“Abrir puertas es algo muy importante. Abrir las puertas del pasado también. Si bien acá está la metalurgia con el ‘Brillante amanecer’ debemos pensar en quiénes hicieron estas piezas. Siempre al lado de los objetos debe estar la memoria humana. Hacemos un homenaje a lo que ellos quisieron hacer con estas piezas, un homenaje a la vida”. Con estas palabras la ministra de Cultura, Patricia Ariza, inauguró la reciente exposición del Museo Nacional, en el centro de Bogotá, una de las exhibiciones más destacadas del país.
Y es que hace más de dos mil años los pueblos étnicos prehispánicos que habitaron en Colombia crearon maravillosas piezas de orfebrería que daban cuenta de sus costumbres, memorias y modos de comunicarse.
Por esto el Ministerio de Cultura, a través del Museo Nacional de Colombia y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), rinde un homenaje al trabajo de la metalurgia prehispánica, vista como un oficio o práctica de desarrollo técnico a través del cual es posible comprender las manifestaciones sociales, simbólicas y culturales que cuentan parte de nuestra historia.
Esta iniciativa reúne piezas de 12 regiones del país y se conecta con el eje del plan de acción de la nueva hoja de ruta del Ministerio de Cultura “Memoria Viva”, que señala la importancia de los espacios patrimoniales y la convergencia de las personas en ellos desde sus conocimientos y experiencia.
“Lo más importante en este gobierno es convertir a Colombia en una potencia de la vida. En el Ministerio de Cultura tenemos varios ejes, uno de ellos es la cultura de paz que queremos construir con la gente, una cultura que le haga homenaje al arte, a los objetos, pero también a la gente”, añadió Ariza.
De importancia
Muchos se preguntarán ¿por qué en la actualidad esta nueva sala de exposición del Museo Nacional de Colombia es tan importante para el país?
La sala fue creada con base en la idea que los artefactos y escenarios mecánicos, o análogos, han extendido el cuerpo humano y sus sentidos, del mismo modo que los objetos y medios eléctricos, o digitales, han ampliado el alcance del sistema nervioso central y sus impulsos. La canoa y la nave espacial han prolongado las manos y pies para impulsar la historia. Por su parte, el lenguaje y la computadora han extendido las capacidades del cerebro para descubrir el infinito. Con la tecnología, se ha logrado simular la conciencia.
Esta sala acerca a todos los visitantes a las técnicas que usaban los pueblos étnicos prehispánicos alrededor de la orfebrería y la joyería, para poder tener una comprensión más amplia de la manera como se relacionaban con el mundo actual.
Además, su ubicación dentro del Museo Nacional de Colombia representa la historia de este espacio, donde funcionó la Penitenciaría Central de Cundinamarca. En el techo de un rincón de la sala puede apreciarse “Una flor nació en solitario”, un rastro de la experiencia de personas que habitaron este lugar como presos políticos.
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Piezas que hablan
Objetos de oro y de otros metales preciosos, cerámicas, piezas de piedra y también algunas de las herramientas con las que se trabajaron los metales están dispuestos en los seis ejes temáticos de la sala: La transformación del oro, Las extensiones doradas de la naturaleza, El cuerpo y su brillo, poder, magia y sacrificio, La protección de la memoria, Proyecto Arqueológico Transversal El Libertador-Fase II y Una flor nació en solitario.
Esta es apenas una muestra que refleja el resultado de los procesos técnicos que implementaban en tiempos arcaicos las comunidades indígenas para desarrollar piezas complejas de oro. Dichos procesos eran llevados a cabo en medio de un mundo diverso y extraordinario de prácticas y expresiones culturales, el cual incluye las cualidades propias de los metales, las habilidades de los artífices y su capacidad de entender este material y otros elementos, así como su transformación. Tales prácticas y relaciones con los metales se desarrollaron para dar vida a las ideas y concepciones sobre el cuerpo, la naturaleza y la organización social que tenían los pueblos antiguos.
Juliana Restrepo, directora del Museo Nacional de Colombia, resaltó que “es muy significativo rendir un homenaje al oficio y las representaciones orfebres de las comunidades prehispánicas. Comprender su trabajo permite acercarnos al conocimiento y significado espiritual, simbólico y social que le asignaban a este metal precioso. Además, esta sala hace parte del Plan Integral de Renovación del Museo Nacional de Colombia, siendo la número 15 en ser entregada al público, a través de un proceso de cambio integral de su guion y montaje museográfico que busca conocer el pasado, entendernos hoy y proyectarnos al futuro. Además, se busca que este espacio sea fuente de inspiración para el diálogo entre las colecciones en torno a temas transversales, con el fin de ofrecer al visitante una narrativa incluyente, participativa y dinámica, que invite a la reflexión sobre el pasado y el presente de un país diverso en constante construcción”.
Por su parte, Nicolás Loaiza Díaz, director del Icanh, manifestó que la sala es “una parte fundamental de la alianza y del trabajo conjunto, es el reconocimiento de la diversidad de nuestro pasado prehispánico y la importancia de la divulgación del conocimiento que de este tenemos. Desde que esta relación empezó, el objetivo fundamental ha sido que el Museo sea la casa de todas las personas de Colombia, que los objetos e historias que allí se albergan nos cuenten sobre nuestro trasegar como individuos y sociedad, y nos hablen de los cambios que durante siglos han sucedido en nuestro país”.
Esta exposición es una invitación a que los visitantes se apropien del patrimonio cultural y arqueológico de la nación desde perspectivas flexibles. En este sentido, la sala se orienta hacia múltiples públicos, conformados por especialistas y no especialistas en temas de la arqueología, la organización social de grupos del pasado, la metalurgia, la tecnología y las ciencias y artes antiguas.
Además, brinda a los públicos la posibilidad de experimentar que las extensiones tecnológicas –al ser también el resultado material de múltiples condiciones sociales y experiencias humanas de orden inmaterial–, las estructuras simbólicas y cognitivas, la relación persona-naturaleza, los sistemas de reconocimiento social y los patrones culturales de manifestación del estatus social y lo sobrenatural son algunas facetas que influyen fuertemente en la producción y reproducción de la tecnología y los oficios.