A partir de mañana Colombia entra en una nueva fase de plan de contingencia activado desde marzo pasado para hacer frente a la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19. Una fase en la que hay tres elementos básicos de cuya aplicación efectiva dependerá que el país logre frenar sustancialmente la curva de contagios y letalidad del virus.
En primer lugar, del concepto de cuarentena nacional y medidas de amplio alcance territorial, se evoluciona a un modelo de control epidemiológico de enfoque regional y focalizado en el que la prioridad es trabajar de manera intensa sobre aquellas ciudades, municipios e incluso localidades y barrios que presenten mayor cantidad de personas infectadas.
Esa evolución del llamado “Aislamiento Preventivo Obligatorio” a un “Aislamiento Preventivo Inteligente” se da porque en el país, tres meses después de detectarse el primer caso de este coronavirus, hay más de setecientas poblaciones que no tienen todavía ningún caso positivo de la enfermedad o en los que las pocas personas que resultaron contagiadas ya superaron el virus y no hay evidencia de rebrote entre sus familiares y allegados.
De allí que se decidió aplicar a partir de mañana un enfoque diferencial en el plan de contingencia. Para la mitad de la población la cuarentena, entendida como las grandes restricciones para salir de casa, se mantiene. Los menores de edad; estudiantes de primaria, secundaria y universidades; mayores de 70 años; por lo menos el 80% de funcionarios públicos y una parte sustancial de empleados que puede seguir en teletrabajo, continuarán primordialmente en sus residencias; igual pasará con quienes laboran en actividades que se mantienen paralizadas de forma absoluta como el turismo, bares, eventos masivos y otras que impliquen aglomeraciones de personas en espacios pequeños…
La otra porción de colombianos es la que podrá estar en las calles, utilizar el transporte público masivo y reintegrarse a sus actividades productivas de forma mayoritaria a partir de mañana. Serán 47 los rubros de bienes, productos y servicios que estarán en pleno funcionamiento, salvo por los protocolos de bioseguridad y sanitarios que deben aplicarse en materia de distanciamiento social, medidas higiénicas y restricciones para disminuir al mínimo la posibilidad de infectarse fuera de casa.
En ese orden de ideas, queda claro, entonces, que Colombia deja atrás el modelo de cuarentena general y arranca uno de criterio regional, focalizado y diferencial, en el que la tesis ya no es aislarse para evitar el contagio sino volver a las calles y los trabajos aplicando los protocolos sanitarios para evitar infectarse, en el entendido de que ahora se apuesta por convivir con el virus.
La hora de los alcaldes
El segundo gran cambio que arranca mañana el país en medio de la emergencia sanitaria es el referido a que, dentro del mismo concepto de regionalización y zonificación del plan de contingencia, ahora la principal responsabilidad en la toma de decisiones estará en cabeza, no del Gobierno nacional, sino de los gobernadores y, principalmente, de los alcaldes. Serán estos últimos los que en sus respectivas jurisdicciones, y acorde con la evolución epidemiológica, tendrán la llave para aplicar una mayor apertura o restricción a la movilidad de la ciudadanía y la reactivación de sus actividades productivas.
De hecho, si bien en gran parte del país mañana se flexibiliza una parte importante de las cuarentenas estrictas que se vienen aplicando desde el 23 de marzo pasado, en varias ciudades capitales, municipios e incluso gobernaciones las limitaciones seguirán vigentes por lo menos hasta el 15 de junio. Tal es el caso de Bogotá, Cali y Cartagena, que presentan altos niveles de contagios y una curva ascendente en las últimas tres semanas. Es más, tanto en la capital del país como en las del Valle y Bolívar sus administraciones, en coordinación con el Ministerio de Salud, han zonificado aún más el cerco epidemiológico, aplicándolo a barrios y localidades en específico, en donde las medidas de control son más estrictas que en el resto de la ciudad.
Es muy posible que en los próximos días otras alcaldías y gobernaciones tomen medidas parecidas, más aun ante las alertas respecto a focos de contagios en cárceles, plazas de abastos y personal de determinadas labores.
Disciplina social
En tercer término queda claro que a partir de mañana la responsabilidad de evitar el contagio estará más en el ámbito individual que en la capacidad misma del Estado para forzar a la población a mantenerse aislada en su casa. En otras palabras, será cada persona la principal responsable de su salud y la de quien lo rodea, ya sea en su casa, el transporte público, los espacios abiertos o su propio sitio de trabajo.
Se trata del mayor desafío a la disciplina social en la historia del país. Está en cada quien evitar factores de riesgo, ya que es imposible que la Fuerza Pública o los funcionarios oficiales estén presentes las 24 horas del día en cada espacio abierto para alertar a la ciudadanía sobre sus patrones de comportamiento. Por ejemplo, no se trata solo de usar el tapabocas, lavarse las manos cada dos horas, utilizar gel antibacterial, mantener la distancia en el transporte público y los espacios abiertos, sino también de exigirles a los otros que actúen de la misma manera.
Como se dijo, arrancamos el mayor ejercicio de conciencia social sanitaria que se haya realizado en Colombia en las últimas décadas. Un ejercicio que será aún más obligatorio y vital ya que, según las proyecciones del Ministerio de Salud, el pico de contagios en nuestro país se dará entre la segunda y tercera semana de junio. Es decir que la sociedad y el aparato productivo empezarán a reactivarse en los precisos momentos en que el riesgo de contagio y de letalidad será el más alto a lo largo de toda la emergencia sanitaria.
Si bien Colombia ha tenido un manejo eficiente de la curva de infecciones y una baja tasa de letalidad hasta el momento, en comparación con países latinoamericanos y europeos, es claro que falta la fase más crítica de la pandemia. Esa circunstancia no puede perderse de vista ni llevar a que aumente la peligrosa percepción en una parte de la ciudadanía de que lo peor ya pasó.
Así las cosas, si bien Asia, Europa e incluso Estados Unidos (el país con más contagios y muertos en todo el mundo) ya empezaron a reactivarse, la gran diferencia es que allí ya pasó el pico de la pandemia mientras que en Colombia apenas estamos ad portas de entrar en este, precisamente en momentos en que inicia una nueva fase de plan de contingencia.