Colombia suspendió por seis meses el uso del insecticida Fipronil en algunos cultivos. La medida busca proteger a las abejas, envenenadas por millones con esta molécula vetada en Europa, pero los apicultores demandan acciones más audaces.
La nueva norma, sancionada a comienzos de marzo, “suspende temporalmente el registro de los plaguicidas que tengan como ingrediente activo Fipronil y que sean utilizados en cultivos de aguacate, cítricos, café y pasifloras”, explicó Sandra Molina, directora del área de insumos agrícolas del estatal Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
El gremio apicultor afirma que para detener “la masacre de abejas” sería necesario retirar la molécula del mercado definitivamente y para todos los cultivos.
Mientras, campesinos del sur de país han empezado a polinizar manualmente sus cultivos ante la escasez de abejas, cruciales para la reproducción de un tercio de las cosechas agrícolas en el mundo, según la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Entre finales de 2020 y comienzos de 2021 la AFP recabó denuncias de varios apicultores que perdieron cientos de colmenas por envenenamiento, principalmente en el oeste de Colombia, donde abundan el café, los cítricos y el aguacate.
El gremio no está satisfecho con la suspensión temporal: “Según ellos es por seis meses y, fuera de eso, da seis meses para agotar inventarios. Entonces si usted hace cuentas no habría ningún tipo de suspensión”, reclama Faber Sabogal, presidente de Asoproabejas, organización que representa a los apicultores de la región.
Molina defiende la decisión y asegura que los apicultores “interpretan mal” el texto.
En Colombia el Fipronil se usa desde 1993 y hoy está en el mercado en unos 60 productos agrícolas que, según sus registros ante el ICA, pueden ser utilizados en más de 40 cultivos que van desde el algodón hasta la cebolla.
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Según la funcionaria, los seis meses serán un periodo de gracia para que los fabricantes agoten sus existencias de productos con Fipronil para cultivos de aguacate, café, cítricos y pasifloras. En ese plazo podrán tramitar nuevos registros excluyendo su uso en estas plantaciones, donde se concentran los envenenamientos de abejas.
Quienes no lo hagan, enfrentarán consecuencias severas: “Después de los seis meses si el señor [fabricante] no quitó el uso de su etiqueta, nosotros procedemos a cancelar el registro (...) en todos los usos”, explica Molina.
Según el ICA, para el 4 de agosto, cuando se cumpla el periodo de seis meses, los productos con Fipronil quedarán vetados para estos cuatro cultivos. La norma, sin embargo, no impedirá su uso en otras plantaciones.
Sabogal, quien documentó el envenenamiento de unas 200.000 abejas dos semanas después de que la suspensión entrara en vigor, sostiene que mientras la molécula esté en el mercado será difícil evitar que llegue a ciertas cosechas.
“Suspenden el uso solo para algunos cultivos, pero el Fipronil para papa todavía lo puede comprar un agricultor y aplicarlo en otros cultivos”, reclama el apicultor.
Molina alega que la suspensión se limita a esos cultivos ya que, según las pesquisas del ICA, la mortandad de abejas por Fipronil se concentra en los alrededores de estas plantaciones.
“No podemos ir más allá hasta que tengamos más reportes o más elementos”, explica la funcionaria.
Según el ICA, entre 2016 y 2020 unas 64.000 colmenas murieron por envenenamiento en Colombia. Cada una albergaba alrededor de 50.000 abejas, a veces más. Pruebas de laboratorio realizadas en 42 de estos enjambres mostraron que el 73% tenía rastros del insecticida.
El químico es altamente tóxico para las abejas. Su uso en cultivos de maíz y girasol -que atraen a estos insectos- fue prohibido en 2013 por la Unión Europea (UE), que también decidió no renovar las licencias para su empleo en otras plantaciones.
En Colombia, las consecuencias de la mortandad de abejas ya se hacen sentir. Camilo Perdomo, un agricultor de la región del Huila, denunció que la escasez de colmenas en la región lo obligó a contratar mano de obra para polinizar sus plantaciones de maracuyá, una pasiflora.
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Esta práctica, tediosa y costosa, ya es común en algunas regiones de China, donde el Fipronil fue vetado en 2020 para evitar la muerte de más polinizadores.
Un estudio publicado por la revista Nature Geoscience advierte que un tercio de las tierras de uso agrícola en el mundo están en “alto riesgo” de contaminación por residuos de pesticidas.
“La petición es que suspendan de forma definitiva” este insecticida en Colombia, enfatiza Sabogal.
La autoridad pide paciencia y asegura estar moviéndose en la dirección correcta.
“No se puede tomar una medida tan drástica como suspender todo el producto. Son pasos que se van dando (...) puede que al final del camino encontremos que se debe suspender totalmente como ha sucedido en otros países”, adelantó Molina./AFP