Transición energética costaría entre 8% y 11% del PIB | El Nuevo Siglo
LAS INVERSIONES de la transición energética son cuantiosas y se deben hacer de forma gradual en casi todos los proyectos.
AFP
Miércoles, 7 de Diciembre de 2022
Redacción Economía

Aunque las políticas de explotación petrolífera del país son inciertas, en caso de que la transición energética de Colombia se diera de manera inmediata, habría que hacer una inversión cercana a los US$30.000 millones al año, lo que representaría entre 8 % y 11 % del PIB nacional.

Así lo estima la firma Crowe Colombia en su estudio de análisis “¿Qué tan posible es la transición energética en América Latina?”, en el cual examina los posibles caminos que podría recorrer nuestro país, en comparación con las otras naciones de la región, y la implicación de las decisiones que tome el Gobierno nacional en los próximos meses.

Según Janeth Romero, socia de Auditoría de la firma de investigación, “a manera de comparación, se calcula que en Estados Unidos y Europa la transición energética costaría entre el 5% y 6% del PIB al año. Reducir las emisiones de CO2 cuesta dinero, dado que se debe hacer una transformación tecnológica para la generación de electricidad, en la movilidad del sistema de transporte y apoyar la conversión de los sectores que generan grandes emisiones como el agrícola y el de confecciones, entre otros”.

Señala la experta de Crowe Colombia que “para Colombia, por su parte, estos recursos petroleros y mineros siguen siendo absolutamente necesarios para la economía nacional y por ello es aconsejable que mientras se prepara una estrategia seria y con proyecciones verdaderamente sostenibles, sigue siendo necesario que los actores de la industria y el gobierno mitiguen el efecto de la caída de la producción, ya que esta descenderá más rápido que la demanda y existe el riesgo de perder la autosuficiencia, impactando los ingresos estatales y sus anunciados planes de inversión social”.

Demanda de combustibles

Ahora, teniendo en cuenta que en la primera etapa de esta transición el gran protagonista sería el gas, el uso y la producción del petróleo y el carbón tendrían que reducirse de manera importante, ya que hechos tangibles como la fabricación y venta de automóviles eléctricos o la carrera por la energía solar y eólica, comenzarían a desestimular su consumo.  

“Esto significa que la demanda total de combustibles fósiles tendría que ir disminuyendo de forma constante hasta el año 2050, en una media anual equivalente a la producción de un gran yacimiento petrolífero. Por su parte, las operaciones petroleras offshore (costa afuera) en las etapas de exploración serían cada vez menos viables y las que están en marcha se tornarían más riesgosas”, asegura Romero.

Es importante analizar que el contexto actual permite prever que, al menos en las próximas tres décadas, el consumo de combustibles fósiles seguirá en aumento. Entonces los países de la región podrán seguir produciendo y haciendo que el negocio sea rentable, y así obtener recursos sostenibles para garantizar la adecuada transición energética.

Ahora bien, para garantizar un proceso adecuado y la sostenibilidad de la industria, los países más dependientes del petróleo y sus derivados deben enfocar esfuerzos en las vías de la eficiencia y la reducción de costos de producción y, a su vez, reducir la intensidad del carbono y de los gases de efecto invernadero.

Según análisis de la Universidad de Texas, el descenso en la caída de la demanda, a causa de una hipotética política concertada de transición a nivel regional, afectaría a todos los productores de petróleo de la región y el impacto se sentirá más en aquellos que tienen una mayor dependencia del crudo, que son Venezuela, Ecuador y Colombia.

Por ejemplo, históricamente, antes del marcado declive registrado en los últimos años por la empresa petrolera estatal Pdvsa y de las posteriores sanciones impuestas por Estados Unidos, en torno a 95% de las divisas que ingresaban a Venezuela procedían del petróleo, las ventas de crudo venezolano en 2019 sumaron US$12.200 millones, equivalentes al 83% de las exportaciones del país, según datos del Observatorio de Complejidad Económica.

