Colombia es hoy sede, virtual, de esta fecha clave para la biodiversidad y la naturaleza. La OMS da seis claves para frenar el cambio climático una vez pase la crisis sanitaria
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El año pasado Colombia fue escogida, por primera vez en su historia, como sede principal de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente en 2020. Mucho se había planeado al respecto por parte de las autoridades de nuestro país para una fecha tan importante. Sin embargo, la emergencia sanitaria por el Covid-19 cambió todos los planes.
Aun así, de forma virtual, Colombia cumplirá ese compromiso global.
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Según el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, “hoy es el comienzo de distintas celebraciones que se van a realizar a lo largo del 2020 por la conservación del patrimonio natural”.
El Jefe de la cartera ambiental recordó que dicha designación se dio gracias al reconocimiento de las Naciones Unidas a logros que ha obtenido Colombia en los últimos dos años en materia de conservación de la biodiversidad, la lucha contra la deforestación y el tráfico ilegal de especies y madera.
En los foros virtuales participaron expertos y analistas como Inger Andersen, directora de PNUMA; Cristian Samper, director de WCS; Marco Lambertini, director de WWF; Thomas Lovejoy, padre de la biodiversidad; Gregory Watson, coordinador de Natural Capital Lab del BID; Patricia Llombart, embajadora de la Unión Europea, y Sebastian Troëng, vicepresidente Ejecutivo de CI. También asistirán Carlos Manuel Rodríguez, ministro de Ambiente de Costa Rica; Kate Hughes, directora de Finanzas Internacionales del Clima de Reino Unido; Manuel Pulgar, líder de Energía y Clima de WWF; y Graham Watkins, jefe de la División de Cambio Climático del BID, entre otros.
Manifiesto
En la antesala de este Día Mundial del Medio Ambiente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el apoyo de millones de trabajadores sanitarios, publicó días atrás un manifiesto con los pasos a seguir para una recuperación verde y saludable de esta contingencia.
“La pandemia nos ha dado una idea de cómo podría ser nuestro mundo si tomáramos los audaces pasos necesarios para frenar el cambio climático y la contaminación del aire. Nuestro aire y agua pueden ser más limpios, nuestras calles pueden ser más tranquilas y seguras, y podemos encontrar nuevas formas de trabajar mientras pasamos más tiempo con nuestras familias”, expresó Tedros Adhanom Gebreyesus, director de la OMS.
1. Proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza
Las presiones humanas, desde la deforestación, hasta las prácticas agrícolas intensivas y contaminantes, además del manejo inseguro, sin dejar de lado el consumo de vida silvestre, socavan estos servicios. También aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas emergentes en humanos, más del 60% de las cuales se originan en animales, principalmente en la vida silvestre.
Los planes generales para la recuperación posterior a Covid-19, deben ir más allá de la detección temprana y el control de los brotes de enfermedades, también necesitan disminuir nuestro impacto en el medio ambiente.
2. Invertir en servicios esenciales, desde agua y saneamiento hasta energía limpia en instalaciones sanitarias
Las instalaciones de lavado de manos son esenciales para la prevención de la transmisión de enfermedades infecciosas, pero un 40% de los hogares no las tienen.
Los patógenos resistentes a los antimicrobianos están muy extendidos en el agua y los desechos, y se necesita un manejo adecuado para evitar la propagación a los humanos. En particular, es esencial que las instalaciones de atención médica estén equipadas con servicios de agua y saneamiento, incluidos tanto el jabón como el agua que constituye la intervención más básica para reducir la transmisión del Covid-19 y otras infecciones. Por ejemplo, cada dólar que se invirtió en el fortalecimiento de la Ley de Aire Limpio de los Estados Unidos ha devuelto US$30 en beneficio a los ciudadanos estadounidenses, a través de una mejor calidad del aire y una mejor salud.
3. Asegurar una transición energética rápida y saludable
Más del 90% de las personas respiran aire exterior con niveles de contaminación que exceden los valores de referencia de calidad de aire. Dos tercios de esta exposición a la contaminación exterior son el resultado de la quema de los mismos combustibles fósiles que impulsan el cambio climático.
Varios de los países que fueron los primeros y más afectados por Covid-19, como Italia y España, así como los que tuvieron más éxito en el control de la enfermedad, como Corea del Sur y Nueva Zelanda, han puesto el desarrollo verde junto con la salud en el corazón de sus estrategias de recuperación. Una rápida transición global hacia la energía limpia cumpliría con el objetivo del acuerdo climático de París, de mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C.
4. Promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles
Las enfermedades causadas por la falta de acceso a los alimentos o por el consumo de dietas poco saludables aumentan la vulnerabilidad a otros riesgos: afecciones como la obesidad y la diabetes se encuentran entre los principales factores de riesgo para enfermedad y muerte por Covid-19.
Existe la necesidad de una transición rápida hacia dietas saludables, nutritivas y sostenibles. “Si el mundo pudiera cumplir con las pautas dietéticas marcadas por la OMS, esto salvaría millones de vidas, reduciría el riesgo de enfermedades y reduciría, en gran medida, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”, asegura la Organización.
5. Construir ciudades saludables y habitables
Más de la mitad de la población mundial ahora vive en ciudades que son responsables de más del 60% de la actividad económica y las emisiones de gases de efecto invernadero. Están saturadas de tráfico, pero muchos viajes se pueden realizar de manera más eficiente en transporte público, a pie y en bicicleta. Esto también trae importantes beneficios para la salud al reducir la contaminación del aire, las lesiones causadas por el tránsito y las más de tres millones de muertes anuales por inactividad física.
Muchas de las ciudades más grandes y dinámicas del mundo, como Milán, París y Londres, han reaccionado al peatonalizar las calles y expandir las ciclovías de forma masiva.
6. Dejar de usar el dinero público para financiar la contaminación
El daño económico del Covid-19, debido a las medidas necesarias para su control, es muy real y ejercerá una gran presión sobre las finanzas de los gobiernos. A nivel mundial, se gastan aproximadamente US$400.000 millones cada año del dinero de los contribuyentes para subsidiar directamente los combustibles fósiles que están impulsando el cambio climático y causando contaminación del aire. Poner un precio a los combustibles contaminantes en línea con el daño que causan reduciría aproximadamente a la mitad, las muertes por contaminación del aire exterior, disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un cuarto y aumentaría aproximadamente el 4% del PIB mundial en ingresos.