Unas cartas con amenazas de muerte y balas enviadas, entre otros, al líder del partido de izquierda radical Podemos, Pablo Iglesias, tensaron la campaña de las elecciones regionales en Madrid del 4 de mayo, relevantes para el tablero nacional.
Iglesias, que renunció recientemente a su puesto de vicepresidente en el gobierno de coalición del socialista Pedro Sánchez para competir en Madrid, abandonó bruscamente un debate electoral organizado por la radio Cadena Ser cuando la candidata del partido de extrema derecha Vox puso en duda la veracidad de esas amenazas.
"En democracia no son aceptables las amenazas de muerte, no es aceptable poner en duda que se producen esas amenazas", declaró Iglesias a la prensa.
"No nos creemos nada" procedente del gobierno o de Pablo Iglesias, replicó Rocío Monasterio, candidata madrileña del pujante partido Vox, tercera fuerza en el Congreso nacional.
Tras la marcha del líder de Podemos, los otros candidatos de izquierdas rechazaron continuar debatiendo con la candidata de Vox, quedando suspendido el debate.
Este boicot provocó la anulación de otros dos debates previstos el 26 y 29 de abril próximos en el canal privado laSexta y la televisión pública española RTVE, que en un comunicado recordó su "obligada proporcionalidad y neutralidad".
Además de Iglesias, que acusa a la "ultraderecha" de estar en el origen de estas amenazas, también recibieron cartas con balas el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gámez.
La carta enviada al ex vicepresidente contenía cuatro balas de un fusil de asalto y contenía el mensaje: "Tu mujer, tus padres y tú estáis condenados a la pena capital, tu tiempo se agota".
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"Hoy soy yo pero, si continúan la impunidad y el blanqueamiento mediático de la ultraderecha, mañana serán otros compañeros", dijo Iglesias en la víspera en Twitter.
Estas cartas, en un contexto de fuerte polarización política en España, fueron condenadas sin reservas por el resto de la clase política, excepto Vox.
"Es absolutamente inadmisible", declaró el dirigente del conservador Partido Popular, Pablo Casado, que pidió investigar el origen de las misivas.
Casado rechazó "sin matices" las cartas amenazantes y las balas recibidas por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, porque "no condenar este tipo de agresiones es muy grave".
El líder popular pidió diferenciar "la acción política" de lo que son ataques "personales". "Yo tengo grandes diferencias con Iglesias en estos años, pero en los temas personales nos hemos podido comprender y compartir momentos complicados", dijo.
En esta línea, el líder de la oposición ha pedido que la Fiscalía investigue la procedencia de esas misivas y que actúe "con severidad" contra los responsables. "Y lo digo desde un partido que ha sufrido este tipo de cartas cuando a veces precedían al asesinato de ETA, cuando seguía matando en España", recordó.
El jefe de gobierno, el socialista Pedro Sánchez también expresó su condena: "Ante las amenazas y la violencia, justicia y democracia", escribió en Twitter