Han pasado tres años desde el llamado que lanzó el Panel Científico para la Amazonía (SPA por sus siglas en inglés), alertando que la Amazonía se está acercando a un punto de no retorno si se llega a perder el mayor bosque tropical y sistema de ríos del planeta, ubicados en este bioma.
Actualmente, las amenazas a esta gran región persisten: la deforestación, el acaparamiento de tierras, la minería ilegal y la cacería de especies de gran importancia, como el jaguar y los delfines de río. Existe evidencia de que más del 18% de los bosques amazónicos se han perdido y un 17% adicional están degradados. Continuar perdiendo los valores naturales de este bioma afectaría el sustento de alrededor de 47 millones de personas e intensificaría la emergencia climática global, ya que sería imposible mantener el aumento de la temperatura planetaria por debajo de los 1,5 grados centígrados.
Pero pregunta WWF, ¿a qué nos referimos cuando se habla del punto de no retorno? Este fenómeno consiste en la pérdida de humedad provocada por el cambio climático y la deforestación, lo que ocasiona un círculo vicioso de secamiento progresivo de la Amazonía a gran escala, transformándola en pastizales y perdiendo la mayoría de los servicios ecosistémicos.
¿Qué se puede hacer como ciudadanos para ayudar a conservar la Amazonia?
1. Exigir y defender políticas de conservación. La Amazonia necesita gobiernos y gobernantes que prioricen políticas de conservación y restauración, así como políticas regionales que fortalezcan la agenda normativa. Esto con el fin de articular esfuerzos, establecer prioridades, asignar financiamiento y proporcionar directrices estratégicas para la acción inmediata y futura en la Amazonia. Además, se deben ofrecer incentivos financieros para las alternativas que surgen en los territorios con una apuesta de deforestación cero.
2. Informarse sobre el origen y los procesos de lo que consumimos. Elegir alimentos o elementos certificados o más sostenibles ayuda a disminuir el impacto en la Amazonia y la deforestación. Conocer de dónde viene lo que consumimos y su origen incentiva a los productores y agricultores a tener procesos más conscientes. Por ejemplo, preferir madera legal en nuestros hogares implica conocer el origen de la madera utilizada para fabricar los productos que adquirimos y verificar si quienes la extrajeron contaban con el permiso adecuado. Como consumidores, podemos incidir en el mercado priorizando el consumo de aquellos productos que están hechos con materia prima de origen legal.
3. Apoyar emprendimientos de comunidades étnicas y locales de la Amazonia. Uno de los mayores retos para los campesinos y productores en la Amazonia es la sostenibilidad en sus emprendimientos, así como asegurarse de que las nuevas propuestas puedan brindar la rentabilidad económica necesaria. Por tanto, investigar e informarse sobre iniciativas en los territorios amazónicos, como artesanías, productos de belleza, aceites y mermeladas que provienen de bosques conservados, así como las apuestas de agencias de turismo comunitario, es una forma de contribuir a detener la deforestación.
4. Ser un vocero y defensor de la Amazonia. Alzar la voz y contarle a familiares y amigos sobre la situación de la Amazonia es esencial. Cuantas más personas se unan para realizar acciones, apoyar y consumir de manera responsable, mayor será el impacto positivo que podremos lograr en la conservación de este vital ecosistema.
Datos claves
WWF recuerda que la Amazonía es un tesoro natural irremplazable.
Estas son algunas cifras importantes:
La Amazonía es la selva tropical más grande del planeta, representa 4,9% del área continental mundial
En sus 7,4 millones de km2 se extiende por Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Ecuador.
Se estima que en esta región viven más de 34 millones de personas, incluyendo 385 grupos indígenas.
Los territorios de estos pueblos ancestrales abarcan 27.63% de la Amazonía.
83.7% de la región amazónica venezolana es territorio indígena. En Colombia, la figura de los resguardos representa un área de 262 mil km2, es decir, 54,4% de la superficie.
El bioma amazónico es el área cubierta principalmente de bosque tropical húmedo denso, con porciones pequeñas de distintos tipos de vegetación como sabanas, bosques de llanura inundable, praderas, pantanos, entre otros.
Hoy, existen 438 áreas protegidas que cubren 28% de la extensión total del bioma. La mayor parte de ellas se encuentra en Brasil, seguido por Bolivia y Perú. Brasil cubre 59.19% del total del bioma amazónico bajo protección. Le siguen Venezuela y Colombia.
La Amazonia representa 10% de la reserva mundial de carbono almacenado y 50% de los bosques del planeta.
Tiene un millón de kilómetros cuadrados de ecosistemas de agua dulce.
El río Amazonas es el de mayor caudal en el mundo: su caudal medio es de 225.000 metros cúbicos de agua por segundo. Fluye a lo largo de más de 6,600 km, y junto con sus cientos de afluentes, contiene el número más grande de especies de peces de agua dulce del mundo.