Dando una mirada hacia Brasil, este es un país que se ha convertido en "el gran productor de petróleo de América Latina", con casi tres millones de barriles diarios, cifra similar a la que alcanzaron Venezuela y México "en sus buenos tiempos", pero a pesar del tamaño de su industria no es dependiente del petróleo, pues produce a gran escala productos agroindustriales que lo posicionan como un exportador nato.

En el caso de Argentina, recientemente se han descubierto yacimientos de crudo no convencional (conocido con sale o petróleo esquisto), el cual tiene un gran potencial, y a su vez cabe resaltar que este país, junto a Chile y Bolivia, son denominados el “triángulo del litio”, donde se encuentran las mayores reservas mundiales de este mineral, clave para la elaboración de baterías eléctricas y vital para la transición energética.


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Colombia se destaca

De otro lado, Colombia ocupó el cuarto puesto en el escalafón de procesos de transición energética del mundo, según un estudio hecho con la herramienta Climatescope por el proveedor de investigación y análisis BloombergNEF.

Así lo informó ProColombia, que detalló que "el país ocupó la cuarta posición en un ranquin entre 107 mercados emergentes y 29 naciones desarrolladas", así como "está entre los 20 destinos más apetecidos por los inversionistas del sector en el mundo".

Colombia solo está por detrás en el escalafón de Chile, India y China. La presidenta de ProColombia, Carmen Caballero, aseguró que "la transición energética en Colombia va a toda marcha y dentro de la Hoja de Ruta para la Transición Energética Justa que lidera el Ministerio de Minas y Energía; la inversión extranjera cumplirá un papel fundamental específicamente en la generación de energía renovable".

Esto, dijo, “se suma a los esfuerzos para la transformación de Colombia con justicia ambiental, económica y social que promueve el Gobierno del presidente Gustavo Petro”.

Políticas

Esta es la primera vez que Colombia aparece como uno de los países líderes en esta materia, algo que dice la agencia de promoción ha sido impulsado por las políticas de Estado en energías limpias y los incentivos.

El país tiene, además, según el informe, potencial para la inversión en los sectores eólico y solar, que son "pilares de la transición a energías limpias" y hacen parte de "los programas bandera de su administración".

"De acuerdo con los análisis de BloombergNEF, Chile, Colombia, Brasil y Perú son los países más atractivos para la inversión en energías renovables en Latinoamérica y a su vez se encuentran entre los 20 más apetecidos por los inversionistas del sector en el mundo", agregó la información.

Por otra parte, Colombia también cuenta con una participación sobresaliente en el Índice de Desempeño del Cambio Climático 2023m (CCPI, por sus siglas en inglés), que fue desarrollado por el NewClimate Institute y el Climate Action Network de Alemania.

"Colombia, Egipto y Filipinas obtienen los mejores resultados en el indicador de uso eficiente de la energía, mientras que naciones como Canadá, Kazajistán y Finlandia ocupan las últimas posiciones", añadió la agencia de promoción. Igualmente, el Índice de Transición Energética (ETI) del Foro Económico Mundial señala que Colombia es el tercer país de la región que más avanza en la materia con 65,93 %.

"ProColombia adelanta una activa promoción, apalancada en la recientemente lanzada estrategia de atracción de inversión sostenible, para atraer nuevas iniciativas y proyectos de energías renovables de mercados como Reino Unido, Francia, España, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Chile, China y Japón, entre otros", detalló la agencia.

Tres años de avance

Desde 2019, Colombia dio el gran salto en la Transición Energética, diversificando la matriz eléctrica con la incorporación de más fuentes no convencionales de energías renovables, como la solar y la eólica. Este objetivo se hizo posible gracias a la subasta de energías renovables, a la subasta del cargo por confiabilidad y a la determinación de empresas como Ecopetrol y EPM, que decidieron apostar por una energía más limpia y amigable con el medio ambiente.

La suma de estos hechos permitió superar la meta del gobierno anterior y después de 15 meses de gestión ya existían 14 proyectos listos para empezar su construcción por 2.500 megavatios, 50 veces la capacidad de 2018. Significa que la participación de las fuentes no convencionales de energías renovables en la matriz de generación pasará de menos del 1 % al 12 %.