La imagen del abuelo e incluso de muchos colombianos que prefieren guardar sus billetes debajo del colchón, porque son recelosos con abrir una cuenta de ahorros en los bancos, puede desaparecer en muy poco tiempo si la locomotora de la transformación digital acelera su velocidad con la nueva normalidad que generó la peor pandemia de la historia en el mundo.
A pesar de las reticencias en el país de algunos sectores políticos, sociales y económicos, no hay duda que este cambio va a llegar como ya sucedió en Suecia, Corea del Sur y China, los primeros países del mundo en eliminar el dinero en efectivo. Allí utilizan los celulares como medio de pago digital.
Sin duda alguna el mundo avanza rápidamente hacia una economía digital, en la que las transacciones electrónicas toman mayor protagonismo y el dinero en efectivo, poco a poco, irá perdiendo incidencia.
Sin embargo, en países como Colombia, el camino aún está lejos. Según cifras de la encuesta de provisión de billetes y monedas realizada por el Banco de la República, todavía el 87,7% de las transacciones en el país se realizan en efectivo.
Asimismo, el uso del efectivo ha venido aumentando en los últimos años de forma sostenida, hasta ubicarse cerca de los $75 billones en 2019, para luego incrementarse hasta los $95 billones en 2020 debido a las necesidades de mayor liquidez durante la pandemia.
Preparación
A pesar de esta situación, ya los bancos se están preparando para este cambio. El presidente de Analdex, Javier Díaz, dijo a EL NUEVO SIGLO que “yo creo que los bancos en Colombia están preparados para ese manejo digital y electrónico de las transacciones, ellos han estado impulsando que no se hagan operaciones en efectivo. En las últimas convenciones de Asobancaria se ha trabajado el tema, los bancos están a favor de que se reduzca el uso del efectivo, pero una barrera es el impuesto del cuatro por mil a las transacciones financieras. Mucha gente para escapar a ese impuesto, hacen transacciones en efectivo”.
Este hecho, según Díaz, tiene en algunos casos riesgos porque “ocultan operaciones informales, es gente que no está en el circuito tributario, no se debe olvidar que casi el 50% de la economía es informal y muchas personas informales burlan los compromisos tributarios, en ese sentido la DIAN ha venido impulsando la factura electrónica para que el registro de las operaciones quede y no se evada la tributación por esas operaciones en efectivo”.
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Estrategia
De otro lado, algunos sectores pidieron eliminar el billete de $100 mil para desmotivar a la gente a usar el efectivo. Al respecto, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, aseguró que la manera más eficaz para reducir el uso del efectivo en el país es atraer a los consumidores con bajos costos en el sistema financiero, como cuotas de manejo y transacciones.
Para Villar, eliminar el billete de $100.000 pesos para dificultar las grandes transacciones no es la solución. "El objetivo debe ser dar un servicio barato y sencillo a la población porque la idea de eliminar el billete de $100.000 en un momento dado para que le toque meterse a hacer transacciones al sistema financiero no es la manera adecuada", sostuvo.
Agregó que la mejor manera de atraer al consumidor es "que la gente se sienta atraída a utilizar el mecanismo de pago de bajo costo para que no quieran utilizar el efectivo porque es más seguro, no les genera costos, no tienen cuotas de manejo que es lo que ha pasado en varios países donde se ha disminuido sustancialmente el uso del efectivo".
Para el gerente del Emisor, lo anterior se debe complementar con la restricción de grandes operaciones en efectivo, como por ejemplo la compra de viviendas o vehículos.
Villar reiteró que el uso del efectivo no necesariamente es un síntoma de informalidad. "Es verdad que Colombia tiene niveles de efectivo mayores frente a muchos países de la región, pero Japón tiene un uso de efectivo más grande que el nuestro y allá no hay problemas de corrupción ni de informalidad, por ello es importante identificar los objetivos".
Insistió en que, "el objetivo es favorecer el desarrollo de medios de pago electrónicos digitales que atraigan a la población con bajos costos, y no que nosotros como Banco de la República eliminemos los billetes de $100.000 y obliguemos a los consumidores a incurrir en altos costos".
Impacto
A su vez, Camilo Herrera presidente de la firma de investigaciones de consumo, Raddar, sostuvo a este medio que ante esta situación de disminuir el uso del efectivo, que "los bancos cada vez están mejor preparados para acelerar los sistemas de pagos digitales y la llegada y fortaleza de las fintech está creciendo. Los bancos están bien preparados, y el uso de las transacciones digitales lo que hace es cambiar la estructura de costos de los mismos bancos”.
Indica el investigador que “en la medida en que los bancos se digitalicen y simplifiquen sus operaciones van a requerir de menos empleados y oficinas, sin duda ese menor pago va a causar un impacto en el sector financiero, seguramente no en el corto plazo, pero sí lentamente. Yo sí creo que va a ver una disminución en el uso del efectivo, pero no va a ser generalizado. Entiendo los cantos de sirena del mundo digital en que todo debe ser digital para acabar con el efectivo, pero no creo que este sea un cambio inmediato, hay una gran cantidad de transacciones aún de manera física sobre todo de gente con ingresos bajos que compra a diario en el comercio”.
Señala que “a medida que la gente tenga más acceso digital va a realizar mayores transacciones en el comercio, pero también en eso se va a consolidar el tema de la formalidad y la informalidad de forma notoria. Respecto al papel del Banco de la República en esta situación, ellos no van a tener mayores inconvenientes en las monetizaciones o emisiones”.
Reglamentar medio de pago
Respecto a la postura de la Asobancaria, el gremio indica que “frente a esta evidencia de un potencial sobreuso del efectivo circulante, la política pública debe garantizar la reducción de los indicadores a través de la adopción de los medios de pago electrónicos. Resulta imperativo para ello establecer reglamentaciones que promuevan el uso de medios de pago electrónicos y limiten el uso de efectivo en transacciones donde el costo de oportunidad de usar efectivo sea elevado, así como avanzar en estrategias que permitan hacer una transición adecuada a los pagos alternativos al efectivo en operaciones relacionadas con recaudo y otras donde se vea involucrado el Estado colombiano”.
Sostiene que “avanzar en estos elementos es una condición sine qua non en el proceso de construir un ecosistema de pagos moderno y eficiente y en el de elevar la formalización de la economía”.
En la región existe una gran heterogeneidad en cuanto al uso del efectivo. Por ejemplo, en Colombia la razón del efectivo/PIB en la última década bordeó el 6,1%, cifra que, aunque es similar a países como México (5,5%) y Guatemala (6,0%), aún permanece muy por encima de otros casos como República Dominicana (2,8%), Chile (3,4%) y Brasil (3,8%). De hecho, en el 2020, ante las mayores necesidades de liquidez y el menor dinamismo económico, el nivel del uso del efectivo circulante aumentó de forma casi paralela en todas las economías.