Es una hermosa edición de bolsillo con el recuerdo del Primer Foro Caribe, que contiene remembranzas de ese evento, sin duda trascendental en la historia de la región, y narradas por Ricardo Plata, Jorge García García, Antonio Hernández Gamarra Cecilia López Montaño y Eduardo Posada Carbó. Apenas lo recibí, enviado gentilmente por Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte, leí sus páginas en las que encontré referencias de Plata a la campaña victoriosa de Belisario Betancur de 1982, y al folleto “Tiene razón la Costa”, sustentando, en gran parte, por los documentos del Foro.
“Tiene razón la Costa” tuvo un gran efecto político, y tal vez responde a la pregunta de un incrédulo López Michelsen, en la noche de las elecciones: ¿Qué pasó en Barraquilla?
Ahora, lo importante de todo es que el presidente Betancur asumió los compromisos con la región, contenidos en el folleto. Al ofrecerme el ministerio de Minas me dijo: “Vamos hacer Urrá, repase el documento Tiene razón la Costa”. Ricardo Plata registra los nombramientos que hice a Jorge Ricardo Bray, en Corelca y a Enrique Danies, en Carbocol. Hay que agregar a Antonio Hernández Gamarra, en la FEN. Pero, más allá de las personas nombradas sentíamos como propia la misión de impulsar el desarrollo de la Costa Atlántica, empezando por la descentralización en momentos de un deformador centralismo regido, como siempre, por el mundo andino. Ese espíritu gubernamental condujo a la elección popular de alcaldes.
Poco después de iniciado el gobierno y, dado el interés despertado en toda la región, se organizó en Cartagena el II Foro de la Costa Atlántica, en septiembre de 1982. Al clausurarlo, anuncie las medidas ya tomadas con respecto a las elevadas tarifas eléctricas que, hoy como ayer, asaltan el presupuesto de los hogares Caribe. Entre ellas, lo básico, además de la reducción en un 15% a los niveles de consumo inferiores a 200 kilovatios horas mensuales, fue la congelación de las tarifas por tres meses en todos los departamentos de la Costa Atlántica, “mientras se buscan los caminos hacia a unificación tarifaria a escala nacional, que era el propósito central”.
Lo cierto es que el tema no se resolvería sino con la construcción de la Hidroeléctrica de Urrá de un 1.200.000 kilovatios. Con ella la Costa tendría peso en el mercado eléctrico. Las peripecias de esa obra las he contado en múltiples ocasiones. Por decisión típicamente andina y ante la inexplicable indiferencia costeña, Urrá se limitó a 400.000 kilovatios.
Ha sido grato caminar por entre esos recuerdos inducido por la publicación de Uninorte, portadora constante de la antorcha que llama al combate documentado por el progreso del Caribe colombiano.
Aprecié en las notas de Ricardo Plata y Posada Carbó algo de escepticismo por la dimensión de la influencia que haya podido tener el Primer Foro de la Costa Atlántica. Por el contrario, yo, que no asistí, valoro en mucho la pasión que despertó en los dirigentes todos de la Costa. Había como ansia de participar en ese tipo de convocatorias y afloraban ideas y proyectos. También se superaron particularismos, los que hoy han silenciado la voz altiva de la Costa que entonces se oyó.
Finalmente varios de los escritores se refirieron a la coincidencia positiva del Nobel a Gabriel García Márquez, el mismo año de 1982, que infló el crecido orgullo de los caribe. Para esa fecha dije: “… y si se decidió abandonar la soledad después de vivirla más de 100 años, es que se tiene conciencia que algo de nuestro propio ethos está inscrito en las páginas fantásticas que le dieron a Colombia el gran premio de la literatura universal”.