AUNQUE el socialista presidente español, Pedro Sánchez, se empecina en negarlo, su coalición gobernante con el izquierdista Unidas Podemos pende de un hilo tras su decisión de reformar la ley bautizada como “solo sí es sí”, forzada por la presión de la oposición conservadora y el descontento ciudadano.
A más del creciente descontento que por obvias diferencias ideológicas han enmarcado este conveniente ‘matrimonio’ de poder, consumado en enero del 2020 y calificado entonces como el primer gobierno de coalición de la España moderna, hay un fuerte trasfondo electoral: el 28-M (regionales de mayo) y las legislativas de finales de año.
Sin crecer en la intención de voto en la medida de sus proyecciones, ya que el barómetro de enero del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lo ubica en 14.2% (dos puntos más que en diciembre) pero en riesgo de ceder terreno por la reforma que impulsa el propio Sánchez a la mencionada ley, que fue una de sus banderas de campaña, la formación morada busca ‘diferenciarse’ de los socialistas para esas citas electorales.
Aunque las desavenencias entre la izquierda radical y los socialistas han sido una constante desde el momento en que comenzaron la impensable ‘cohabitación’ gobernante, los temas de discordia no han dejado de acumularse y el último encontronazo por el “solo sí es sí” parece insalvable.
Así del desacuerdo por el Sáhara Occidental y el envío de armas a Ucrania, se pasó a la ley sobre derechos de las personas transgénero, así como a la reforma al Código Penal que contempla un acápite sobre la violencia sexual contra las mujeres, hasta ahora el encontronazo más grave.
Entrada en vigor en octubre, la legislación, bautizada como "solo sí es sí", era una de las propuestas insignia de la izquierda, en respuesta al sonado caso de la violación grupal de "La Manada" a una joven en Pamplona en 2016.
Pero la reforma del Código Penal incluyó una reducción de penas en algunos supuestos, lo que ha tenido el efecto indeseado de que unos 40 agresores han sido excarcelados y otros 400 han visto rebajadas sus condenas -según medios españoles-, en un país donde se pueden aplicar retroactivamente las nuevas leyes si benefician al reo.
Para tratar de atajar una polémica que ha ido creciendo como una avalancha en la opinión pública y en la oposición conservadora (Partido Popular y Vox), los socialistas liderados por Pedro Sánchez anunciaron ajustes a dicha ley.
A comienzos de esta semana presentaron un proyecto legislativo en solitario, sin Podemos, que los acusa de querer volver al "Código Penal de La Manada" y que al cierre tenía el camino allanado para su primer ‘si’ en el pleno del Congreso -aún con el voto en contra de Podemos-, por lo que el Ejecutivo envió mensaje de urgencia.
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La izquierda radical tiene, de antemano, esa batalla legislativa perdida ya que tanto los ‘populares’ como Vox garantizaron que no obstaculizarán el trámite de dicha reforma, mientras que partidos como el Partido Nacional Vasco e incluso Ciudadanos, anticiparon su voto a favor para abrir los debates.
Esta situación llevó a Podemos, nacida al calor del movimiento de los Indignados, a endurecer el tono contra los socialistas de Sánchez, a los que incluso llegó a acusar de ir de la mano con la extrema derecha por haber modificado una ley de protección animal para excluir a los perros de caza.
Sin embargo, los diputados de esa bancada acabaron apoyando el texto propuesto para abrir el debate que busca ajustar la ley de “solo sí es sí”, que es solo el primer paso del trámite legislativo.
Para Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza, el choque entre los socios "es absurdo (...) desde un punto de vista racional. Ninguno de los dos partidos de la coalición tiene nada que ganar con esta bronca", y agregó que lo que se están jugando es su "credibilidad" frente al "electorado más moderado" y pueden provocar "la desmovilización de la izquierda".
Por su parte Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid, destaca que "la evolución de los sondeos desde que comenzó este proceso de discusión muestra que la izquierda retrocede" y por ello “cuanto más tiempo el gobierno se pelee en público más desgaste asumirá", con el consabido impacto electoral.
