El respiro duró poco. Las medidas para evitar la propagación del coronavirus se multiplican cada día, en medio de alertas por nuevos repuntes de la pandemia, que deja ya más de 800.000 muertos en el mundo.
El reconfinamiento parcial y el uso de mascarilla están volviendo a ser obligatorios en muchos países ante un virus que no para y ya cobro la vida de más de 800.000 personas y ha contagiado a más de 23 millones.
En Europa la segunda ola es más que inquietante. Italia, uno de los países más azotados por el Covid-19, registró en las últimas 24 horas 1.000 contagios lo que representa su peor balance cotidiano tras el fin del confinamiento en mayo.
Alemania superó los 2.000 nuevos casos en las últimas 24 horas, un cifra que no se alcanzaba desde finales de abril, durante el pico de la pandemia. "Es preocupante", admitió el portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert.
En Madrid, ahora se recomienda a la población confinarse en las zonas más afectadas por el coronavirus, cuando el número total de casos diagnosticados en España ha aumentado en más de 8.000 en 24 horas.
Para las autoridades no está siendo fácil controlar las idas y venidas de los veraneantes a las playas, y las reuniones sociales, sobre todo en los jóvenes.
El mismo rigor llega a Inglaterra, donde el confinamiento se endureció en varias zonas del noroeste y la segunda ciudad más poblada del país, Birmingham, fue puesta bajo vigilancia.
A partir de ahora la mascarilla será obligatoria en los transportes públicos en Dinamarca, que se enfrenta a un recrudecimiento de los focos y casos de contaminación.
Y más allá de Europa la situación también es preocupante. Corea del Sur, que fue considerado un ejemplo en la lucha contra la pandemia, registró más de 300 casos declarados en dos días consecutivos y anunció que aumentará las restricciones.
"Estamos en una fase muy inestable que podría ser el principio de una segunda ola nacional", estimó el ministro de Sanidad, Park Neung-hoo.
En otro rincón del planeta, la provincia argentina de Jujuy, limítrofe con Bolivia, sufre un aumento exponencial de casos que la tiene al borde del colapso sanitario. "La situación es crítica", dijo un médico de la zona.
"Esperamos acabar con esta pandemia en menos de dos años. Sobre todo, si logramos unir nuestros esfuerzos", señaló el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
A menudo escasas, las buenas noticias son recibidas con esperanza en medio de la pandemia. La OMS consideró que la situación se estabilizó en Brasil, el más golpeado de América Latina, segundo país en números absolutos de infecciones (3,5 millones de casos) y decesos (113.358).
El país más afectado del mundo, Estados Unidos, suma más de 5,6 millones de casos y 175.674 muertes. Pero los contagios disminuyeron en las últimas tres semanas y el número de muertes, estable en 1.000 por día desde fines de julio, debería comenzar a disminuir, según autoridades médicas.
Pero para muchos en desempleo forzado, los dos años de que habla la OMS pueden parecer una eternidad.
América Latina, que sufre casi una tercera parte del saldo mortal de la pandemia, con 254.897 decesos (6.575.960 casos), se ha acentuado la pobreza y la desigualdad.
Venezuela, que está sumergida en una colosal crisis política y económica, recibió 73 toneladas de suministros contra el Covid-19 enviadas por España y Portugal.
Y en vistas de que esto va para largo, mientras llega la ansiada vacuna, hay iniciativas como la de hacer mascarillas transparentes en Europa, América del Norte y otras regiones. Fundamental para la comunicación de los sordos, aunque deberán bajar de precio para ser accesibles a todos.
Y el ocio también comienza a adaptarse a esta nueva situación. En Alemania, investigadores iniciaron un experimento para tratar de determinar si es posible autorizar conciertos.