Riesgos globales, respuesta global | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Enero de 2022

* Pandemia y cambio climático, máximas amenazas

* El multilateralismo como hoja de ruta inteligente

 

El Informe de Riesgos Globales 2022, dado a conocer en el marco de Foro Económico Mundial, cuya agenda se realiza de forma virtual en Davos (Suiza), pone de presente que la humanidad se está enfrentando a una difícil circunstancia en la que debe buscar un equilibrio que le permita activar estrategias de amplio espectro, aquí y ahora, para enfrentar el desafío coyuntural del tercer año la pandemia y, a la par, acelerar la lucha estructural contra el cambio climático.

De hecho, para no pocos de los líderes mundiales en materia de negocios, instancias gubernamentales, sociedad civil y otros sectores, hay cada vez más escenarios en donde frenar el impacto pandémico -cuya variante ómicron tiene al planeta en una nueva fase crítica de la emergencia sanitaria- se convierte en elemento crucial dentro de la cruzada -más compleja- dirigida a disminuir el calentamiento global y contener sus crecientes lesivos efectos.

Si bien el citado informe resalta los avances mundiales en torno a la reactivación productiva y la recuperación tras el duro embate del covid-19 en los últimos dos años, advierte que hay una serie de riesgos planetarios en materia económica, ambiental, geopolítica, social y tecnológica que deben llevar a tomar acciones conjuntas y urgentes para evitar un escenario de crisis generalizado.

De la encuesta, que por cobertura mundial se convierte en un valioso insumo para la toma de decisiones trasnacionales y locales, se desprende que pese a la reactivación hay una creciente percepción en torno de que los riesgos sociales y ambientales han empeorado más desde el comienzo de la pandemia. Priman los peligros asociados a la "erosión de la cohesión social" y las "crisis de los medios de subsistencia" pero también se advierte de la “crisis de la deuda”, las “fallas de ciberseguridad”, la “desigualdad digital” y la “reacción violenta contra la ciencia”. Todos son fenómenos complejos que requieren un nivel de respuesta focalizado pero también integral.

No deja de preocupar el nivel de pesimismo, ya que mientras un escaso 11% de los encuestados piensa que el mundo se caracterizaría por una recuperación global acelerada hacia 2024, un mayoritario porcentaje tiene una visión negativa. Es evidente, por demás, que los coletazos económico, social y de salud mental dejados por la pandemia generan un marco circunstancial que agrava los desafíos de la formulación de políticas nacionales, limitando el capital político, el enfoque de los líderes y el apoyo público necesarios para fortalecer la cooperación internacional en los desafíos globales. En este sentido, los desiguales índices de recuperación socioeconómica así como de vacunación mundial se erigen como los principales elementos que impiden una respuesta global y conjunta a una amenaza del mismo tenor.

Y en cuanto al mayor de los problemas estructurales es claro que el "clima extremo" y el "fracaso de la acción climática" son hoy por hoy la mayor preocupación a corto, mediano y largo plazos, mucho más allá de fenómenos igualmente lastrantes como la "crisis de la deuda" y el "estallido de la burbuja de activos". De hecho, es todo un campanazo que a nivel mundial los encuestados señalen que los riesgos ambientales tienen el potencial de producir el mayor daño a las personas y al planeta en la próxima década. Una conclusión interesante en la medida en que una de las quejas más reiteradas de muchos ambientalistas radica en que la humanidad no es consciente del peligro vital que implica el cambio climático y sus graves consecuencias aquí y ahora.

Otro flanco que debe llevar a muchas reflexiones es el relativo a la decepción de muchos de los líderes encuestados frente al bajo nivel de eficacia de los esfuerzos internacionales de mitigación de riesgos, sobre todo en materia de inteligencia artificial, explotación del espacio, ataques cibernéticos transfronterizos, desinformación así como de migración y olas de refugiados…

Como se ve, se trata de un informe que analiza múltiples ópticas pero que, en general, coincide en recalcar que muchas de estas problemáticas y riesgos no pueden ser enfrentados de manera unilateral o aislada sino que, por el contrario, requieren de respuestas globales, efectivas, equilibradas y ponderadas. La advertencia es clara: por las trayectorias de recuperación desiguales se corre el riesgo de que surjan prioridades y políticas divergentes en un momento en que las sociedades y la comunidad internacional deben colaborar para controlar la pandemia y curar las cicatrices.

Todo lo anterior lleva, entonces, a que el multilateralismo se imponga, no como una alternativa de modelo de desarrollo político, económico, social e institucional, sino como una cuestión vital. Es evidente que la amenaza pandémica y del cambio climático, la primera coyuntural y el segundo estructural, no respetan fronteras ni niveles de desarrollo y otros estatus de tal o cual nación. Son dos peligros globales que deben atacarse en el mismo ámbito. Las soluciones unilaterales y parciales tienen una relativa eficacia, manteniendo o disparando el riesgo para toda la humanidad.