Que hable China | El Nuevo Siglo
Jueves, 31 de Octubre de 2019

Colombia debe entender que la relación con China, alrededor de la construcción del Metro, implica respeto al criterio del consorcio, sobre si es mejor la obra elevada o subterránea.

Y no puede faltar precisión sobre el tiempo de construcción, en una u otra forma, además del valor, según el diseño que presentó China, en la apertura de la licitación aprobada y seleccionada. 

El obsesivo excandidato a la alcaldía, al insistir en el subterráneo sostuvo que ya no se hacen Metros elevados. En eso la ingeniería colombiana guarda reservas respecto a la humedad profunda en distintos tramos de la capital.

En el sur, centro, norte y occidente, las aguas son escenario de lagunas y riachuelos que bajan desde el prolongado cerro oriental, ocupado cada vez más por vivienda irregular.

No está por demás advertir que la zona oriental requiere de manera permanente seguimiento del Gobierno Distrital, alrededor de las condiciones en temporadas invernales   

De paso, cuatro o cinco barrios con casas pintadas en colores, están ubicadas en pendientes acentuadas, que guardan intensa humedad, desprendida desde la cresta del llamado ‘Cerro del Cable’.

China con relación a sus obras en distintos lugares del mundo, confirma que, para ellos está primero el manejo del producto contratado para entregarlo dispuesto para uso-beneficio, con prioridad a la característica, más que a la creatividad.

Para el sociólogo canadiense Jacques Gélinas, el triunfo de la globalización con sus obras lo han logrado los chinos, con activación de equipos electrónicos precisos, como si se tratara de una exigente cirugía médica.   

De manera que, sin duda, ya evaluaron los terrenos para construirlo elevado como estableció la convocatoria de la empresa Metro-Bogotá, o no descartan el diseño subterráneo. Eso deberán precisarlo las dos partes.

Es razón válida para conocer pronto el criterio de la consorcio chino especializado en ingeniería e infraestructura, acreditado, con obras realizadas y entregadas en 80 países del mundo, según la embajada nipona en Colombia.

Sin polémica, el equilibrio conceptual debe establecerse en razonable balanza de criterio entre ingeniería colombiana y el consorcio chino sobre todos los aspectos que incidirán en Metro, troncales y vías para transporte público.  

Será el punto para que haya luz verde y así iniciar la obra en manos de quienes saben, en lugar de especular con criterios que traslucen politiquería sin conocimiento.

En el trasfondo ciudadano, por tradición, Bogotá no gusta de los túneles y menos que se le invite a hacer vida en profundidad; y se huye por temor a inseguridad pública.

Así se espera que quien sabe ratifique que el Metro será elevado, para transitar y viajar a la luz del día, despiertos ¡Que hable China!