EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo describiría el panorama actual de la participación de las mujeres en política en Colombia?
ALEJANDRA BARRIOS: Colombia es uno de los países de América Latina que tiene una deuda con la participación y representación efectiva de las mujeres en el escenario de la política. Dentro de un año tenemos elecciones al Congreso de la República, allí apenas estamos llegando a un 30% de las mujeres, sumando la Cámara como el Senado y este es el porcentaje más alto que hemos tenido, 87 mujeres de 294 curules.
Cuando estamos hablando del escenario regional, que son elecciones 2027, la situación es muchísimo más deficiente, solamente tenemos un 18% de mujeres en las gobernaciones, 6 mujeres como gobernadoras y 146 mujeres en alcaldías de 1.103, es decir, solamente el 13% de las mujeres están en las alcaldías.
Y en las corporaciones públicas territoriales el 20% están en las diputaciones, es decir, 85 mujeres de 418 y casi un 20% son mujeres electas a los consejos municipales y distritales. Es decir, apenas 2.371 de 12.023 curules a proveer.
Esto significa que seguimos necesitando trabajar en la inclusión de las mujeres. ¿Se puede mejorar esto para las próximas elecciones? Depende literalmente de las organizaciones políticas. La reglamentación colombiana establece que debe haber al menos un 30% de hombres o mujeres en la conformación de las listas.
Lamentablemente, esto ha sido interpretado de forma negativa frente a las mujeres porque lo que se busca es completar el cupo del 30% de mujeres, pero esto no significa que un 30% de mujeres sean elegidas.
Así que es la decisión de las organizaciones políticas y de las coaliciones las que van a permitir definir si volvemos y rompemos esta barrera del 30% o si puede disminuir la representación de las mujeres. No tenemos ninguna regla que obligue a los partidos a incluir mayores mujeres o inclusive a apoyar la participación de ellas para que queden electas.
ENS: ¿Cree que la legislación actual es suficiente para garantizar una participación equitativa de las mujeres en política, o se requieren reformas adicionales?
AB: Para poder avanzar en cualquiera de estas dos direcciones necesitamos o una Corte Constitucional que tome la decisión de interpretar la legislación actual que tenemos a favor de las mujeres, buscando lo que nos señala la Constitución que es la igualdad entre hombres y mujeres; o a través de una reforma política en la que se establezca que el 50% no de los postulados solamente en la lista, sino de los electos, tienen que ser mujeres. Ha sido muy muy difícil que el Congreso de la República legisle a favor de las mujeres.
ENS: ¿Cuáles son los principales obstáculos que enfrentan las mujeres para acceder y mantenerse en cargos de elección popular en Colombia?
AB: Es la forma en cómo se efectuó la competencia electoral en el país. Nosotros tenemos partidos políticos que en su mayoría no tienen una democracia interna. Normalmente está muy atado a la cantidad de recursos que se tiene para poder hacer campaña electoral o hay unas barreras de tipo cultural que hace que en municipios pequeños, entre más alejados se encuentren de las capitales, no se entienda que la mujer participe en un escenario que se sigue considerando todavía masculino.
Los partidos políticos deberían buscar mecanismos democráticos para la selección de las candidaturas. Nuestro sistema de financiación de las campañas políticas es nefasto para la inclusión, pues privilegia el éxito electoral que antes se ha tenido para poder conseguir financiación privada y obviamente entiende también el ejercicio de la política como un ejercicio en el que se requiere hacer inversiones muy altas de recursos que provienen o del patrimonio particular del candidato o la candidata y de sus familias o de los amigos de estos.
ENS: En términos de violencia política de género, ¿ha habido avances en la protección de las candidatas y líderes políticas en el país?
AB: La violencia contra las mujeres y lideresas políticas se ha ido incrementando a medida que hay una mayor participación de las mujeres. Se incrementa por diferentes razones, una por la condición misma del ejercicio de la política en un país cruzado por diferentes conflictos, por la presencia de grupos armados ilegales, pero además tenemos el otro fenómeno que se ve mucho en las redes sociales y es el matoneo, la estigmatización, la exigencia del juego de roles diferenciados entre hombres y mujeres.
La mujer que hace política no solo tiene que demostrar que tiene un gran liderazgo, sino que además es objeto de estigmatización de manera permanente, ubicándola en los roles de mujer, lo que la presenta frente a la comunidad como si fuera liderazgo débil.
Hay que hacer un trabajo muy fuerte cultural, pero sobre todo se requiere un compromiso muy importante por parte de los partidos y por la autoridad electoral, para evitar que esa violencia que se ejerce a través de las redes sociales contra las mujeres que tienen este tipo de liderazgo termine alejándolas de la competencia política y la competencia electoral.