Monge advierte que como "ya estamos en campaña", la formación morada quiere mostrar “más independencia” y también debilitar la posición de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, probable futura candidata en las generales.
Número tres del gobierno, la comunista Díaz quiere liderar el espacio a la izquierda de los socialistas sin estar supeditada a Podemos.
Ambos analistas coinciden en señalar que esta situación favorece a la oposición conservadora: El Partido Popular se puede “limitar a sentarse y esperar, no tiene que hacer nada más", estima Simón, mientras que Monge indica que “esto es un regalo, un balón de oxígeno para el PP y Vox".
La visión de Sánchez
Pese a la evidencia de esta grieta, que parece irreparable, el jefe de gobierno Pedro Sánchez negó el riesgo de choque o ruptura con sus socios de Unidas Podemos y ratificó la confianza en todos sus ministros, tras el duro enfrentamiento que sostuvieron las titulares de Igualdad, Irene Montero, y Justicia, Pilar Llop, por esta cuestión.
"Ya le digo que no. No se contempla", sostuvo Sánchez al ser indagado al respecto por periodistas en Bruselas donde participó el viernes en la cumbre de la Unión Europea, al tiempo que defendió la “reforma necesaria” a la ley de libertad sexual para corregir los efectos indeseados “que ha tenido”, aunque "sin comprometer el avance" que supone el aspecto del consentimiento.
"Lamento esta situación", enfatizó al admitir la reducción de penas a condenados por delitos sexuales. Indicó, así mismo indicó que hay que trasladar solidaridad con "palabras y con hechos", insistiendo en que esa es la línea en la que va dirigida la proposición del grupo socialista.
"El Gobierno de coalición progresista continúa", dijo en tono enfático, recalcando que la ley de protección animal es otro hito que "vuelve a situar a la vanguardia" a España, frente al maltrato y el abandono.
También aprovechó para señalar el historial legislativo del Ejecutivo de coalición, el que dijo, ha aportado "estabilidad" ante crisis como la pandemia o la guerra en Ucrania.
Evitó referirse al choque entre sus dos ministras y dijo esperar que la reforma a la ley en cuestión ya inició su trámite y debe salir avante máximo en un mes.
"Si hay algo que une a los grupos parlamentarios es el no rebajar las penas y sí adecuarlas a situaciones como las que por desgracia suceden", insistió el jefe de gobierno español, sin reconocer que su nuevo proyecto pueda ser aprobado gracias a la posición asumida por los conservadores.
Aunque el portavoz socialista, Patxi López, habló de una tramitación rápida, incluso calculaba que la Cámara baja la aprobaría antes de marzo, lo cierto es que el Partido Socialista o pidió la vía de urgencia al registrar el texto, sino hasta el pasado viernes.
La Mesa del Congreso, al calificar la iniciativa este martes, aplicará el procedimiento de urgencia, que supone acortar todos los plazos a la mitad. El siguiente paso será poner fecha para su primer debate, y eso no se calcula antes del 21 e incluso podría ser el mes próximo.
Para poner fecha, lo primero que necesita la iniciativa es la conformidad del Gobierno y eso ya se ha demostrado esta legislatura que puede llegar en horas. Por ejemplo, en el caso de la proposición de ley para la última reforma de Código Penal, la que incluía la supresión del delito de sedición, el Ejecutivo no tardó ni 24 horas en dar vía libre a su debate.
Pero más allá del cronograma en el Congreso, los españoles están pendientes del futuro inmediato de la coalición gobernante. Como se sabe, una ruptura sería el puntillazo final al gobierno Sánchez, precipitando un adelanto en las elecciones generales, las que se avizoran complicadas para los socialistas ante el sostenido repunte de los ‘populares’. El barómetro CIS de enero los ubica con 23% en la intención directa de voto, con tendencia a la baja, con una ventaja de solo 0.5% sobre el PP, que lidera el voto ya decidido y sigue sumando. Hay que esperar el nuevo impacto que tendrá “Solo sí es sí” /Redacción internacional