NINGÚN otro presidente de Estados Unidos, ni siquiera los repitentes, han visto caer tan rápidamente su popularidad como el actual, Joe Biden, quien en año y medio de gestión ha perdido el 21% de apoyo ciudadano, tendencia que inició pocas semanas después de su posesión.
Tras impulsar las políticas sanitarias contra el covid de su antecesor, el republicano Donald Trump, el mandatario demócrata tuvo una corta ‘luna de miel’ con sus gobernados. El respaldo a Biden comenzó en caída libre por el incumplimiento de varias de sus promesas, algunas decisiones internacionales calificadas de ‘erróneas’ como el improvisado retiro de tropas de Afganistán, el rebrote de la pandemia, así como una inflación en ascenso inicialmente por el costo de las ayudas sociales y, más recientemente, por el impacto de la guerra en Ucrania.
Precisamente hoy, cuando cumple un año y medio de asumir el mando de Estados Unidos, tanto Biden y su vicepresidenta Kamala Harris registran una alta opinión desfavorable. Vale recordar que en ese momento la misma era de 59% y 51%, respectivamente y ahora esas cifras están en 36% y 32%.
Guarismos también inéditos registra el presidente estadounidense en evaluación a su gestión y la dirección del país, los que en lo corrido del año han presentado un retroceso de entre 5 y 8 puntos porcentuales en el primer ítem y alrededor de 15% en el segundo.
La más reciente encuesta en tal sentido fue divulgada este martes por la cadena CNN destaca que Biden obtiene una aprobación de gestión de solo un 38%, el más bajo de su mandato. Así, el 62% la reprueban y, además, ha perdido apoyo en todos los segmentos poblacionales (especialmente hispanos y negros) e inclusive dentro de su partido (solo el 62% lo avala cediendo nueve puntos frente a la anterior medición).
La calificación más baja es por su manejo de la economía (solo un 30 por ciento la aprueba) y la inflación (tan solo un 25 por ciento la valoran positivamente).
En este sentido, el aumento del costo de vida es considerado por los estadounidenses como "una de las principales presiones económicas para la mayoría de los estadounidenses": el 75% lo califica como el problema económico más importantes a los que se enfrentan sus familias, un aumento de 32 puntos frente a la percepción que se tenía hace un año.
Pero esta no es la única encuesta que refleja esa caída sostenida del apoyo al presidente Biden. Según Real Clear Politics, referente de estas mediciones, el promedio de apoyo a la gestión se ubica en 38.2% frente al 56.8% de desaprobación. El pasado 20 de enero, cuando cumplió su primer año de mandato, dichos guarismos estaban en 41.6% y 50.1%, respectivamente.
En las mediciones realizadas entre el 7 y el 15 de este mes, la más baja aprobación presidencial es la del New York Times que la ubica en 33% y, la más alta, que es del 40% la registran los de Fox News, Economista y Político.
Específicamente en cuanto al manejo económico las cifras son mucho más bajas. Para Fox News la aprobación al mismo es de 31% frente a un 68% de desaprobación; Economista (37%-56%), Político (34% - 60%) y CNBC (33%-60%), para un promedio de 32.7% de respaldo y 63.7% de reproche.
Y, frente a la percepción sobre la dirección en que va el país, el promedio es mucho más bajo: solo un 18.8% considera que va en la correcta contra 74.7% cree que es la equivocada.
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Edad, otro debate
Estos datos, conocidos a cuatro meses de las elecciones de mitad de mandato, donde los demócratas corren el riesgo de perder la escasa mayoría en la Cámara y la paridad en Senado, no son lo único que ‘trasnocha’ a Biden.
A esa pérdida de apoyo ciudadano se suma ahora un nuevo debate, el de su edad, por lo que muchos analistas consideran que su deseo reeleccionista reelección para enfrentar a su antecesor que volvería a competir por la Casa Blanca será solo eso: un anhelo.
¿Está Joe Biden demasiado viejo para ser presidente? Es una pregunta que ha dado de qué hablar en las últimas semanas tanto a los republicanos y a la prensa derechista, y un amplio sector de la población mientras que demócratas y otros medios estadounidenses son reacios a abordarla.
El asunto pone a los demócratas en una posición difícil, pues no hay una alternativa clara a Biden, que cumple 80 años el próximo 20 de noviembre.
"Es apto para ser presidente ahora mismo. Pero es muy viejo para las próximas elecciones", señala la revista The Atlantic en un reciente artículo, mientras critica duramente las alegaciones de que el presidente podría sufrir demencia senil.
En sus propias filas, el desencanto con Biden es profundo: una encuesta del diario New York Times muestra que el 64% de los votantes demócratas preferiría otro candidato y su edad fue citada como la principal razón para quienes quieren un cambio.
El presidente tendría 82 años al inicio de un segundo mandato y 86 a su término. Su "edad se ha convertido en un tema incómodo para él y su partido", escribió ese reconocido diario neoyorkino, describiendo una Casa Blanca que se ha vuelto protectora, incluso ansiosa.
Como sus antecesores, Biden enfrenta cargas agotadoras y grandes responsabilidades como la guerra en Ucrania, mientras que a nivel interno la galopante inflación y la desbordada violencia armada copan su agenda.
Muchos estadounidenses envidian su salud y lo consideran un hombre "vigoroso", que padece problemas leves de reflujo ácido y artritis, según un chequeo realizado en noviembre pasado. Pero su apariencia delata el fuerte desgaste que implica el cargo: su forma de andar más precavida.
También a veces pierde el hilo al hablar, se equivoca al leer un discurso o hace comentarios inoportunos por lo que la Casa Blanca ha tenido que retractarse más de una vez.
Sin embargo, el presidente está lejos de ser la excepción en la política estadounidense, donde muchos actores clave tienen más de 70 años, incluido el exmandatario Donald Trump, que tiene 76.
Y, más allá de su salud, también está la interrogante de cómo un presidente nacido durante la Segunda Guerra Mundial puede mantenerse en contacto con los estadounidenses más jóvenes, los que actualmente son los que menos lo apoyan.
Así las cosas y aunque no es público, los demócratas estarían buscando candidato para la carrera presidencial del 2024. La vicepresidenta Kamala Harris estaría en ese sonajero, pero ya no suena con la fuerza de antes por la mala nota ciudadana que ha recibido