El Presidente y la JEP | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Marzo de 2019

LA manifestación del Presidente de la República sobre el caso de la ley que instituyó lo de la JEP, se estaba esperando con mucha ansiedad  por parte de los ciudadanos que desean ardientemente que lo de la paz se vuelva realidad actuante.

Cuando se hacen las paces con quien se ha tenido discrepancias, quienes participan deben ceder en algo  de las expectativas que se tengan. Los guerrilleros entregaron las armas como la única manera que encontraron para cambiar las cosas que no les gustaban. Controlar el  estado por las vías a las cuales estamos enseñados hace tantísimo años, digamos conforme se establece desde la Constitución del 86, no les satisfacía; esta es la ley básica que nos ha regido hasta la fecha aunque se han presentado enmiendas, incluyendo la llamada Constitución de 1991 que no ha sido tan feliz como todos hubiéramos querido.

Por el otro lado, el gobierno a lo largo de cincuenta años no había podido liquidar a la guerrilla y ni  hacer valer la ley. Eran dos posturas intransigentes que tenían que llegar a un acuerdo que no podía ser otra cosa que cada uno, en lo posible, tuviera que ceder en sus aspiraciones. Los guerrilleros dejaron las armas y resolvieron combatir dentro de las normas que indica la Constitución como es  la vía política; para hacerse presentes crearon su partido político y, no gracias a él sino a la generosidad del gobierno, tienen representación política en el congreso nacional donde pueden hacerse presentes y manifestar sus puntos de vista.  No los hemos podido escuchar ni han tratado de convencernos. Pero como un acto de magnanimidad se convino un tratamiento que suena mucho a amnistía para quienes han faltado a las normas de los códigos; hasta una determinada fecha, la de la firma del convenio; los delitos cometidos tienen un determinado procedimiento. De ahí para adelante los códigos y leyes siguen vigentes para ellos y así serán juzgados.

Para manejar toda esa manera singular para juzgarlos se creó la JEP, que no es  cosa diferente a  un tribunal que se ocupará de aplicar todo lo que se convino. La ley recoge lo convenido. Luego de su trámite en el congreso pasó a la sanción presidencial como sucede con todas las que han sido estudiadas y aprobadas, para ser firmadas, sancionadas, por el Presidente si  estima adecuado expresar sus  observaciones, si las tiene.  Es una manifestación constitucional de la armonía que debe reinar entre dos de los poderes públicos como son el legislativo y el ejecutivo. No es la primera vez que eso ocurre y está establecido qué se debe hacer para atender o no las observaciones ejecutivas.

No es esta la única manera que el ejecutivo tenía para hacer sus observaciones claras. Bien habría podido sancionar la ley que fue puesta a su consideración y presentar a consideración del congreso un proyecto de ley  nuevo que incluyera sus observaciones y puntos de vista sobre el tema. Pero eso no era lo que el poder detrás del trono quería.