Economía: 2021, el año del despegue; 2022, el del aterrizaje | El Nuevo Siglo
EL comportamiento del dólar será fundamental en el desarrollo económico del país en un año electoral como lo es el 2022. /ENS
Sábado, 18 de Diciembre de 2021
Redacción Economía

Luego del impacto del paro nacional, los bloqueos y la tercera ola del covid, la economía ha experimentado una recuperación notable. Esto llevó a que la actividad productiva superase en julio y agosto el nivel de referencia prepandémico (febrero de 2020). A esto han contribuido el fortalecimiento del consumo privado, la postura expansiva de la política económica y el incremento de la movilidad.

Además, el índice NowCast Bancolombia indica que el desempeño continuó siendo sólido en septiembre y octubre. El indicador estima un crecimiento anual del PIB del tercer trimestre de 13%. Esto implicaría un avance trimestral ajustado por efecto estacional de 6,2%, muy similar al registrado al cierre del 2020.

Según los investigadores del Bancolombia, “estimamos que para el cuatro trimestre el crecimiento estaría en torno al 7,9%. Teniendo en cuenta lo anterior, revisamos nuestra expectativa central de expansión del PIB a 10%. Al igual que lo ocurrido con la contracción de 2020, esta cifra marcaría un récord frente a los registros históricos del país”.

Estos indicadores son los que han hecho que el Gobierno ahora estime un aumento del PIB de 9,7% para este año. Sin embargo, los analistas dicen que “vale la pena aclarar que la mitad de este avance esperado (5%) es resultado de un efecto estadístico de base de comparación. El resto de la expectativa refleja un avance genuino de nuestra economía y este sería uno de los avances reales más significativos a nivel global para 2021, solo comparable con el que están experimentando países como Chile y superior al de las economías avanzadas y China”.

Vientos de cola

Sostienen que este resultado reflejaría una incidencia menor del covid-19, el funcionamiento adecuado del sistema financiero como movilizador de capital y los vientos de cola globales. Entre estos se destacan las altas cotizaciones del petróleo, el carbón y el café, y el dinamismo de los flujos de remesas, cuyo valor está en máximos históricos.

“A partir de este punto alto del presente año, para 2022 prevemos un aterrizaje gradual hacia una tasa más compatible con el potencial productivo del país. Es así como en nuestro escenario base contemplamos un crecimiento de 3,6%. Dicha expectativa está sustentada, por una parte, en la normalización de las bases de comparación luego de haber superado las distorsiones creadas por la pandemia”, sostienen los expertos.

Además, muchos de los aceleradores que están en plena operación en este momento se suavizarían. Con un crecimiento global más moderado, los vientos de cola del resto del mundo serían menos acentuados.

Además, el estímulo de la política económica tendrá una magnitud más modesta, y el avance del consumo será más limitado. Igualmente, conforme nos adentremos en 2022 otros desafíos ganarán protagonismo. En particular, se destaca la escasez de insumos productivos, inventarios y bienes de capital, como maquinaria y equipo de transporte. Tal condición respondería a que, de acuerdo con la visión de los expertos en esta materia, las distorsiones en la logística mundial continuarían presentándose en los próximos meses.



Factor político

Sostienen los economistas que “prevemos que el factor político tendrá una alta incidencia en el comportamiento de la economía en 2022. El agitado calendario electoral del primer semestre, con las consultas partidistas y las dos vueltas presidenciales, puede afectar la confianza de empresarios y consumidores, lo que podría conducir a que se pospongan decisiones de gasto de bienes durables y proyectos de inversión”.

En tales circunstancias, es factible que la economía evidencie un ligero retroceso secuencial en el primer trimestre, y un relativo estancamiento hasta la definición de la disputa electoral. Para el segundo semestre se prevé un escenario más favorable al crecimiento económico.

Señalan los analistas que “partiendo del supuesto de que la próxima administración siga la tradición de manejo macroeconómico responsable que ha caracterizado a Colombia durante varias décadas, a partir de julio experimentaríamos un mejor comportamiento, ya que la incertidumbre asociada a la política se resolvería. Igualmente, para ese entonces se estarían normalizando las dificultados en las cadenas internacionales de suministro y el covid-19 sería ya una preocupación de segundo orden”.

Aseguran que “para el mediano plazo mantenemos una perspectiva de crecimiento cercano al 3%. Tal expectativa está soportada en el tránsito a un estado de neutralidad de la política económica, la estabilización del ciclo económico global, el endurecimiento de las condiciones financieras externas y la convergencia de los precios de las materias primas a niveles más coherentes con tendencias estructurales”.

Por su parte, la capacidad de crecimiento de largo aliento de la economía colombiana estaría impactada por las secuelas que dejó la pandemia en el mercado laboral y en el tejido productivo, especialmente a nivel de las pequeñas unidades productivas.

Consumo

Asimismo, se anticipa que el consumo privado perderá protagonismo conforme transcurra 2022. Luego de la marcada recuperación que ha experimentado durante el año que está por terminar, el gasto de los hogares se desaceleraría por varios factores.

Entre ellos está que las tendencias de consumo se normalizarían en la pospandemia, los excesos de liquidez que acumularon los agentes de mayor ingreso se reducirían, el aumento de las remesas se moderaría y las condiciones de financiamiento serían menos favorables que las que han estado vigentes durante el último año.

Por su parte, el inicio del ajuste fiscal implicará que el crecimiento del consumo público será inferior al del agregado de la economía en los próximos años. A pesar de que la ley de inversión social contempla medidas que pueden llevar a un incremento en varios rubros relevantes del presupuesto de la Nación, la tendencia agregada del gasto corriente estatal será de moderación relativa a la expansión de los años precedentes.

El rumbo de la tasa de cambio

La tasa de cambio respecto al dólar ha experimentado una marcada tendencia alcista, y ha fluctuado alrededor de $3.800. Este comportamiento ha estado impulsado por la recuperación acentuada del dólar a nivel global, el deterioro en la percepción del riesgo país y la fuerte ampliación de nuestro desbalance externo.

Estos factores ponen de relieve la posición de vulnerabilidad de Colombia frente al resto del mundo, y compensan la coyuntura favorable de los precios del petróleo y el carbón.

No obstante, las estimaciones del Bancolombia apuntan a una tasa de cambio promedio de $3.750 para lo que resta de 2021. Esto se debe a que en el corto plazo el balance de determinantes está inclinado hacia la apreciación del peso. Esto implicaría una devaluación nominal de tan solo 0,5% frente a 2020.

Los expertos prevén que al inicio del próximo año el dólar nuevamente supere el umbral de $3.800. “En efecto, esperamos que durante los primeros dos trimestres de 2022 la tasa de cambio encamine una tendencia alcista, hasta alcanzar un promedio de $3.860 a mediados del segundo trimestre”, señalan.

Son varios los factores que sustentan esta visión pesimista sobre el peso colombiano para la primera mitad de 2022. Entre ellos se encuentra el agitado periodo electoral, que traerá consigo alta incertidumbre y puede implicar retos similares a los observados este año en otros países de la región.

También está el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global, que pueden afectar a Colombia con especial intensidad, teniendo en cuenta los altos déficits gemelos que aquejan al país. Como consecuencia, el dólar tendría el próximo año una cotización promedio de $3.770.

“Creemos que este nivel balancea de manera adecuada los desafíos, con factores bajistas como las monetizaciones que realice el Gobierno nacional y un comportamiento más favorable de los términos de intercambio. Para los años siguientes esperamos que el índice de tasa de cambio real muestre una depreciación real promedio cercana al 2%”, indican los analistas de la entidad financiera.