EL NUEVO SIGLO: La crisis en Venezuela podría generar una nueva ola de migración que afecte a Colombia, ¿está preparado el país para esa contingencia?
RONALD RODRÍGUEZ: El Estado colombiano no está preparado para una crisis de las características de las que ahora puede llegar a tener Venezuela. Hasta ahora hemos administrado una crisis producto de la emergencia humanitaria compleja y prolongada que vive el hermano país, producto de las decisiones económicas y sociales que se tomaron a lo largo de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Es una crisis agudizada por las sanciones internacionales, pero no causada por ellas. Sin embargo, estamos ante un nuevo escenario en el cual la dinámica de represión del régimen venezolano está causando la salida de ciudadanos que abogan por sus derechos.
Periodistas, defensores de derechos humanos, académicos, líderes políticos de base, son personas que están saliendo de Venezuela con necesidad de protección internacional.
Lamentablemente, los instrumentos de protección internacional que tiene el Estado colombiano no lograrían atender una salida importante de ciudadanos en estas condiciones. Tampoco tenemos un instrumento suplementario como tuvimos en el estatuto temporal de protección para migrantes venezolanos en el pasado.
ENS: Ya varios países latinos anunciaron refuerzos migratorios ante una eventual nueva oleada de migrantes venezolanos, ¿cree que Colombia debería hacer lo mismo?
RR: La respuesta que se ha dado en la región es de contención migratoria y eso no resuelve los problemas. Cuando se toman este tipo de medidas, lo que se hace es aumentar la vulnerabilidad y las rentas para las organizaciones criminales que se lucran de la trata y tráfico de migrantes.
En el caso de Panamá que está cerrando sus fronteras; incluso, poniendo alambres de púas en algún lugar del Darién, no hace que la migración se detenga; al contrario, hace que las personas terminen pasando por zonas que son mucho más agrestes y difíciles, poniendo en mayor riesgo su vida.
En el caso de Colombia, incluso es mucho más complejo por la frontera que comparte con Venezuela. Los 1.219 kilómetros de frontera son imposibles de abarcar por Colombia.
Colombia debería estar preparándose para la recepción de población migratoria. Debemos tener instrumentos legales para poder acoger a esa población y tener instrumentos para protegerla, más cuando el régimen ha demostrado que está dispuesto a hacer operaciones de extracción de personas de alto valor político para ellos como ya lo ha hecho en el pasado.
Salidas por el Darién
ENS: ¿Cree que lo que está pasando en Venezuela disparará la migración por el Darién?
RR: Hay dos tipos de población, que se suman a la que está saliendo por persecución. Uno son los jóvenes y niños que no encuentran su proceso para construir su proyecto de vida en Venezuela por los problemas en materia educativa. Por otro lado, los adultos mayores que requieren medicamentos vitales. Ante situaciones que se podrían replicar de 2018 y 2019, que, por las sanciones y actuaciones del régimen, se llegaron a unas dinámicas de desabastecimiento, a pesar de que los medicamentos no están dentro de la lista de sancionados. El régimen transfirió el costo de las sanciones a la población.
Ante esas circunstancias, venezolanos en Colombia, Chile o Ecuador, están llamando a sus familiares mayores para que estén en un periodo en esos países, mientras se estabiliza la situación en Venezuela.
Esto podría ser una población con altos costos médicos, que requieren medicamentos y que irían de forma transitoria a esos países. Si la cosa no se decanta por el retorno a la democracia, estas personas se quedarían en los países que lo reciben.
ENS: En términos de políticas migratorias, ¿qué estrategias podrían implementarse para mejorar la situación tanto para los migrantes como para las comunidades receptoras en Colombia?
RR: Se requiere recuperar la infraestructura institucional que tenía el Estado colombiano o volver a tener una dinámica coordinada entre los gobiernos nacional y locales, con las diferentes entidades del Estado colombiano, organizaciones internacionales y sociedad civil.
En los dos últimos años hemos perdido esa capacidad y hoy tenemos una dinámica discursiva, pero no de formulación de políticas públicas. Los proyectos que se están encaminando son insuficientes para las necesidades y características de los fenómenos migratorios que enfrenta el Estado colombiano.
Hay que replantearse las políticas migratorias, ir más allá del discurso y construir política pública concreta en función de los flujos migratorios, sobre todo del que viene de Venezuela, ya sea en ocasión de permanencia, de tránsito hacia los Estados Unidos o pendular. Durante el gobierno Petro poco o nada se ha avanzado.
ENS: ¿Qué opina de la hipótesis según la cual Maduro apuesta conscientemente a la diáspora como mecanismo para disminuir la inconformidad con su régimen?
RR: La migración se ha convertido en un elemento que el régimen ha instrumentalizado. Venezuela ha perdido cerca del 28% de su población y lo que esto demuestra es que dinámicas como el desabastecimiento disminuyen, ya que hay menos presión sobre el sistema social y económico venezolano.
También hay que tener en cuenta que la dolarización de facto en el vecino país se ha logrado, no porque haya una política monetaria de dolarización, sino porque la diáspora venezolana se ha convertido en un proveedor de dólares que requiere el sistema económico venezolano para funcionar.
Obviamente, los recursos de las remesas se han convertido en uno de los sustentos de la economía venezolana. También, para poder generar una mejora comparativa respecto a lo que se vivía en años anteriores. En ese orden de ideas, creo que hay un reto muy grande porque la migración tiene una dinámica que puede ser instrumentalizada por el régimen, pero también, se ha convertido en la caja de resonancia para denunciar lo que ha sucedido en Venezuela.
ENS: Con Estados Unidos y Panamá restringiendo el paso de migrantes ilegales, ¿cree que la mayoría tendría que quedarse en Colombia y América del Sur?
RR: Las políticas de contención no funcionan. Lo único que hacen es poner en riesgo la vida de las personas. Una de las particularidades de la población joven de Venezuela es que muchos de ellos buscan el ‘sueño americano’ y la actual coyuntura hace que muchos quieran llegar hasta los Estados Unidos, incluso antes de un eventual gobierno de Donald Trump.
La ruta a los Estados Unidos es apalancada por organizaciones criminales. Pero las medidas tomadas por Estados Unidos y Panamá, en materia de contención, no han dado resultado. Por el contrario, hacen la travesía mucho más compleja y genera más violación de derechos humanos.