La disminución en el desarrollo de la infraestructura en el país durante el primer trimestre del año se debe a la baja ejecución de las obras públicas. Así lo señaló la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI) en un comunicado, al hacer un balance del sector.
Mientras entre enero y marzo de este año la economía colombiana tuvo un crecimiento de 8,5%, contrastó con el decrecimiento de -4,9% en el sector de obras civiles. Ese indicador evidenció un crecimiento de 1,4% en comparación con el último trimestre del 2021.
De acuerdo con el balance presentado, la inquietante cifra del PIB del sector de obras civiles, también es resultado de la ausencia de liderazgo de alcaldes y gobernadores para utilizar los recursos del Sistema General de Regalías (SGR), el cual presenta un saldo un poco mayor a $7,6 billones. “Las dos ventajas que tienen las autoridades locales para la utilización de estos recursos son, por un lado, el marco normativo del SGR que permite presentar y viabilizar los proyectos y, de otra parte, la contratación eficiente y transparente mediante la utilización de los pliegos tipo”, señaló Juan Martín Caicedo Ferrer, presidente Ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura.
El líder gremial hizo un llamado de atención, en el sentido de que mientras las ejecutorias relacionadas con la obra pública inquietan, por el lado de las concesiones, el panorama, para bien, es diametralmente opuesto. “Las 4G demuestran que los proyectos pueden ejecutarse de manera exitosa: hoy por hoy las vías de cuarta generación ya arrojan un avance total cercano al 70%. A la fecha, seis vías 4G finalizaron su etapa de construcción y varias concesiones se comprometieron a poner en operación y mantenimiento otros 13 proyectos, situación que evidencia la eficiencia del modelo APP”, remató Caicedo.
De cara al panorama, surge el siguiente interrogante: ¿a qué obedece el decaimiento en el crecimiento del sector? La respuesta apunta en una sola dirección: la de los bajos índices de ejecución en los proyectos de obra pública a cargo del Invías y de los entes territoriales, los cuales avanzan a ritmo paquidérmico, muy inferior al presupuestado.
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Por el lado del Invías, los índices de ejecución presupuestal, a mayo del año en curso, muestran un lánguido 13,8%, cifra preocupante si se tiene en cuenta que el presupuesto total de esa entidad es de nada menos que $9,8 billones, de los cuales $5,2 billones son de inversión (el mayor rubro del sector para el 2022). A esas preocupaciones habría que sumar el hecho de que el actual gobierno está ad portas de terminar su periodo.
No muy distinta es la situación de los entes territoriales, que están a poco más de año y medio de finalizar sus administraciones. Allí, sus planes de desarrollo, colmados de ambiciosos proyectos de infraestructura, no se compadecen con la realidad, que hoy muestra tímidos avances en sus frentes de obra.
Cuello de botella
A principio de año, el Gobierno confirmó que el Plan de Desarrollo Nacional llevaba una ejecución del 70%. En ese momento Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, habló con EL NUEVO SIGLO y expreso que parte del atraso que tenía este plan, además de los efectos del covid, se debía a la ejecución de este tipo de obras, que parecían tener un cuello de botella administrativo.
Con respeto a la ejecución del Plan de Desarrollo, el líder del centro de pensamiento dijo que era difícil que llegara al porcentaje de ejecución de gobiernos pasados. “En ese sentido, cuando se ve el panorama agregado creo que va a ser difícil, ojalá se cumpla. Va a ser muy difícil que este Plan Nacional de Desarrollo alcance esos indicadores promedio del 81%, aunque no se descarta porque no son los únicos indicadores que juega”, puntualizó.
Frente a los atrasos, se refirió a dos temas particulares: “Hay que entender parte de las dinámicas al interior de ese cumplimiento; cuando usted revisa qué es lo que va más retrasado en términos de incumplimiento, son dos grandes segmentos, estrategias o pilares. El primero es la consistencia macro, que tenía un cumplimiento del 66%. Yo francamente dudo que haya mejoras sustanciales, porque una parte importante de ese pilar de consistencia macro tiene que ver con cifras, obviamente económicas y fiscales, y sabemos naturalmente que en materia fiscal este año el Gobierno va a tener un déficit cercano al 7% en PIB”, señaló.