Cumbre de las Américas: del discurso a la realidad | El Nuevo Siglo
Germán Camilo Prieto, el profesor de Ciencias Políticas y Relaciones internacionales de la Universidad Javeriana y experto en política latinoamericana.
Foto Cortesía
Domingo, 12 de Junio de 2022
Redacción internacional

ESPALDARAZO a varios proyectos de economía verde en la región, llamado a resolver las diferencias en democracia y los lineamientos para una recuperación económica, a través de créditos blandos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue la hoja de ruta que Estados Unidos presentó a sus socios y aliados de las Américas.

Independientemente de la polémica que se quiso generar por la negativa del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador de asistir a esta cumbre regional, paso que siguieron sus homólogos de Honduras, Guatemala y El Salvador por la no invitación a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua a la cita regional, la Cumbre de las Américas que se realizó durante cinco días en Los Ángeles concretó avances en los temas anteriormente citados.

Para determinar el éxito o fracaso como muchos analistas quisieron presentar el tradicional encuentro cuatrienal, EL NUEVO SIGLO dialogó con Germán Camilo Prieto, el profesor de Ciencias Políticas y Relaciones internacionales de la Universidad Javeriana y experto en política latinoamericana.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál fue la meta de fondo que buscó Estados Unidos con esta Cumbre?

GERMAN CAMILO PRIETO: Oficialmente la meta norteamericana fue adoptar unos mecanismos de financiación con mayor intervención del sector privado a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sacar adelante un programa de recuperación económica para el hemisferio occidental e implementar un programa de formación de 500 mil profesionales de la salud de aquí a 2030 para la región, impulsar proyectos ambientales y un acuerdo para tratar el problema de la migración.

Ahora, lo que uno pudo ver en las declaraciones políticas fue a un presidente de Estados Unidos y a un secretario para América Latina enfatizando que la meta era la de recuperar la democracia como el sistema político regional.

ENS: ¿Cree que las alcanzó?

GCP: Sobre los primeros temas hubo algunos acuerdos pero, sin duda, fracasó frente al objetivo político de hacer que la democracia prevalezca como el único régimen político de la región. Y lo hizo porque no me cabe en la cabeza cómo lograr un apoyo o una promoción de la democracia de estos países cuando no lo invitó al encuentro. La única manera de promover una transición a la democracia en dichos estados es operando con ellos, negociando con ellos, dialogando e invitándolos a hacer reformas y negociaciones. Sin embargo, lo único que pasó es que no hubo asistencia a la Cumbre ya que las inversiones, el turismo y el comercio sigue fluyendo normalmente. Así que en el tema democrático no pasó ni pasará nada.

ENS: ¿Cómo vio el objetivo recuperación económica pospandemia?

GCP: Lo que propuso Estados Unidos es un plan de acción que va a involucrar una serie de medidas que pueden ser efectivamente destinadas a la recuperación económica, pero aquí no estamos hablando ni de un gran plan de financiación para que los países latinoamericanos se recuperen. No. Estamos hablando de nuevos acuerdos comerciales y no de una gran inversión estadounidense para América Latina.

De esta forma se habló de apoyos puntuales y el centro del asunto está en la propuesta de que a través del BID se pueda canalizar inversión privada para la región.  Creo que es más la declaración de una intención, que de todas maneras es importante porque en la medida en la que se aprobó en el marco de la Cumbre de las Américas se vuelve un imperativo y una hoja de ruta obligatoria. Pero repito, no son grandes planes de inversión o créditos para América Latina, que serían ayudas más efectivas. Este es más bien un plan de acción.

ENS: ¿Y con relación al tema ambiental?

GCP: Nada sustancial se materializó porque la acción frente al cambio climático es uno de los temas más rezagados en nuestra región y la posición de los países latinoamericanos en todos los escenarios multilaterales de negociación en torno al medio ambiente ha sido muy clara: “nosotros estamos dispuestos a dejar de explotar nuestros recursos naturales y particularmente los minero-energéticos, si a nosotros nos dan los recursos financieros y tecnológicos para hacer la conversión a energías renovables”.

