Bien guardado | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Agosto de 2013

Bien guardado

La decisión del Gobierno de citar a un referendo por la paz se venía cocinando desde hace varias semanas en el interior de la cúpula del Ejecutivo así como en permanente análisis con el jefe de la delegación negociadora, el exvicepresidente Humberto de la Calle, y el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo. Se sopesaron varias alternativas sobre a qué mecanismo de participación popular debía acudirse para la refrendación en las urnas de un eventual acuerdo de paz con las Farc, y siempre el referendo apareció como la herramienta más útil y, sobre todo, imperativa para que la ciudadanía se pronuncie al respecto.

Nadie sabía

Uno de los senadores más importantes de la Unidad Nacional reconoció que la idea de citar a un referendo y mucho menos que éste se pudiera votar el mismo día de los comicios al Congreso o a la Casa de Nariño no se había siquiera insinuado en las últimas reuniones de los voceros de la coalición gobiernista, que fueron encabezadas por el propio Santos y su ministro del Interior, Fernando Carrillo.

Primera hipótesis

¿Por qué se decidió hacer coincidir la votación del referendo por la paz con los comicios parlamentarios o presidenciales? Hay dos hipótesis. La primera se dirige a señalar que no se podía correr el riesgo de lo que pasó en octubre de 2003, cuando el referendo citado por el entonces presidente Uribe fue votado un día antes de los comicios regionales y locales, pero con una participación muy baja, a tal punto que sólo una de las 18 preguntas sometidas a consideración de los votantes logró superar el mínimo umbral electoral.

Segunda hipótesis

La segunda hipótesis va dirigida a que, de nuevo, la ‘culpa’ fue del uribismo, pues está claro que la bandera electoral de su campaña al Congreso y a la Presidencia será la oposición al proceso de paz. En ese orden de ideas, a un Gobierno que ha dicho que se la jugará toda por el proceso de paz le pareció más que justo que la cita en las urnas sea equitativa en este aspecto. En otras palabras, que la ciudadanía cuando se encuentre en el cubículo de votación sepa que al votar por un candidato al Senado, o la Cámara o incluso en una preconsulta presidencial (el uribismo la tiene proyectada para el mismo día de los comicios parlamentarios) que no sólo respalda un candidato, sino toma una decisión: sí al proceso de paz u optar por la vía de fuerza uribista.

¿Infidelidad?

En esta misma Sección se indicó días atrás que en La U estaban preocupados por los rumores que surgían en algunos departamentos en torno de que varios candidatos a Senado y Cámara de ese partido se habían entrevistado con el expresidente Uribe y le habrían dicho que, obviamente, los votos de cada uno de esos aspirantes serían para asegurar curul en el Congreso, pero que se pediría a los partidarios que participaran en la consulta presidencial de los uribistas. En otras palabras, que en La U varios candidatos serían infieles, pero no en materia de votos al Congreso, sino en pedir a su electorado que apoyara la consulta de los uribistas.