El costo ambiental | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Diciembre de 2018
Alvaro Sánchez

Hace muchos años que el problema ambiental dejo de ser retórico, quizá nunca lo ha sido, pero ahora estamos evidenciando lo que antes solo eran teorías sueltas sobre los problemas generados por el daño ambiental en cuanto hace a la supervivencia del ser humano.

En el planeta cada año fallecen alrededor de siete millones quinientas mil personas como consecuencia directa de la polución; si consideramos las cifras de las Naciones Unidas observamos que el 88,3% de los afectados son niños, esto demuestra que dicha población lleva la peor parte. Si nos referimos a Colombia únicamente observamos que se registran más de diez mil muertes al año, el 93,8% en población infantil; de seguir a este ritmo el daño ambiental en menos de veinticinco años habremos superado la cifra de muertos que ha generado el conflicto armado en 55 años de existencia.

Lamentablemente nuestro país ha venido llegando tarde a atacar los problemas derivados del medio ambiente y pocas veces actúa antes de que los temas sean urgentes y la demora en tomar acciones concretas genera costos exorbitantes; se habla de que para 2017 el problema derivado de fallas ambientales en la salud pública costo cerca del 1,65% del PIB, es decir casi el costo total del déficit que pretende hoy cubrir el gobierno con la ley de financiamiento. Bien podríamos estarnos hoy ahorrando este problema si hubiésemos tomado acciones a tiempo.

¿Qué se hace en otros países al respecto? Pues se viene trabajando juiciosamente en corregir a mediano plazo estas llamadas “externalidades negativas”; no es una sola medida, se habla de impuestos verdes que hagan oneroso y difícil mantener el uso de combustibles fósiles, claro está que para ello deberían promoverse las energías limpias cosa que el gobierno nacional está haciendo muy pero muy tímidamente. Si observamos la importancia de estos impuestos en el contexto de las finanzas públicas en el mundo, veremos que la media de recaudo en Europa por este concepto es del 6% del total de ingresos, en Colombia es de solo el 0,34%.

Hoy por hoy existen en Colombia diferentes impuestos “ecológicos” tales como; el impuesto al carbono, a las bolsas plásticas, a los vertimientos, de aprovechamiento forestal, entre otros. Decididamente es un filón que el mundo explota y nosotros preferimos dejar pasar.

En teoría, y solo en teoría, nuestra carta magna es una “Constitución ecológica y social”, entonces todas nuestras leyes deberían ir en ese sentido, sin embargo las evidencias de los proyectos presentados van en contravía desde hace ya muchos años, por ejemplo; la ley de financiamiento no solo no toca este tipo de tributos, además elimina beneficios a los desarrollos ambientales, en particular a los vehículos eléctricos, lo cual los hace imposibles de adquirir y dinamiza el consumo de combustibles fósiles.

Si lográramos reducir la polución y los factores de contaminación asociados a la misma, quizá podríamos ahorrar billones de pesos o dedicarlos a la educación o a establecer controles ambientales que garanticen la no repetición de los factores contaminantes generando una estabilidad en este aspecto.

Va siendo hora también de que los entes de control investiguen el porqué de la demora inexplicable en tomar decisiones que controlen el daño y ahorren los costos asociados y de que hagan caer todo el peso de la ley sobre los responsables de que el tema siga siendo igual; no podemos seguir apagando incendios con medidas de aguas tibias y esperando cada nuevo desastre para tomar nuevas medidas. El ambiente en Colombia es un tema que amerita seriedad.

Alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255