Bajo esta óptica, ningún país se va a poner a hacer molinos de viento, paneles solares o energía nuclear porque los países latinoamericanos viven y dependen de la explotación del carbón y den petróleo etc. Y esa es una posición que se ha mantenido durante los 22 años que llevamos de este siglo. Son posturas tan alejadas entre los países en desarrollo y los del llamado norte global, que en una Cumbre de las Américas por más de que haya unas reuniones para hablar del cambio climático, esas posiciones no se van a acercar de ninguna manera.

La única forma en que los países latinoamericanos podrían comprometerse con energías renovables es con unas fuentes de financiación inmensas por parte de países desarrollados y eso no está en la agenda de nadie en este momento. Por el contrario, tanto Estados Unidos como países de la Unión Europea están buscando a quien comprarle más petróleo y mirando a ver como resuelven su dependencia energética de Rusia. Se habla de cambio climático pero al mismo tiempo los países están viendo quién en las Américas les vende más petróleo. Es todo lo contrario a lo que se debería buscar en una conversación sobre medio ambiente. 

Entre tanto veo muy bien la firma para la preservación de los océanos. Y bien que Colombia y Perú estén moviendo el tema de la Amazonia, bienvenido. Pero el tema de fondo es el de las energías renovables y eso no se discutió a fondo.



ENS: ¿Cuáles fueron los principales desafíos de esta cita regional?

GCP: Hubo tres grandes desafíos. El primero de ellos es que la administración de Joe Biden incumplió el acuerdo que se hizo en la cumbre en Cartagena en el 2012 de invitar a Cuba. Así pasó en el 2015 y en el 2018, pero en el 2022 el presidente de Estados Unidos decide incumplir ese acuerdo y, además, por primera vez en la historia de las nueve cumbres, no invitó ni a Venezuela ni a Nicaragua. Nunca había pasado que no invitaran a tres países. Así que un primer desafío fue aclarar las reglas del juego, porque si estos encuentros van a ser solo con los amigos, eso ya no es una cumbre.

El segundo por supuesto es el tema de la migración. Mientras estuvieron los mandatarios reunidos en Los Ángeles hubo y sigue habiendo 15 mil personas marchando a través de México con la intención de ingresar a Estados Unidos por la frontera terrestre, al tiempo en que Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua no estuvieron en esta cita. No hubo ni el ambiente ni las condiciones para buscar soluciones en forma conjunta unas soluciones.

Y claramente el tercer desafío fue el de la recuperación económica de América Latina. A Estados Unidos no le sirve que la región enfrente una crisis económica porque deja de comprarle una cantidad de productos. Tampoco le interesa la dependencia continental de los commodities, los problemas de seguridad o de desigualdad porque de esta manera los países latinoamericanos perderán la capacidad de endeudamiento. Y, en una tercera medida, no le interesa este escenario pues, al haber más personas en circunstancias extremas, habrá más personas que optarán por migrar ilegalmente al país.

ENS: ¿El boicot del presidente de México y otros mandatarios que podría implicarle a largo plazo al liderazgo de Estados Unidos?

GCP: Yo creo que aquí hay un mensaje claro por parte de los países que no asistieron de que se está incumpliendo un acuerdo y de que se está politizando por completo la cumbre, en el sentido en el que Estados Unidos solo invita a los países que coinciden ideológicamente con él.  Aunque la excepción a ello fue la invitación a Jair Bolsonaro, que gobierna con mano dura a Brasil.

Esto también mostró una fragmentación enorme en América Latina porque no hubo consenso frente al tema de que había que invitar a todos. Y, sin duda, el liderazgo de Estados Unidos fue cuestionado porque una cosa es que no inviten a Nicaragua, Venezuela y Cuba, pero otra muy distinta es que Honduras, El Salvador, Guatemala y Bolivia no fueran porque no están reconociendo la legitimidad del país del norte con hechos como el mencionado.