En los últimos días se han visto engalanando diferentes sectores de Bogotá una serie de aves que no son propias de tierra fría o de las que hacía mucho tiempo no se tenían noticias.
De acuerdo con un registro de la Fundación Humedales Bogotá, el más reciente descubrimiento tiene que ver con un ibis escarlata, ave residente del Caribe y la Orinoquia, nunca había aparecido en los cuerpos de agua de la capital del país.
“Es esbelta, mide más de 55 centímetros y tiene un cuello y pico largos. Habita en las zonas costeras tropicales del norte de América del Sur, en países como Venezuela, Colombia y Brasil, sitios donde el color rojo escarlata de sus plumas brilla con intensidad bajo los rayos del sol, una característica que le evita pasar por desapercibida”, según la reseña de la Fundación.
Se trata del ibis escarlata (Eudocimus ruber), ave también conocida como corocoro rojo, corocoro colorado, corocora, garza roja, sidra o guará. Todo su cuerpo está pintado de rojo, incluso sus delgadas patas y el pico, que son de tonos más oscuros. Su peculiar pigmento está ligado a la dieta alimenticia, que incluye los crustáceos que encuentra en los cuerpos de agua salinos.
Esta ave endémica de Suramérica, es decir que no habita en ninguna otra parte del planeta, también ha aparecido en sitios puntuales de la costa sureste de Brasil, al igual que en las extensas llanuras de la Orinoquia colombo venezolana, en departamentos como Casanare y Meta.
En el Caribe, sus sitios predilectos son las zonas costeras, lagunas, manglares y pantanos, humedales y marismas, mientras que en los llanos predomina en las sabanas y praderas tropicales. En Trinidad y Tobago fue declarada como el ave nacional y hace parte del escudo del país.
La ibis escarlata no hacía parte del inventario de las cerca de 180 aves registradas en los humedales de Bogotá, ramillete que incluye especies residentes, endémicas y migratorias como las tinguas bogotana, pico verde, pico rojo, pico amarillo, monjitas, cucaracheros, rapaces, búhos, alcaravanes, patos canadienses y patos turrios.
Además llegaron el chamón (Molothrus bonariensis), periquito de anteojos (Forpus conspicillatus), tángara palmera, Azulejo (Thraupis episcopus), sirirí (Tyrannus melancholicus), tordo llanero (Quiscalus lugubris) o el toche pico de plata (Ramphocelus dimidiatus)./Foto Patty González-Humedales Bogotá