El reto de elegir Congreso en medio de hechos inéditos | El Nuevo Siglo
<FOTO>El nuevo Congreso será determinante para atender la crisis de la que busca salir el país.  
Viernes, 31 de Diciembre de 2021
Redacción Política

El 13 de marzo próximo se elegirá el Congreso de la República con varias novedades que podrían cambiar el mapa político en esta Corporación por los próximos cuatro años, generando varios retos. El primero de los cuales corresponde a los ciudadanos, en el sentido de que escojan a conciencia y con conocimiento a los nuevos parlamentarios entre los 2.966 candidatos que se inscribieron a Senado y Cámara.

La elección del parlamento para el período 2022-2026 se dará en un momento crucial para el país desde el punto de vista político, social y económico. Estos dos últimos particularmente golpeados fuertemente por los efectos de la pandemia.

Hoy se presenta una coyuntura política en la cual como nunca antes la derecha, el centro y la izquierda lucen con posibilidades de llegar con sus candidatos al poder, y de esta forma desde sus particulares visiones adoptar los manejos, ajustes y cambios que el país necesita: darle la continuidad que este Gobierno ha logrado en la lucha contra el covid-19, la reactivación de la economía y la recuperación del empleo afectados por la crisis.

El momento social no es el mejor porque debido a las cuarentenas que paralizaron en su mayoría el aparato productivo, el país retrocedió en los avances que había logrado en reducción de la pobreza.

En 2020 más de 3,5 millones de ciudadanos entraron en la pobreza, por lo que hoy este indicador se ubica en más de 21 millones de seres.

El estallido social que se presentó en la mayor parte del país en abril y mayo pasado, en parte se explica por la difícil situación económica que llevó la pandemia a miles de familias.

En ese sentido el nuevo Congreso que se instale el próximo 20 de julio tendrá el reto de estar a la altura de producir las reformas, ya sea por iniciativa propia o del gobierno, que requiera el país y que puedan mejorar la vida de los colombianos.

De igual forma, el próximo legislativo tiene el reto de hacer un efectivo control político al entrante gobierno y mantener su independencia dentro de la separación de poderes, sin que ello se vea disminuido porque el nuevo jefe de Estado eventualmente alcance las mayorías parlamentarias. 



Algo inédito

Para la elección de Senado este año las coaliciones a gran escala de partidos minoritarios es una de las principales novedades.

En 2018 se presentó la coalición Lista de la Decencia, que agrupó fuerzas de izquierda y alternativas, integrada por la Unión Patriótica, la Alianza Social Independiente, el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) y los movimientos Todos Somos Colombia y la Colombia Humana, con la aspiración de lograr algunas curules. Al final tuvo un buen resultado porque alcanzó dos escaños en Senado y dos en Cámara.

Sin embargo, para las elecciones de marzo próximo las dos coaliciones de alto vuelo que inscribieron candidatos al Congreso, la Centro Esperanza y el Pacto Histórico, aspiran a lograr un importante número de curules, al menos 10 cada una en Senado.

La lista al Senado del Pacto Histórico la encabeza el senador Gustavo Bolívar, muy cercano a Gustavo Petro, quien en 2018 logró sorprendentemente más de 105 mil votos, más teniendo en cuenta que no había hecho política pues es escritor.

En tanto que la lista al Senado de la Coalición Centro Esperanza es encabezada por el exvicepresidente Humberto de la Calle.

También presentó lista única al Senado la coalición Nos Une Colombia, integrada por los partidos de raíz cristiana MIRA y Colombia Justa Libres. Aunque sus aspiraciones son menores, pues se darían por bien servidos si alcanzan entre 6 y 7 escaños en la Cámara alta.

Otra novedad con las coaliciones de gran escala Centro Esperanza y Pacto Histórico es que a diferencia de lo que sucedió en 2018 con la Lista de la Decencia, éstas acordaron el ‘combo’ completo, es decir, presentaron listas únicas al Congreso y tendrán candidatos únicos a la presidencia que escogerán en sendas consultas interpartidistas el próximo 13 de marzo.

En el Pacto Histórico los precandidatos presidenciales son los senadores Luis Fernando Velasco y Gustavo Petro; el exgobernador Camilo Romero; la líder social Francia Márquez; Arelis María Uriana Guariyú, presidente del MAIS; y el pastor Alfredo Saade.

