El vicedecano de investigaciones de la facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, Juan Manuel Cordovez y quien lleva años haciendo modelaciones matemáticas de enfermedades contagiosas por vectores, le respondió a EL NUEVO SIGLO una pregunta muy concreta frente a la cual se ha tejido incertidumbre y algo de especulación en la opinión pública: ¿Habrá un tercer pico de contagios en el país?
EL NUEVO SIGLO: ¿Colombia camina, sí o no, hacia un tercer pico y por qué?
JUAN MANUEL CORDOVEZ: Lo primero que debes tener en cuenta es que cuando uno suma una ciudad con la otra las cifras epidemiológicas se cancelan entonces responder la pregunta colectivamente carece de valor. Si por ejemplo bajaran los contagios en Bogotá, Medellín y Cali pero subieran en Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, veríamos la situación epidemiológica del país como una meseta tranquila y eso no nos diría nada.
La situación hoy a nivel nacional sigue siendo muy disímil y si bien Bogotá comenzó a bajar los contagios, también estamos viendo una grave crisis en 15 ciudades y la Costa Atlántica está atravesando una situación muy complicada.
Pero frente a tu pregunta, de si estamos caminando hacia un tercer pico a nivel nacional, yo te diría que no y en Bogotá tampoco. En tal caso los contagios podrían comenzar a escalar por ahí dos semanas después de Semana Santa. De hoy a tres semanas podría haber un pico dependiendo mucho de lo que pase en Semana Santa, pero en ese momento ya estaremos acabando la vacunación de la población mayor de 70 años entonces un tercer pico definitivamente sería mucho menos mortífero.
ENS: Aún así en 15 ciudades la velocidad de contagio se ha incrementado de manera sustancial. ¿Cómo se explica este fenómeno?
JMC: La dinámica del contagio tiene un patrón claro: se produce un aceleramiento, lo que implica contagios más numerosos en un periodo de tiempo más corto y eso produce una forma de campana en las modelaciones. Este patrón solo comienza a descender cuando se toman medidas.
Si no se hubiese implementado ninguna medida, toda la sociedad se habría contagiado súper rápido y se habría alcanzado la inmunidad de rebaño en un par de meses. Pero cuando se interviene el sistema, como de hecho se ha intervenido con medidas como las cuarentenas o el pico y cédula, el aumento de contagios se desacelera. Este es un desaceleramiento del contagio a consecuencia de la intervención humana más no de la transmisión del virus.
Eso pasa cuando se incorpora el factor de las medidas en la ecuación: desciende la curva y como en el sistema quedan personas susceptibles de seguirse contagiando (combustible) con un equilibrio constante en el tiempo, ahí es cuando vemos una meseta en los contagios.
Con esa claridad qué está pasando en el país: hay muchas ciudades que están entrando en una dinámica de contagio acelerada porque se han venido levantando las medidas de contención. Incluso el comportamiento de la gente se ha relajado porque sienten el ambiente menos riesgoso y eso es lo que está acelerando el contagio en algunas ciudades. Este es un fenómeno digamos que artificial, porque es producto de la intervención humana a una dinámica natural del contagio del virus de pasar de una persona a otra.
ENS: Nuestra proximidad con Brasil, ¿qué tanto peligro representa para Colombia considerando la nueva cepa brasilera?
JMC: Es un peligro alto porque las nuevas cepas han mostrado la tendencia a ser más contagiosas, lo que quiere decir que pasan de una persona a otra con mayor facilidad. No son más fuertes en cuanto a la sintomatología que desatan en las personas y parece que son ligeramente más mortíferas. Pero sobre todo al ser más contagiosa, se pueden convertir muy rápidamente en la cepa predominante y por eso la cercanía con Brasil representa un peligro.
- Incidencia de la vacunación
ENS: La lenta inmunización en algunas regiones del país, ¿podría incidir en una curva epidemiológica más baja?
JMC: Una vacunación lenta no genera ningún efecto en la curva de contagios y un tercer pico en este momento tendrá las mismas características que el anterior. Digamos que un país ha vacunado al 1% de la población: en una curva que arranca en 0 y termina en 100, cuando mueves la línea en un 1% vas a tener la misma curva. El efecto será completamente imperceptible.
Ahora bien, lenta o no, la vacunación sí va a afectar tremendamente la curva de mortalidad porque estas sacando de la ecuación al 1% más propensa a fallecer. Ahí la diferencia sí es gigante. Desde el día uno Colombia le apostó a la estrategia de disminuir las muertes más no los contagios y la vacunación hará que no nos colapsen las UCI.
ENS: ¿Entonces, si tuviéramos al 10% de la población vacunada, cambiaría la curva de contagios?
JMC: Claro. Y en ese hipotético, si hubiéramos vacunado a los jóvenes ahí sí la curva de contagios bajaría de manera drástica en la medida en la que este grupo etario es el más numeroso, el que más se mueve, el que incurre en situaciones más riesgosas y es el que más esparce el virus.
ENS: ¿A Colombia le podría pasar lo mismo que a Chile?
JMC: No. Lo que está pasando en Chile tiene a toda la comunidad científica con los ojos abiertos y solo hay dos explicaciones que yo veo viables: que esté circulando una cepa para la cual la vacunación no ha sido efectiva; o el país no tenía una base grande de personas que no habían estado expuestas al virus.
Yo no sé cómo estaba Chile serológicamente antes de la vacunación, pero si un país inocula al 30% de la población y de los 10 millones restantes tienes un porcentaje significativamente alto de personas que no han estado expuestas al virus, tú claramente puedes ver la situación que atraviesa ese país.
En cambio en Colombia, cuando lleguemos al 30% de vacunación ya vamos a estar del otro lado. Solo Bogotá ya iba caminando solita al 50% de serología. A eso le sumas el 30% de vacunados, pues ya tendrás inmunidad de rebaño.
ENS: ¿Eso no habla mal del manejo que se le ha dado a la pandemia?
JMC: Sí. Nosotros nos hemos infectado muchísimo a pesar de las cuarentenas y por eso tenemos una seroprevalencia alta. No tenemos los mejores números epidemiológicos y hemos tenido uno de los peores confinamientos, sobre todo en Bogotá. Nos llevamos lo peor de todo.
ENS: ¿El país debería haberse confinado para Semana Santa?
JMC: No. No tiene ningún sentido. Colombia es uno de los países que va en la cola de vacunación y cualquier ciudadano que se saque de forma aleatoria de otro país del mundo va a venir de una sociedad en varias órdenes de magnitud más vacunada que nosotros. Y el riesgo a la introducción de una cepa nueva ya pasó entonces, yo no llamaría a ese tipo de cautelas.
ENS: ¿Para ciudades como Bogotá, el invierno puede incidir en el aumento del contagio?
JMC: Sí. Hay dos argumentos que se han planteado desde el campo de la inmunología. La primera de ellas es comportamental: la gente en los periodos de invierno tiende a los espacios cerrados y a las aglomeraciones en confinamiento.
El segundo factor refiere que las condiciones de frío desbalancean la microbiota en las vías respiratorias. Las personas están invadidas por microorganismos benéficos y los cambios climáticos alteran esa población de microorganismos que habitan en las vías respiratorias favoreciendo la reproducción de los virus. Entonces uno sí se vuelve más vulnerable a los virus en condiciones de baja temperatura y humedad.