Reelección regional y local: promesa presidencial en el limbo | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Septiembre de 2011

Diecinueve veces ha fracasado en el Congreso y difícilmente se puede asegurar que la veinteava sea la vencida.

“Yo me comprometí en la campaña, porque ha sido para mí un motivo de satisfacción apoyar ese proyecto, como un paso de elemental justicia y de conveniencia para el Estado colombiano”.
Esas fueron las palabras el 29 de septiembre del año pasado del presidente Juan Manuel Santos durante la instalación del Congreso Nacional de Autoridades Municipales. El proyecto al que se refería era al de reelección inmediata y por una sola vez de alcaldes y gobernadores.
La iniciativa había sido radicada un mes antes (27 de julio) en el Congreso por parte del entonces ministro del Interior y Justicia Germán Vargas Lleras. Dado que la Casa de Nariño había logrado consolidar ya su coalición de Unidad Nacional, sumando allí a La U, conservadores, liberales y Cambio Radical, se creía que esta vez, luego de diecinueve intentos fallidos en los últimos años por darle vía libre a la reelección en departamentos y municipios, habría humo blanco.
Santos fue enfático en afirmar que viabilizar esa figura era “lo justo” porque debía ser el pueblo el que determine quién es bueno y quién es malo, para así reelegirlo o no. “Hay en el Congreso, dentro de los propios partidos, dentro de mi partido, hay unos a los que les gusta y otros a los que no. Y por eso quiero que el proyecto pase. Yo lo voy a empujar, pero necesito la ayuda de ustedes (los alcaldes)”, dijo.
Doble frustración
 Sin embargo, pese a la intención presidencial y a las mayorías de la coalición gubernamental el proyecto fue hundido a comienzos de noviembre. Fueron varias las ‘excusas’ que los parlamentarios de la Comisión I de la Cámara esgrimieron. La principal: que no tenía apoyo entre las bancadas, sobre todo porque cobijaba a los actuales gobernadores y alcaldes, y abrirles esa posibilidad a menos de un año de los comicios para reemplazarlos, modificaría todo el escenario político.
También se dijo que el hundimiento procedía porque en el Senado ya estaban tramitando una reforma similar y que en la Comisión I de esa corporación había más apoyo a la iniciativa reeleccionista, más aún porque se establecía que la posibilidad de repetir en el cargo de manera inmediata y por una sola vez no cobijaba a los gobernadores y alcaldes en ejercicio, pues sólo entraría a regir a partir del 1 de enero de 2015.
Sin embargo, el propio Vargas Lleras advirtió que ese proyecto tampoco tenía muchos visos de prosperar, pues si bien a mediados de octubre había sido aprobado en la Comisión I, ya el tiempo lo acosaba y era difícil cubrir los restantes tres debates de la primera vuelta antes del 16 de diciembre (por ser acto legislativo requiere ocho, cuatro en cada tramo de legislatura).
Dicho y hecho. La reforma fue hundida por vencimiento de términos, sin que la plenaria del Senado hubiera ahondado sobre la ponencia para segundo debate. Fue claro que los intereses particulares de los congresistas en materia electoral en sus respectivas regiones pesaron más que las directrices de la Casa de Nariño, a pesar, incluso, de que el proyecto del Senado impedía a los actuales mandatarios departamentales y municipales aspirar a otros cuatro años en el poder.
Así las cosas, la promesa presidencial a los gobernadores y alcaldes que terminan su periodo el próximo 31 de diciembre quedó en veremos y no en pocas ocasiones algunos de éstos han tachado la situación de ‘conejo’.
¿Entonces?
El Gobierno parece tan consciente de que el Congreso no le jalará a la reelección que en los dos meses largos de esta segunda legislatura, que comenzó el pasado 20 de julio, y en la que tiene una coalición más grande, tras el ingreso del Partido Verde, no ha anunciado que radicará un nuevo proyecto sobre la materia en Cámara o Senado.
Una alta fuente ministerial indicó que por ahora no llevarán el tema otra vez al Congreso, no sólo porque la agenda parlamentaria ya de por sí está muy apretada (en gran parte porque los congresistas están distraídos en la recta final de la campaña electoral), sino porque la idea es que sea el propio Santos quien, en una reunión de la Mesa de Unidad Nacional, presente la reforma a los jefes de los partidos, mida el ambiente de la misma y, de ser posible, logre un compromiso de su coalición para que la reelección regional y local salga avante.
“En 2012 una reforma así puede pasar si el guiño se hace desde la Casa de Nariño y se discute antes en la Unidad Nacional… Además, es claro que el problema no radica tanto en viabilizar constitucionalmente la figura, sino en tener el tiempo suficiente para aprobar las leyes reglamentarias respectivas, sobre todo en cuanto a las garantías y reglas del juego para quienes se enfrenten a los gobernadores-candidatos o los alcaldes-candidatos… Los proyectos del año pasado, que terminarían de aprobarse a mitad de este 2011, no daban el tiempo suficiente para que el Congreso aprobara luego la ley reglamentaria, eso fue un flanco débil que pocos notaron”, precisó la alta fuente consultada.
Paradójicamente, sobre el tema de la elección de ejecutivos regionales y locales el único proyecto radicado recientemente fue uno del senador Armando Benedetti, quien propuso un acto legislativo mediante el cual se crea la doble vuelta o balotaje para estos comicios.
La iniciativa prevé que si ninguno de los candidatos a la Gobernación o Alcaldía obtiene 33 por ciento de los votos válidos depositados en su municipio o departamento, las elecciones deberán repetirse dentro de las tres semanas siguientes, con los dos candidatos que hayan obtenido las más altas votaciones. En caso de no existir candidatos que hayan obtenido más de 15% de los votos, los partidos o movimientos políticos tendrán que postular nuevos candidatos.
Este proyecto ha tenido poco eco en el Parlamento, no tiene la bendición previa de la Unidad Nacional y ni siquiera los gremios que representan a esos mandatarios se juegan decididamente para respaldarlo.
Como se ve, la reelección inmediata de alcaldes y gobernadores sigue padeciendo su propio vía crucis. Diecinueve veces ha fracasado en el Congreso y difícilmente se puede asegurar que la veinteava sea la vencida. Entre tanto, la promesa presidencial seguirá en el limbo…