Mientras que en la Coalición Centro Esperanza los aspirantes a la presidencia que figuran son los exgobernadores Sergio Fajardo y Carlos Amaya; los exministros Juan Fernando Cristo y Alejandro Gaviria; el senador Jorge Enrique Robledo; y el exsenador Juan Manuel Galán.

Lo que se ve ahí es que en esas dos coaliciones hay vasos comunicantes entre las listas al Congreso y sus aspirantes presidenciales, lo que podría terminar favoreciendo sus intenciones de lograr la mayor cantidad de curules posibles.

Es decir que nombres como Fajardo, quien logró 4,5 millones de votos en la primera vuelta presidencial del 2018, y Petro, quien sumó más de 8 millones de sufragio en la segunda vuelta de esas elecciones, podrían jalar votación a las listas Senado de sus respectivas coaliciones.

Ello podría hacer crecer las fuerzas de oposición en el Senado, que hoy tiene 25 parlamentarios, a por lo menos 50 a partir del próximo 20 de julio, cambiando radicalmente el mapa en esta Corporación que tradicionalmente la derecha ha sido mayoritaria.

En este tentativo escenario se complicaría la gobernabilidad, por ejemplo, si llegara a la presidencia el candidato del Partido Conservador, David Barguil, o del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga.

En tanto que si, por ejemplo, ganara la presidencia Sergio Fajardo o Gustavo Petro, esos eventuales 50 senadores en el nuevo Congreso pasarían probablemente a hacer parte de la coalición de gobierno.

No obstante, los partidos Centro Democrático, Conservador, Liberal, Cambio Radical y La U, aunque no se presentan en coalición porque la ley lo permite para colectividades con votaciones minoritarias, inscribieron listas fuertes al Senado buscando mantener la supremacía.

Ausentes

De otro lado hay que señalar que por primera vez las tres mayores votaciones en Senado no aspirarán a un nuevo periodo, como sucede con Álvaro Uribe, Antanas Mockus y Jorge Enrique Robledo, quienes fueron elegidos en los comicios del 2018, pero que no se harán contar en la cita con las urnas de marzo próximo.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez obtuvo en 2018 en la lista del Centro Democrático un total de 875.554 sufragios, la mayor votación individual en la historia del Congreso; le siguió Antanas Mockus con 540.783 votos a nombre de la Alianza Verde; y luego se reportó Jorge Enrique Robledo con 226.099 en la lista del Polo Democrático.

Uribe renunció en agosto del año pasado a su curul en el Senado para dedicarse a atender la investigación en su contra por su presunta participación en fraude procesal y soborno a testigos; a Mockus el Consejo de Estado le anuló su elección porque determinó que estaba inhabilitado para ocupar el cargo.

En tanto que Jorge Robledo no se presentará al Senado este año porque está aspirando a la presidencia.

EL NUEVO Congreso será determinante para atender la crisis de la que busca salir el país.  

Circunscripciones de Paz

Otro hecho nunca antes visto en el Congreso es que en marzo próximo se elegirán 16 escaños en la Cámara por Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para víctimas del conflicto.

Las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para víctimas del conflicto es uno de los puntos para desarrollar del Acuerdo de Paz que firmó en 2016 el Gobierno con la entonces guerrilla de las Farc.

Se tenía previsto que estos escaños se eligieran por primera vez en 2018 para que se ocuparan en el actual Congreso. Sin embargo, ello no fue posible porque el proyecto de acto legislativo que los creaba se hundió en 2017 en la plenaria del Senado, que interpretó que los 50 votos que logró no constituían la mayoría.

No obstante, este año la Corte Constitucional determinó que el proyecto sí fue aprobado con ese número de votos, pues había tres parlamentarios que no podían contarse en el quórum porque estaban tras las rejas por problemas de diferente índole.

Por ello ordenó a la Registraduría la elección de estos escaños en marzo próximo.

Los 16 escaños están reservados a víctimas de la violencia y no podrán aspirar quienes hayan sido candidatos por partidos.

¿Cómo se alinearán estos nuevos congresistas? ¿Acaso se unirán en una bancada de víctimas o se identificarán con las de los partidos? Son algunas de las preguntas que surgen sobre su participación en la próxima Cámara.

Los 16 escaños están reservados a víctimas de la violencia y no podrán aspirar quienes hayan sido candidatos por partidos.

¿Cómo se alinearán estos nuevos congresistas? ¿Acaso se unirán en una bancada de víctimas o se identificarán con las de los partidos? Son algunas de las preguntas que surgen sobre su participación en la próxima Cámara.