mundo. El celular y la televisión desaparecen de la vida diaria para darles paso a la meditación y a los bhajans o cantos devocionales en sánscrito, que es uno de los rituales que más disfruta Cruz en su viaje.

Templo en casa

El aprendizaje es total. Se podría decir que es la misma carreta que nos echan en Occidente toda la vida en el colegio, la iglesia y la casa. Pero allí, en el Ashram, lo que definitivamente se aprende es disciplina para realizar el arte de la meditación. "Mi esposa y yo tenemos un pequeño templo en casa en el que meditamos todas las mañanas", explica. Y es que la meditación es fundamental para lograr incorporar y mantener esas enseñanzas que, como mencioné, nos dicen desde pequeños, pero que Álvaro Cruz logró sembrar definitivamente con un trabajo espiritual profundo. "Se trata de no juzgar; tener tolerancia; saber callar, porque las frases son como las flechas, después que se dicen no hay nada que hacer, y de vivir en desapego de lo material, porque el que se apega sufre".

Lo dice este hombre que recibió en medio de los cánticos una especie de iluminación con una frase que fundamentó su campaña a la Gobernación y que es el bastión de su gestión: "Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter. Si hay belleza en el carácter, habrá armonía en la familia. Si hay armonía en la familia, habrá orden en la comunidad y si hay orden la comunidad habrá paz en el mundo". En este caso, "habrá paz y calidad de vida en Cundinamarca", adaptación que hizo Cruz de las enseñanzas de Sai Baba para llevar a los cundinamarqueses algo de lo que ha aprendido.

Ingeniero de su vida

Dice orgullosamente el gobernador Cruz que nació en San Juan de Ríoseco (Cundinamarca) y que fue el primer Ingeniero Civil de su pueblo. "Quería estudiar Ingeniería Civil porque tenía la fijación de la tortura que era transportarse en el pueblo. Siempre decía: algún día voy a pavimentar las carreteras". Y así fue. Cumplió la promesa que unos 50 años atrás, cuando era muy niño, se había hecho. Eso sí tuvo que primero terminar su carrera en la Universidad Javeriana, trabajar unos buenos años en distintas obras por todo el país, otros tantos años haciendo política y cuando fue Secretario de Obras Públicas del ex gobernador Andrés González pavimentó las carreteras del pueblo y de muchos otros más del Departamento.

Se dedicó con alma, vida y sombrero a la ingeniería de grandes obras. Una vez se graduó, empezó a trabajar en Ingetex, compañía encargada de construir las obras de interconexión eléctrica en el país en los años 70. "Hice parte del proyecto de Chingaza, la central hidroeléctrica de Chivor y realicé los estudios del Guavio. Se puede decir que fui pionero de estas obras", dice.

Pero desde la universidad y aún siendo todo un ingeniero, la política también estaba presente en su vida. Su padre fue Concejal del pueblo durante muchos años y él le siguió los pasos. "Fui concejal de San Juan de Rioseco 5 periodos". Cuando llegó por primera vez al cabildo, algo inesperado sucedió. A los tres meses su padre fue asesinado en un intento de secuestro. "Mi papá era como un patriarca y tomé la decisión de trabajar por la gente. Fue un compromiso con la memoria de mi padre", y allí comenzó su carrera política.

La obsesión

Después de pasar por el Concejo y ser Diputado del departamento, Álvaro Cruz se retiró del Nuevo Liberalismo y armó rancho aparte. "Me cansé de acostarme con unas decisiones que se tomaban democráticamente y despertarme con otras impuestas". Es así como fundó un nuevo movimiento al que llamó Convergencia Liberal, con el que también fue Diputado y aspirante a la Cámara de Representantes, curul que no logró. Sin embargo, allí empezó su camino cuesta arriba hacia la Gobernación.

El nombre de Álvaro Cruz sonó y sonó durante tres campañas a la Gobernación. Siempre fueron tres sus rivales y en la tercera venció, ya no como Convergencia Liberal, porque claudicó. Ganó como independiente.

En todo este recorrido político y espiritual siempre ha tenido un ángel terrenal, su esposa. Llevan juntos 41 años. Son como novios eternos, porque, entre otras, cuando se ennoviaron doña Zoraida le cantó la tabla. "Le dije que fuera mi novia y me respondió: siempre y cuando no nos casemos ni tengamos hijos". Once años después, la convenció de lo primero, pero no de lo segundo. Se casaron por lo civil y a cambio de sembrar hijos se dedicaron a sembrar arboles en su casa de campo para algún día, cuando mueran, dispersar allí sus cenizas. "Hicimos el pacto para sembrar un cedro macho que es Álvaro y un nogal que se llama Zoraida. El que muera primero pondrá las cenizas del otro en su árbol", cuenta.

Lo cierto es que Álvaro Cruz seguirá meditando y gobernando, porque como él mismo afirma "la política sólo se cura con la muerte".