EN MEDIO del trámite de varias reformas impulsadas por su administración, el presidente Gustavo Petro citó a una nueva jornada de movilizaciones.

“Ojalá el 1 de mayo, ya próximo, me permitan, Ministra del Trabajo (Gloria Inés Ramírez), asomarme al balcón de nuevo con el pueblo trabajador…  No solo el pueblo de los sindicatos… sino ese hombre y esa mujer que todos los días madrugan para trabajar, que no están en ninguna organización, que los pueden echar dentro de un mes, dentro de dos meses, que acosan sexualmente a las mujeres”, señaló el Jefe de Estado en referencia tácita a varios temas clave del proyecto de reforma laboral.

“Tanta gente que se sacrifica para sacar una familia adelante en las peores circunstancias y condiciones laborales. A mí sí me gustaría que este 1 de mayo todas las acciones comunales me acompañaran allá, en el Palacio de Nariño, y que el pueblo trabajador llegase. ¿Para qué? Para expresar un mensaje a las fuerzas políticas y sociales de Colombia: que no queremos más esclavismos. Que queremos dignidad laboral. Que queremos justicia social. Es que un pacto social comienza por la dignidad de la mujer trabajadora, del hombre trabajador, de su estabilidad, del derecho a pensionarse, del tener derecho a un buen vivir”, afirmó Petro en el marco del cierre de la Asamblea Nacional Popular Comunal, ayer en Bogotá.

Se preguntó el Presidente “¿quién dijo que subir salarios, bajar jornadas, hace que el pueblo termine vendiendo calaos en la esquina? El pueblo vende calaos en la esquina porque no hubo una reforma agraria… No es el culpable el que tenga una estabilidad laboral de las condiciones de miseria de la mayoría del pueblo colombiano, como quieren hacernos entender. Eso es una mentira”.

“Y entonces es la hora de decirle al pueblo trabajador que es posible una estabilidad laboral, que es posible una reforma laboral si el campesinado, que aquí se reunió; si ustedes, la acción comunal; si el pueblo que trabaja, nos juntamos este 1 de mayo y ahí, en ese Palacio, que solo recibía oligarcas, narcotraficantes muchas veces, bandidos que se quedaban con el dinero, que casi nunca observaban desde ahí al pueblo, porque se encerraban en la frialdad de los salones dorados. Si ahí entra el pueblo trabajador ¿qué? No sería un mensaje, no para 300 o 400, para decenas de miles de personas que le pidan al Congreso: llegó la hora de las reformas”, sostuvo el mandatario.

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Petro añadió que “las reformas sociales son la paz, podemos discutirlas como queramos, pero la reforma social que busque el derecho a la pensión, el derecho al trabajo, el derecho a la tierra, el derecho a la salud, el derecho a vivir en Colombia son las reformas fundamentales de la justicia social y de la paz. Encontrémonos, por tanto. Se inicia la tarea de la gran organización popular en Colombia”.

En otro aparte de su largo discurso ante los comunales, el Presidente indicó que esa movilización popular era necesaria para sacar adelante “… las reformas que estábamos proponiendo y que vamos a hacer, porque creyeron que con tumbar un decreto no podría ejercer las funciones constitucionales que me llevan a dirigir las políticas generales de los servicios públicos domiciliarios en Colombia”.

Cero y van…

No es la primera vez que el Jefe de Estado llama a la movilización popular para impulsar las reformas. Desde el inédito discurso que dio en el balcón de la Casa de Nariño el 14 de febrero, Petro ha pedido en distintos escenarios que las masas populares salgan a las calles para presionar al Congreso a que apruebe los proyectos del “gobierno del cambio”.

El llamado lo repitió cuando presentó los articulados de las reformas a la salud, pensional y laboral.

La oposición, en cabeza del Centro Democrático, en conjunto con otras colectividades, gremios y sectores políticos, económicos y sociales, también ha salido a las calles para advertir del riesgo de algunas de las propuestas contenidas en las reformas así como sobre escenarios críticos en otros campos.

En el Congreso los llamados del Presidente han generado reacciones encontradas, ya que mientras en las toldas gobiernistas se respalda este tipo de convocatorias, en la oposición se considera que es una presión inconveniente que afecta la autonomía y el principio de separación de poderes.