Partido único y “corcholatas”:hegemonía Amlo en México | El Nuevo Siglo
AFP
Miércoles, 14 de Junio de 2023
Pablo Uribe Ruan

El partido que hoy gobierna casi todo México no existía hace 10 años. Ni siquiera era un proyecto del que se hablaba en las páginas de diarios de izquierda como Reforma o La Jornada para hacerle frente a la hegemonía del PRI. Crear Morena, muy de él, era el sueño de Andrés Manuel López Obrador (Amlo) que, enclaustrado entre las paredes y las limitaciones del socialismo tradicional del PRD, perdía en 2012 otra elección más a la presidencia.

En cualquier momento todo podía cambiar, intuía Amlo. La derecha había gobernado 12 años consecutivos con el Partido de Acción Nacional –PAN- (1998-2012), eso ya era mucho decir, en lo demás no había pasado mucho en un siglo. “El periódico de ayer”, de Héctor Lavoe, parecía un himno, un manifiesto musical, que le hacía honor la historia política mexicana: el institucionalista (PRI) ganaba y se repetía en el poder, sin despeinarse, como hace un siglo.  

Morena, hegemónico

El domingo pasado, luego de cinco años en el poder y una popularidad que envidian sus antecesores, la candidata de Morena, Delfina Gómez, ganó el Estado de México donde el PRI había gobernado por diez décadas consecutivas. Con esto el partido acumula un enorme poder territorial en 23 de los 32 estados de México, que se suma a las mayoría absoluta que tiene en Congreso y el enorme control que tiene desde el Ejecutivo. Así, con el sistema político a su favor, se apresta a elegir candidato presidencial para 2024, en unas elecciones presidenciales en las que el PRI olvidó su hegemonía, el PAN no tiene líderes y el PRD todavía lamenta el quiebre con Amlo. 

La victoria de Morena en el Estado de México, además, muestra que en ese país la geografía política ha cambiado. “El norte favorecía al PAN o al PRI y el sur al PRI o al PRD. Eso era muy evidente”, explica a El País Humberto Beck, profesor de el Centro de Estudios Internacional de El Colegio de México. “Y ahora esto se rompió. Morena está en Baja California y Baja California Sur, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas. Ganar el Estado de México implica romper una de las grandes barreras que quedaban, ello por la asociación histórica de la región con el PRI. Ya habían roto la barrera del norte con el PAN”, concluye. 

En América Latina, una región de sistemas políticos multipartidistas y fragmentados, no existe ningún partido con el que se pueda comparar a Morena. Lo suyo es poder absoluto, es como si el PRI le hubiera traslado su esencia hegemónica. Lejos está el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula que es minoría en el Parlamento y transa con los minoritarios en Brasil o el kirchnerismo peronista que perdió mayorías en las elecciones del “Paso” argentinas.  

A diferencia del PRI de las últimas décadas, que asentó su poder en barones regionales y tradiciones partidistas, la fuerza de Morena radica en que es un partido personalista que multiplica su éxito por la popularidad de Amlo a nivel nacional. Es el líder, no el partido, el que ha llevado a que su estructura gobierne 23 estados. Algo así como el PRI de los años 30, cuando Lázaro Cárdenas (1934-40) hizo popular a este partido por su particular estilo personalista, que algunos prefieren llamar caudillismo. 

“Los corcholatas”

El mismo domingo, consciente de que la reelección está prohibida, López Obrador citó a los cuatro “corcholatas” o sus cuatro posibles sucesores en 2024, en los que se encuentran el hoy canciller Marcelo Ebrard, la alcaldese de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Adán Augusto López.

Recientemente, en una de sus alocuciones presidenciales en la mañana o “mañaneras”, el presidente de México recordó que Leandro Rovirosa, exgobernador de Tabasco, “había destapado” días antes a seis candidatos a la presidencia de la República en 1976. 

“En la recepción, me platica el ingeniero (Rovirosa), vienen López Portillo y Raúl Castro y se topan con él, y López Portillo le dice, ‘este es el ingeniero Leandro Rovirosa, secretario de Recursos Hidráulicos’. Entonces Raúl le dice ‘ah, el destapador’. Y entonces el ingeniero le dice, ‘sí, y esta es mi corcholata favorita’, señalando a López Portillo”, explicó Amlo. 

En medio de rumores que apuntan a que la alcaldesa Sheinbaum sería la que cuenta con el apoyo del Presidente, los “corcholatas” acordaron que la Comisión de Encuestas haga un sondeo a nivel nacional para conocer las preferencias de los mexicanos y sus resultados se darán a conocer el 6 de septiembre. A esta encuesta se suman otras cuatro que harán empresas privadas. “El resultado será definitivo e inapelable”, han dicho.



¿Y la oposición?

Mientras que López Obrador estructura la estrategia para que su partido permanezca en el poder, la falta de contrapesos al enorme poder del Presidente es cada vez más preocupante. 

Integralia, consultora en riesgo político liderada por el exministro Luis Carlos Ugalde, estima que existe una “muy alta” probabilidad de que el oficialismo intensifique los embates contra la autonomía del Instituto Nacional Electoral. “Puede sesgar el nombramiento de cuatro consejeros (…) y (generar) problemas operativos y de gestión”, dice. 

Este riesgo se agudiza por la poca oposición que PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano le hacen a Amlo. En un intento por unir fuerzas, estos partidos han lanzado la coalición “Va por México”, que busca contrarrestar al hegemónico Morena, en las presidenciales de 2024. 

Si se tiene en cuenta la actuación de estos partidos el domingo pasado en el Estado de México y Coahuila, el panorama para el próximo año no es esperanzador. Aunque el PAN ganó la gobernación de Coahuila, existen muchas dudas sobre los beneficios que podría traer una gran coalición que reúne partidos tan distintos con el socialista PRD y el conservador PAN. Para seguirle el ritmo a Amlo, “Va Por México” ha anunciado que el 26 de julio va a dar conocer su candidato presidencial.

Todo poderoso, Amlo calibra fuerzas para que su movimiento gobierne indefinidamente México, un país acostumbrado a un sistema de partido único, que ha pasado del hegemónico PRI al ascendente Morena.