La orden contra el terrorismo de Trump que se inspira en una ley que no se invocaba desde la Segunda Guerra | El Nuevo Siglo
Ppr considerarlas una amenaza inusual a la seguridad nacional, el presidente Trump designó a los carteles como organizaciones terroristas. Ello permitirá reforzar la lucha contra narcotraficantes, traficantes de personas y crimen organizado./Archivo AFP
Martes, 21 de Enero de 2025
Pablo Uribe Ruan*

“Invocaré la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para perseguir y desmantelar toda red criminal de inmigrantes que opere en suelo estadounidense”.

Así lo dijo Donald Trump en 2024, en un mitin de campaña en California, meses antes de que finalmente reviviera este lunes una ley que no se invoca desde la Segunda Guerra Mundial. Esa vez, para deportar a ciudadanos japoneses que vivían en EE. UU., Franklin Roosevelt invocó la Ley de Enemigos, anunciando oficialmente la entrada en esta guerra global, luego del bombardeo de Pearl Harbor.

La Ley de Enemigos Extranjeros permite al presidente de Estados Unidos detener, reubicar o deportar a no ciudadanos de un país considerado enemigo de EE. UU. en tiempos de guerra, y endurece las restricciones para el goce de los derechos civiles de los estadounidenses. Hoy, Trump se basa en ella para empezar su lucha contra el terrorismo internacional.

Enemigos extranjeros

Casi 80 años después, y basado en la Ley de Enemigos, Trump ha decretado la orden ejecutiva: “designando a los carteles y otras organizaciones como organizaciones terroristas extranjeras y especialmente designados como terroristas globales”.

Esperada por la línea dura contra la migración y el terrorismo, que incluye a Mike Waltz, asesor de seguridad nacional, Pete Hegseth, secretario de Defensa, y Tom Homan, el ‘zar de la frontera’, en esta orden no solo incluye aquella Ley de 1798, sino una serie de medidas que le confieren al presidente poderes para atacar a organizaciones consideradas como terroristas que operan en Estados Unidos, pero tienen sus centros de acción en los cinco continentes del mundo.

La orden ejecutiva denomina a los carteles internacionales como ‘los carteles’ y los designa como organizaciones terroristas extranjeras, de conformidad con la sección 219 del INA (Acto Nacional de Inmigración, en español) y la orden ejecutiva 13224 del 23 de septiembre de 2001, con la que George W. Bush oficialmente lanzó la lucha contra el terrorismo internacional de Al Qaida y los talibanes.

La 13224, según el portal National Public Radio (NPR), proporciona un medio desarticular la red de apoyo financiera a terroristas y organizaciones terroristas, autorizando al “Departamento de Estado de EE. UU., en consulta con los Departamentos del Tesoro y de Justicia de EE. UU., a designar y bloquear los activos de personas y entidades extranjeras que cometan o supongan un riesgo significativo de cometer, actos de terrorismo”.

Esta orden también autoriza al Departamento del Tesoro de EE. UU., en consulta con los Departamentos de Estado y de Justicia de EE. UU., “a designar y bloquear los activos de personas y entidades que presten apoyo, servicios o asistencia a terroristas y organizaciones terroristas designados en virtud de la Orden o que se asocien con ellos, así como a sus filiales, organizaciones pantalla, agentes y asociados”.

Carteles, amenaza a la seguridad

Como en el 2001, cuando una coalición de grupos terroristas liderada por Osama Bin Laden atacó las torres gemelas, el gobierno Trump percibe a los carteles como una amenaza a la seguridad nacional, por ser grupos mucho más complejos que la delincuencia organizada tradicional, causando una emergencia de orden nacional.

Según la orden ejecutiva decretada por Trump el lunes, los carteles internacionales son una amenaza por (i) la convergencia entre ellos y una serie de actores extra-hemisféricos, desde organizaciones designadas como terroristas extranjeras hasta gobiernos extranjeros antagonistas; (ii) sistemas adaptativos complejos, característicos de entidades dedicadas a la insurgencia y la guerra asimétrica; (iii) infiltración en gobiernos extranjeros de todo el hemisferio occidental.

Sobre las organizaciones terroristas que operan en América Latina, señala la orden ejecutiva que existen organizaciones transnacionales como el ‘Tren de Aragua’ (TdA) y ‘La Mara Salvatrucha’ (MS-13). “Representan una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos”, dice.

A propósito de las guerrillas, la orden ejecutiva establece como amenaza a la seguridad nacional las organizaciones terroristas que usan sistemas “adaptativos complejos, característicos de entidades dedicadas a la insurgencia y la guerra asimétrica”. Entre ellos, se pueden incluir los grupos guerrilleros que operan en Colombia y Venezuela.

Además, la orden ejecutiva también ha sido la base para que Trump y su equipo hayan revocado la decisión de Joe Biden de sacar a Cuba de la lista de países que financian el terrorismo, volviendo, nuevamente, a incluir al país en la citada lista.

Alinear intereses

En esta nueva estrategia de seguridad nacional, en la que los carteles son uno de los objetivos centrales, la Administración Trump igualmente ha anunciado que suspende temporalmente todos los programas de ayuda exterior de Estados Unidos durante 90 días, a la espera de revisar si están alineados con sus objetivos políticos.

Esta medida, que hace parte de centenares que decidió en solo día y medio, dice que “la industria y la burocracia de la ayuda exterior no están alineadas con los intereses estadounidenses y en muchos casos son antitéticas a los valores estadounidenses” y “sirven para desestabilizar la paz mundial promoviendo ideas en países extranjeros que son directamente inversas a las relaciones armoniosas y estables internas y entre países”.

Como quedo claro en su discurso de posesión, Trump busca que sus aliados internacionales compartan una serie de ideales entre los cuales se encuentra una lucha directa contra el terrorismo internacional. En el caso de Colombia, la entrante administración en Washington espera que la lucha contra las drogas del Gobierno nacional esté alineada con los objetivos de disminuir la producción de pasta de coca y cocaína, uno de los ejes centrales de la política de Trump para enfrentar la crisis en salud pública causada por el fentanilo y otras sustancias, como este alcaloide.

Con una estrategia más clara, esta segunda administración de Trump está llamada a tener una lucha mucho más frontal contra los carteles y las organizaciones terroristas y sus fuentes de financiación.

No cualquiera revive, como parte de la orden ejecutiva contra el terrorismo, una remota y vieja Ley de 1798, mediante la cual años después Estados Unidos entró oficialmente a la Segunda Guerra Mundial, y con la que Trump quiere blindarse de enemigos que van más allá de los estados y hoy son vistos como organizaciones transnacionales capaces de alterar la seguridad nacional del país más poderoso del mundo.

* Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.