* Diecisiete meses en medio de incertidumbre
* La petición de Biden y expectativa mundial
Casi un año y medio después de que se reportara, a finales de 2019, en la provincia china de Wuhan la detección de un virus potencialmente peligroso debido a su alto nivel de transmisibilidad entre seres humanos, hoy el mundo continúa sufriendo los graves efectos de la pandemia del covid-19.
Obviamente el principal y más importante indicador es el referido al de las vidas pérdidas. Aunque oficialmente se reportan más de 3,5 millones de muertes, un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el saldo fatal podría ser dos o tres veces mayor, es decir entre 6,8 y 10 millones de decesos. En cuanto a los contagios, la cifra oficial da cuenta de casi 170 millones de casos confirmados, pero los estudios globales de seroprevalencia evidencian que el número de personas que han estado en contacto con el virus en todo el planeta es sustancialmente mayor. A ello se suma, que se han encontrado una infinidad de linajes y cepas de mutación de este coronavirus, varias de ellas, como la británica, la brasileña o la india, con niveles de morbilidad y letalidad superiores a las identificadas al comienzo del año pasado.
A lo anterior debe agregarse que la ciencia mundial, que sin duda alguna fue tomada por sorpresa al inicio de esta fase pandémica, logró dinamizar rápidamente su respuesta a la grave coyuntura sanitaria.
La mayor evidente de ello es que en menos de diez meses se desarrollaron varios proyectos de vacunas con un alto grado de efectividad, comenzando la inmunización en diciembre en algunos países de Europa así como en Estados Unidos. A hoy ya son siete los biológicos que tienen autorización de emergencia para aplicarse en distintas partes del planeta, aunque con alto desequilibrio, ya que la inmunización masiva se ha concentrado en unas pocas naciones desarrolladas y evoluciona lentamente en el resto del planeta.
Y, como si lo anterior fuera poco, algunos países ya avanzan de forma tangible en dejar atrás las restricciones sanitarias, parálisis productiva e incluso medidas de bioseguridad básicas como el uso del tapabocas o el distanciamiento social.
Todos esos avances han ocurrido en menos de un año y medio. Sin embargo, hay un tema de primer orden que sigue sin aclararse de forma medianamente sustancial ¿Cómo surgió el virus? Tras el secretismo chino al comienzo de la emergencia, solo meses después la OMS pudo integrar y enviar a ese país una misión de expertos que debía establecer si el covid-19 tuvo un origen natural, es decir pasó de un animal al ser humano, o se escapó del centro de investigación virológica ubicado, precisamente, en Wuhan.
Esa misión de expertos, cuyo trabajo estuvo altamente vigilado y restringido, terminó por concluir en septiembre pasado que este coronavirus tenía origen natural. Ese dictamen, como se sabe, fue cuestionado, no solo porque los expertos no tuvieron libertad suficiente para indagar en el terreno, sino porque tampoco se especificó la cadena de transmisibilidad, que es el elemento clave para determinar la firma genética de un virus. Se habló de un foco originario en una especie de murciélago pero no se encontró el animal intermediario que sirvió de vehículo para su contagio al ser humano. Sin ese dato, la hipótesis se torna muy débil.
Esas zonas grises fueron las que, precisamente, sustentaron las tesis del anterior presidente estadounidense y de otros gobiernos sobre la posibilidad de que el covid-19 sí fue creado en un laboratorio pero por un grave error se filtró al exterior y generó la tragedia que ha sumido al mundo en menos de año y medio en una inédita emergencia sanitaria, millones de muertes, recesión económica y crisis social sin antecedentes.
Las dudas respecto al verdadero origen del covid-19 son tan sólidas que incluso esta semana el titular de la Casa Blanca, Joe Biden, ordenó a las agencias de inteligencia estadounidenses que en un plazo de tres meses le entreguen una conclusión definitiva en torno a si este coronavirus surgió en China de una fuente animal o fue creado en un laboratorio y escapó al exterior.
Si bien la potencia asiática descalificó esa solicitud de Biden, lo cierto es que más allá del pulso geopolítico entre ambas potencias al respecto, el mundo entero espera con expectativa el resultado del informe de las agencias de inteligencia de Estados Unidos. Es imperativo establecer objetiva y contundentemente cómo se originó toda esta tragedia pandémica. De origen natural o humano, es claro que tener claridad sobre el surgimiento del covid-19 es vital para derrotar la pandemia y precaver el surgimiento de otras tanto o más mortales.