De los nueve millones de hectáreas de bosque seco tropical que había en el país, ya solo quedan unas 720 mil, y la tendencia es a disminuir debido a la ganadería extensiva, los incendios forestales y el cambio descontrolado de uso del suelo.
El ingeniero forestal Francisco Torres, jefe del Plan de restauración del bosque seco tropical de la Fundación Natura, una de las oenegés que trabaja con este ecosistema, sostiene que le motivó trabajar en este campo porque “es uno de los más degradados y requiere acciones importantes para su restauración y conservación”.
Señala, apoyado en algunos estudios que se han realizado, que “es el ecosistema que presenta la mayor transformación en Colombia. 90% de sus coberturas originales fueron reemplazadas, especialmente por pasturas y campos agrícolas, durante el último siglo. Las áreas con bosque seco tropical son remanentes muy fragmentados y con poca conectividad, siendo el 88% de estos remanentes parches con menos de 500 hectáreas. Este ecosistema se encuentra en mayor peligro crítico. Máxima prioridad para la conservación y restauración: 3,1 millones se han priorizado para restauración”.
En Colombia el bosque seco tropical se distribuye en casi todo el Caribe (La Guajira, Magdalena, Cesar, Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, San Andrés y Providencia), en los valles interandinos de los ríos Cauca (Cauca, Valle, Risaralda, Caldas, Antioquia) y Magdalena (Huila, Tolima, Cundinamarca, Boyacá, Santander), el cañón del río Chicamocha (Santander), río Catatumbo (Norte de Santander), el río Patía (Cauca) y en una parte de Casanare y Arauca.
De acuerdo con el Instituto Humboldt, “originalmente este ecosistema cubría más de nueve millones de hectáreas, de las cuales quedan en la actualidad apenas un 8%, por lo cual es uno de los ecosistemas más amenazados en el país. Esto se debe a que el bosque seco existe en zonas con suelos relativamente fértiles, que han sido altamente intervenidos para la producción agrícola y ganadera, la minería, el desarrollo urbano y el turismo. Esta transformación es nefasta para la biodiversidad asociada al bosque seco y los servicios que presta”.
Pero ¿qué es un bosque seco tropical? “Se tienen diferentes definiciones sobre el bosque seco, pero en general una característica fundamental que lo distingue es que presenta una estacionalidad climática pronunciada, con un período de sequía que genera un momento de estrés hídrico. Así mismo, cuenta con una vegetación, fauna, microorganismos y procesos ecológicos adaptados a estas particulares condiciones de estacionalidad climática”, explicó el ingeniero forestal de Natura, Fernando Torres.
Según el Ministerio de Ambiente, “particularmente el bosque seco tropical, se define como una formación vegetal que presenta una cobertura boscosa continua y que se distribuye entre los 0-1.000 metros de altitud. Presenta temperaturas superiores a los 24ºC (piso térmico cálido) y precipitaciones entre los 700 y 2.000 mm anuales, con uno o dos periodos marcados de sequía al año”.
Explica que “presenta una vegetación con características xerofíticas, correspondientes a formaciones secas tropicales. Estos ecosistemas se caracterizan por la diversidad de especies de fauna y flora con distintos tipos de adaptación a su medio ambiente, debido en particular a que están expuestas a regímenes de grave sequía y temperaturas extremas”.
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¿Qué se está haciendo?
De acuerdo con Torres, se ha declarado como un ecosistema estratégico por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Además, “recientemente se formuló el programa nacional para la conservación y restauración del bosque seco tropical en Colombia, en el cual se propone como líneas estratégicas la gestión de conocimiento y la restauración”.
Pero, ¿la población entiende su importancia? “La mayoría de las personas que habitan este ecosistema no son conscientes de la importancia y de su degradación”, indica Torres, una de cuyas labores es interactuar con la comunidad.
Una parte de su trabajo, dice, “se trata de vincular a las comunidades para que lo conozcan, valoren y aprendan a conservar”.
El ingeniero forestal Francisco Torres explica que el bosque seco tropical “es importante porque es un ecosistema muy diverso que alberga diferentes plantas y animales endémicos o exclusivos de estos ecosistemas, suministra diversos servicios ecosistémicos para los seres humanos (alimento, agua, polinización, productos no maderables, etc.)”.
Al ser preguntado si está en riesgo de desaparecer, señala enfáticamente que “sí, la tendencia es a que desaparezca”.
En cuanto a las tareas que adelanta la Fundación Natura en favor del bosque seco tropical, señala que “con Enel-Emgesa desde hace ocho años adelantamos el plan de restauración de bosque seco tropical interandino más grande del país, en el área de compensación de la Central Hidroeléctrica El Quimbo. También se ha trabajado en los bosques secos del Chicamocha”.
Dice que los mayores enemigos del bosque seco tropical son la ganadería extensiva, los incendios forestales y el cambio descontrolado de uso del suelo.
Y, según el Ministerio de Ambiente, “las principales causas de su degradación se relacionan con actividades agropecuarias intensivas y extensivas, asociadas a menudo con asentamientos humanos y proyectos de infraestructura, lo que pone en entredicho su viabilidad a largo plazo y, como es lógico, la de muchas especies de plantas y animales para las cuales es su hábitat exclusivo, como la ceiba, el roble, el cedro, guayacán, ébano, caracolí y carreto, las guacamayas, especies de felinos y primates como el tití.
Además, indica Torres que en desarrollo de los estudios que han venido adelantando, aunque no han encontrado especies (de fauna) desconocidas, sí se han hallado algunas que se consideraban por las comunidades extintas regionalmente.
Al insistirle en si es irreversible la pérdida de bosque seco tropical, afirma que “sí, la degradación es muy grande, y ya no se puede recuperar en muchas áreas muy transformadas; ahora las prioridades son conservar lo que queda y ampliar nuevas áreas mediante procesos de restauración asistida”.
Así mismo, el Instituto Humboldt señala que “nuestros análisis del mapa de distribución del bosque seco tropical en el país indican que el 65% de las tierras que han sido deforestadas y eran bosque seco presentan desertificación. Esto quiere decir que esas tierras están tan degradadas que ya la producción agrícola o ganadera es insostenible. Lo más preocupante es que tan solo el 5% de lo que queda, es decir, el 0,4% de lo que había, está presente en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap)”.
Finalmente, el ingeniero forestal Francisco Torres, dice que lo más grato en esta labor ha sido “vivir el bosque seco y compartir con las comunidades locales que habitan este singular ecosistema”.
Pero asegura que lo que más lo ha desmotivado es “la falta de interés por parte de muchas de las autoridades nacionales y regionales” para trabajar en la conservación y restauración del bosque seco tropical.